453 casos

'Fuego' en la Biblia

No sea hallado en tu tierra quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,

Conforme a todas las cosas que pediste al SEÑOR tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz del SEÑOR mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Y dijo: el SEÑOR vino de Sinaí, y de Seir les esclareció; resplandeció del monte de Parán, y vino con diez millares de santidad; a su diestra la ley de fuego para ellos.

Y quemaron a fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa del SEÑOR el oro, la plata, y los vasos de bronce y de hierro.

y el que fuere cogido en el anatema, será quemado a fuego, él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto del SEÑOR, y ha cometido locura en Israel.

y dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete el SEÑOR en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron a fuego, después de apedrearlos con piedras;

Y cuando la hubiereis tomado, le prenderéis fuego. Haréis conforme a la palabra del SEÑOR. Mirad que os lo he mandado.

Y levantándose prestamente de su lugar los que estaban en la emboscada corrieron, cuando él alzó su mano, y vinieron a la ciudad, y la tomaron, y se apresuraron a prenderle fuego.

Mas el SEÑOR dijo a Josué: No tengas temor de ellos, que mañana a esta hora yo entregaré a todos éstos, muertos delante de Israel; a sus caballos desjarretarás, y sus carros quemarás al fuego.

Y Josué hizo con ellos como el SEÑOR le había mandado: desjarretó sus caballos, y sus carros quemó al fuego.

E hirieron a espada todo cuanto en ella había vivo, destruyendo y no dejando cosa que respirara; y a Hazor pusieron a fuego.

Ya habían combatido los hijos de Judá a Jerusalén, y la habían tomado, y metido a espada, y puesto a fuego la ciudad.

Y extendiendo el ángel del SEÑOR el canto del bordón que tenía en su mano, tocó en la carne y en los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel del SEÑOR desapareció de delante de él.

Y el escaramujo respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, y aseguraos debajo de mi sombra; y si no, fuego salga del escaramujo que devore los cedros del Líbano.

Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los señores de Siquem y a la casa de Milo; y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec.

Y así todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza; de manera que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.

Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó a la puerta de la torre para prenderle fuego.

Y juntándose los varones de Efraín, pasaron hacia el aquilón, y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo? Nosotros quemaremos a fuego tu casa contigo.

Y dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les fue dicho: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos, y los quemaron a fuego a ella y a su padre.

Y los espías estaban escondidos en casa de ella en una cámara. Entonces ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando siente el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.

Y ellos llevando las cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais, al pueblo reposado y seguro; y los metieron a espada, y abrasaron la ciudad con fuego.

Y los varones de Israel volvieron contra los hijos de Benjamín, y los pasaron a espada, a hombres y bestias en la ciudad, y todo lo que fue hallado; asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que hallaban.

Y cuando David y los suyos vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido al mediodía y a Siclag, y habían herido a Siclag, y la habían quemado a fuego.

Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada a fuego, y sus mujeres y sus hijos e hijas llevadas cautivas.

pues hicimos una incursión a la parte del mediodía de Cereti, y a Judá, y al mediodía de Caleb; y pusimos fuego a Siclag.

Entonces dijo a sus siervos: Bien sabéis las tierras de Joab junto a mi lugar, donde tiene sus cebadas; id, y prenderles fuego; y los siervos de Absalón prendieron fuego a las tierras.

Se levantó por tanto Joab, y vino a Absalón a su casa, y le dijo: ¿Por qué han puesto fuego tus siervos a mis tierras?

Subió humo de sus narices, y de su boca fuego consumidor, por el cual se encendieron carbones.

Mas viendo Zimri tomada la ciudad, se metió en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo; y murió,

Dénsenos, pues, dos bueyes, y escójanse ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, mas no pongan fuego debajo; y yo aparejaré el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.

Invocad luego vosotros en el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré en el nombre del SEÑOR; y será que el Dios que respondiere por fuego, sea el Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.

Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que vosotros sois los más; e invocad en el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.

Entonces cayó fuego del SEÑOR, el cual consumió el holocausto, la leña, las piedras, el polvo, y aun lamió las aguas que estaban en la zanja.

Y Elías respondió, y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.

Y les respondió Elías, y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió el fuego de Dios del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.

He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido los dos primeros capitanes de cincuenta, con sus cincuenta; sea ahora mi alma de valor delante de tus ojos.

Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh SEÑOR, que abras sus ojos para que vea. Entonces el SEÑOR abrió los ojos del joven, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que has de hacer a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, y a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás a sus preñadas.

antes anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por el fuego a su hijo, según las abominaciones de los gentiles que el SEÑOR echó de delante de los hijos de Israel.

e hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego; y adivinaron adivinaciones y agüeros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, provocándole a ira.

los aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac; y los de Sefarvaim quemaban sus hijos con fuego a Adramelec y a Anamelec, dioses de Sefarvaim.

y que pusieron en el fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, y así los destruyeron.

Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasara su hijo o su hija por fuego a Moloc.

Asimismo quitó los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo del SEÑOR, junto a la cámara de Natán-melec, el eunuco, el cual tenía cargo del Parbar; y quemó al fuego los carros del sol.

Asimismo el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel, aquel altar y el lugar alto destruyó; y quemó el lugar alto, y lo tornó en polvo, y puso fuego al bosque.

Y quemó la Casa del SEÑOR, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las casas de los principales quemó a fuego.

Y edificó allí David un altar al SEÑOR, en el cual sacrificó holocaustos y sacrificios pacíficos, e invocó al SEÑOR, el cual le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto.

Y cuando Salomón acabó de orar, el fuego descendió de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria del SEÑOR llenó la Casa.

Y cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria del SEÑOR sobre la Casa, cayeron en tierra en el solado sobre sus rostros, y adoraron, confesando al SEÑOR diciendo: Que es bueno, que su misericordia es para siempre.

Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, y quemó a sus hijos en el fuego, conforme a las abominaciones de los gentiles que el SEÑOR había echado delante de los hijos de Israel.

Y pasó sus hijos por fuego en el valle de los hijos de Hinom; y observaba en los tiempos, miraba en agüeros, y era dado a adivinaciones, consultando espiritistas y encantadores; se multiplicó en hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, para irritarle.

Y asaron la pascua al fuego según la ordenanza; mas lo que había sido santificado lo cocieron en ollas, en calderos, y calderas, y lo repartieron prestamente a todo el pueblo.

Y quemaron la Casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y consumieron al fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus vasos deseables.

Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.

Y dije al rey: El rey viva para siempre. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas del fuego?

Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y consideré los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas del fuego.

Y les dije: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas del fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no seamos más en oprobio.

Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto; la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.

Aun estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y los criados, y los consumió; solamente escapé yo para traerte las nuevas.

Porque la congregación de los hipócritas será asolada, y fuego consumirá las tiendas de soborno.

Ciertamente la luz de los impíos será apagada, y no resplandecerá la centella de su fuego.

Todas tinieblas están guardadas para sus secretos; fuego no soplado lo devorará; su sucesor será quebrantado en su tienda.

¿Por ventura fue cortada nuestra sustancia, habiendo consumido el fuego el resto de ellos?

Tierra de la cual nace el pan, y debajo de ella estará como convertida en fuego.

Porque es fuego que devoraría hasta el Seol, y desarraigaría toda mi hacienda.

De su boca salen hachas de fuego, centellas de fuego proceden.

Subió humo en su nariz, y de su boca fuego quemante; carbones se encendieron de él.

Y tronó en los cielos el SEÑOR, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego.

Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; el SEÑOR los deshará en su furor, y fuego los consumirá.

Se enardeció mi corazón dentro de mí; en mi meditación se encendió fuego; y hablé con mi lengua:

Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de su presencia, y en derredor suyo habrá tempestad grande.

Antes que vuestras ollas sientan el fuego de las espinas, así vivos, así airado, los arrebate él con tempestad.

Como es lanzado el humo, los lanzarás; como se derrite la cera delante del fuego, así perecerán los impíos delante de Dios.

Han puesto a fuego tus santuarios, han ensuciado en la tierra el tabernáculo de tu Nombre.

Por tanto oyó el SEÑOR, y se enojó; se encendió el fuego contra Jacob, y el furor subió también contra Israel;

y entregó al pedrisco sus bestias, y al fuego sus ganados.

¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Has de estar airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?

Como fuego que quema el monte, como llama que abrasa el bosque.

¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Te esconderás para siempre? ¿Arderá para siempre tu ira como el fuego?

Fuego irá delante de él, y abrasará en derredor sus enemigos.

En columna de fuego hablaba con ellos; guardaban sus testimonios, y el derecho que les dio.

Volvió sus lluvias en granizo; en fuego de llamas en su tierra.

Y se encendió el fuego en su compañía; la llama quemó los impíos.

Caigan sobre ellos brasas; en el fuego los haga caer, en profundos hoyos de donde no salgan.

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