1277 casos

'Les' en la Biblia

Y os he dado a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se mueve sobre la tierra en que hay vida; y toda planta verde les será para comer. Y fue así.

Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán, para que viese cómo les había de llamar; y de la manera que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nombre.

Y aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,

Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que entraron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos: Éstos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.

Éstas son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes les nacieron hijos después del diluvio.

Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les fue el ladrillo en lugar de piedra, y el betún en lugar de mezcla.

Mas él porfió con ellos mucho, y se vinieron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura y comieron.

Entonces salió Lot, y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.

Pero Lot les dijo: No, yo te ruego, mi Señor.

Entonces el hombre vino a casa, y Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies de él, y los pies de los hombres que con él venían.

Y él les dijo: No me detengáis, pues que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi señor.

Y les dijo Isaac: ¿Por qué venís a mí, pues que me habéis aborrecido, y me echasteis de entre vosotros?

Y les dijo Jacob: Hermanos míos, ¿de dónde sois? Y ellos respondieron: De Harán somos.

Y él les dijo: ¿Conocéis a Labán, hijo de Nacor? Y ellos dijeron: Sí, le conocemos.

Y él les dijo: ¿Tiene paz? Y ellos dijeron: Paz; y he aquí Raquel su hija viene con el ganado.

y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.

Y les mandó diciendo: Así diréis a mí señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y he estado allí hasta ahora;

Y les dijeron: No podemos hacer esto de dar nuestra hermana a hombre incircunciso; porque entre nosotros es una afrenta.

Estos varones son pacíficos con nosotros, y habitarán en el país, y negociarán en él; pues he aquí la tierra es bastante ancha para ellos; nosotros tomaremos sus hijas por esposas, y les daremos las nuestras.

Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado:

Y aquel hombre respondió: Ya se han ido de aquí; yo les oí decir: Vamos a Dotán. Entonces José fue tras de sus hermanos, y los halló en Dotán.

Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en este pozo que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre.

llamó a los de casa, y les habló, diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo, para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para acostarse conmigo, y yo di grandes voces;

Y el capitán de la guardia dio cargo de ellos a José, y él les servía: y estuvieron días en la prisión.

Y ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora.

Y aconteció que a la mañana estaba agitado su espíritu; y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios: y les contó Faraón sus sueños, pero no había quien los declarase a Faraón.

Y José como vio a sus hermanos, los reconoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán a comprar alimentos.

Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.

Y él les dijo: No; sino que para ver lo descubierto del país habéis venido.

Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías:

Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven; y no escuchasteis? He aquí también su sangre es requerida.

Y José se apartó de ellos, y lloró: después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y lo aprisionó a vista de ellos.

Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo, y devolviesen el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino: y así se hizo con ellos.

Y dijo a sus hermanos: Mi dinero se me ha devuelto, y helo aquí en mi saco. Entonces se les sobresaltó el corazón, y espantados dijeron el uno al otro: ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?

Y vinieron a Jacob su padre en tierra de Canaán, y le contaron todo lo que les había acontecido, diciendo:

Entonces su padre Jacob les dijo: Me habéis privado de mis hijos; José no parece, Simeón tampoco, y a Benjamín le llevaréis: contra mí son todas estas cosas.

Y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento.

Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, y un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.

Y aquel varón trajo a los hombres a casa de José: y les dio agua, y lavaron sus pies: y dio de comer a sus asnos.

Entonces José les preguntó cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, está bien? ¿Vive todavía?

Y cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras.

Y José les dijo: ¿Qué obra es ésta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?

Y lo hicieron así los hijos de Israel: y les dio José carros conforme a la orden de Faraón, y les suministró víveres para el camino.

Y despidió a sus hermanos, y ellos se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino.

Y ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo él los carros que José enviaba para llevarlo, el espíritu de Jacob su padre revivió.

Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés como mandó Faraón.

Y ellos trajeron sus ganados a José; y José les dio alimentos por caballos, y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos: y los sustentó de pan por todos sus ganados aquel año.

Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y ellos comían su ración que Faraón les daba: por eso no vendieron su tierra.

Y los ojos de Israel estaban tan agravados de la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él los besó y abrazó.

Y los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel; y a Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y les acercó a él.

Todos éstos fueron las doce tribus de Israel: y esto fue lo que su padre les dijo, y los bendijo; a cada uno por su bendición los bendijo.

Les mandó luego, y les dijo: Yo voy a ser reunido con mi pueblo: sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo;

Hicieron, pues, sus hijos con él, según les había mandado:

Y les respondió José: No temáis: ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?

Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.

Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo:

Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida a los niños?

Y sucedió que por haber las parteras temido a Dios, Él les hizo casas.

Y volviendo ellas a Reuel su padre, les dijo él: ¿Por qué habéis venido hoy tan pronto?

Y dijo Moisés a Dios: He aquí cuando yo llegue a los hijos de Israel, y les diga: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?

Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su obra? Váyanse a vuestros cargos.

Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus cargos.

Y habéis de ponerles la tarea del ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, y por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios.

les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues habéis hecho heder nuestro olor delante de Faraón y de sus siervos, dándoles la espada en las manos para que nos maten.

Entonces Jehová habló a Moisés y a Aarón, y les dio mandamiento para los hijos de Israel, y para Faraón rey de Egipto, para que sacasen a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.

E hizo Moisés y Aarón como Jehová les mandó; así lo hicieron.

Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad a Jehová que quite las ranas de mí y de mi pueblo; y dejaré ir al pueblo, para que ofrezcan sacrificios a Jehová.

Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra.

Y Moisés y Aarón volvieron a ser llamados a Faraón, el cual les dijo: Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?

Y él les dijo: Así sea Jehová con vosotros; ¿cómo yo os dejaré ir a vosotros y a vuestros niños? mirad cómo la maldad está delante de vuestro rostro.

Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad, y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua.

E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros, y los hijos de Israel; e id, servid a Jehová, como habéis dicho.

Y Jehová dio gracia al pueblo delante de los egipcios, y les prestaron; y ellos despojaron a los egipcios.

Y les quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.

Y Miriam les respondía: Cantad a Jehová; porque en extremo se ha engrandecido, echando en el mar al caballo, y al que en él subía.

Y Moisés clamó a Jehová; y Jehová le mostró un árbol, el cual cuando lo metió dentro de las aguas, las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;

Y les decían los hijos de Israel: Mejor hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de las carnes, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto, para matar de hambre a toda esta multitud.

Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.

Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana.

Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo sábado, el reposo de Jehová: lo que hubiereis de cocer, cocedlo hoy, y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?

Y les harás siete candilejas, las cuales encenderás para que alumbren a la parte de su delantera:

Y harás para la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro, con sus capiteles de oro: y les harás cinco bases de bronce fundido.

De obra de escultor en piedra a modo de grabaduras de sello, harás grabar aquellas dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes de oro.

Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les formarás tiaras para gloria y hermosura.

Y harás acercar a sus hijos, y les vestirás las túnicas.

Y les ceñirás el cinto, a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por fuero perpetuo; y consagrarás a Aarón y a sus hijos.

Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras esposas, y de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.

Pronto se han apartado del camino que yo les mandé, y se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y han sacrificado a él, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.

Acuérdate de Abraham, de Isaac, y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra simiente como las estrellas del cielo; y daré a vuestra simiente toda esta tierra que he dicho, y la tomarán por heredad para siempre.

Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.

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