'Dijo' en la Biblia
Y él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha matado el becerro grueso, por haberle recibido salvo.
Mas él respondiendo, dijo al padre: He aquí tantos años te sirvo, no habiendo traspasado jamás tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para hacer banquete con mis amigos;
El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
Y dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes.
Y le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.
Entonces el mayordomo dijo dentro de sí: ¿Qué haré? Que mi señor me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, tengo vergüenza.
Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor?
Y él dijo: Cien batos de aceite. Y le dijo: Toma tu obligación, y siéntate presto, y escribe cincuenta.
Después dijo a otro: ¿Y tú, cuánto debes? Y él dijo: Cien coros de trigo. Y él le dijo: Toma tu obligación, y escribe ochenta.
Y les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
Y le dijo Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
Y dijo: Te ruego pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre;
Pero Abraham dijo*: ``Ellos tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan."
El entonces dijo: No, padre Abraham; mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se enmendarán.
Mas él le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.
Y {Jesús} dijo a sus discípulos: Es inevitable que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien vienen!
Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diréis a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá.
Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció, que yendo ellos, fueron limpios.
Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpios? ¿Y los nueve dónde están?
Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
Y preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el Reino de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no vendrá con observación;
Y dijo a sus discípulos: Días vendrán, cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Y respondiendo, le dicen: ¿Dónde, Señor? Y él les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allá se juntarán también las águilas.
Y les dijo también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar,
Pero él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
Y dijo el Señor: Oíd lo que dice el juez injusto.
Y dijo también a unos que confiaban en sí como justos, y menospreciaban a los otros, esta parábola:
Mas Jesús llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no lo impidáis; porque de los tales es el Reino de Dios.
Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios.
Y él dijo: Todas estas cosas he guardado desde mi juventud.
Y Jesús, oído esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
Y él les dijo: Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios.
Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido.
Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el Reino de Dios,
Y Jesús, tomando aparte a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del hombre.
diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que vea.
Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha hecho salvo.
Y como vino a aquel lugar Jesús, mirando, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose en tu casa.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Y el Señor le dijo: Porque hoy ha sido hecha salud a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.
Y oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y porque pensaban que luego había de ser manifestado el Reino de Dios.
Dijo pues: Un hombre noble se fue a una provincia lejos, para tomar para sí un reino, y volver.
Mas llamados diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.
Y él le dijo: ``Bien hecho, buen siervo, puesto que has sido fiel en lo muy poco, ten autoridad sobre diez ciudades."
Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades.
Entonces él le dijo: Mal siervo, de tu boca te juzgo. Sabías que yo era hombre recio, que quito lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas.
Y fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo.
Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
Respondiendo entonces Jesús, les dijo: Os preguntaré yo también una palabra; respondedme:
Entonces Jesús les dijo: Ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas.
Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado; quizás cuando a éste vieren, tendrán respeto.
Pero El, mirándolos fijamente, dijo: Entonces, ¿qué quiere decir esto que está escrito: ``LA PIEDRA QUE DESECHARON LOS CONSTRUCTORES, ESA, EN PIEDRA ANGULAR SE HA CONVERTIDO"?
Mas él, entendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?
Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y lo que es de Dios, a Dios.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento;
Y él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?
Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,
Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos:
Y dijo: De verdad os digo, que esta pobre viuda echó más que todos;
Y a unos que decían del Templo, que estaba adornado de hermosas piedras y dones, dijo:
El entonces dijo: Mirad, no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy; y, el tiempo está cerca; por tanto, no vayáis en pos de ellos.
Entonces les dijo: Se levantarán gentiles contra gentiles, y reino contra reino;
Y les dijo también una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare,
Y les dijo: En gran manera he deseado comer con vosotros este cordero de la pascua antes que padezca;
Y tomando el vaso, habiendo dado gracias, dijo: Tomad esto, y partidlo entre vosotros;
Entonces él les dijo: Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que sobre ellos tienen potestad, son llamados bienhechores;
Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
Y él le dijo: Señor, aparejado estoy a ir contigo aun a cárcel y a muerte.
Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada.
Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada.
Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta.
Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación.
y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.
Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
Y Jesús dijo a los que habían venido a él, a los príncipes de los sacerdotes, y a los capitanes del Templo, y a los ancianos: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con bastones?
Y cuando una criada le vio que estaba sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: Y éste con él estaba.
Y un poco después, viéndole otro, dijo: Y tú de ellos eras. Y Pedro dijo: Hombre, no soy.
Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y luego, estando él aún hablando, el gallo cantó.
diciendo: ¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeríais;
Y dijeron todos: ¿Luego tú eres Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros lo decís que YO SOY.
Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, dijo: Tú lo dices.
Y Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a la multitud: Ninguna culpa hallo en este hombre.
les dijo: Me habéis presentado a éste por hombre que desvía al pueblo; y he aquí, preguntando yo delante de vosotros, no he hallado culpa alguna en este hombre de aquellas de que le acusáis.
Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? Ninguna culpa de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.
Mas Jesús, vuelto a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no me lloréis a mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.
Pero el otro le contestó, y reprendiéndole, dijo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena?
Y dijo a Jesús: Señor, acuérdate de mí cuando vinieres en tu Reino.
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, dio el espíritu.
Y les dijo: ¿Qué pláticas son éstas que tratáis entre vosotros andando, y estáis tristes?
Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú solo peregrino eres en Jerusalén, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido estos días?
Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Y entre tanto que ellos hablaban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz sea a vosotros.
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