117 casos

'Levántate' en la Biblia

Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.

Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu esposa, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad.

Levántate, alza al muchacho, y tómalo en tus manos, porque haré de él una gran nación.

Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.

Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate, y huye a casa de Labán mi hermano, a Harán.

Levántate, ve a Padan-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí esposa de las hijas de Labán, hermano de tu madre.

Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste la columna, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora, y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tus padres.

Y dijo Dios a Jacob: Levántate, sube a Betel, y quédate allí; y haz allí un altar a Dios, que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.

Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate, y sigue a esos hombres; y cuando los alcanzares, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien?

Y Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana y ponte delante de Faraón, he aquí él sale a las aguas; y dile: Así dice Jehová: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

Entonces Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

Mas viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercó entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

Y fue, que al moverse el arca, Moisés decía: Levántate, Jehová, y sean disipados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen.

Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieren a llamarte hombres, levántate y ve con ellos; pero harás lo que yo te dijere.

Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor:

Y me dijo Jehová: Levántate, desciende aprisa de aquí; que tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho una imagen de fundición.

Y me dijo Jehová: Levántate, anda, para que vayas delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.

Mi siervo Moisés ha muerto: levántate, pues, ahora, y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.

Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?

Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana, porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás estar delante de tus enemigos, hasta tanto que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros.

Y Jehová dijo a Josué: No temas, ni desmayes; toma contigo toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, y a su pueblo, a su ciudad, y a su tierra.

Entonces Débora dijo a Barac: Levántate; porque éste es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos: ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él.

Despierta, despierta, Débora; Despierta, despierta, profiere un cántico. Levántate, Barac, y lleva tus cautivos, hijo de Abinoam.

Y aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo lo he entregado en tus manos.

Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Mas el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor; pues aún era muchacho.

Entonces dijo Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.

Levántate pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscadas en el campo.

Y él le dijo: Levántate, y vámonos. Pero ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar.

Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas.

Y al siguiente día madrugaron; y sucedió que al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado; y dijo: Levántate, para que te despida. Se levantó luego Saúl, y salieron ambos, él y Samuel.

Envió, pues, por él, y lo hizo entrar; el cual era rubio, de hermoso parecer y de bello aspecto. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.

Entonces David volvió a consultar a Jehová. Y Jehová le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Keila, que yo entregaré en tus manos a los filisteos.

Levántate, pues, muy de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y temprano en la mañana, cuando os levantéis, al amanecer, partid.

Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate y vete.

Levántate pues, ahora, y sal, y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová, que si no sales, no quedará ni uno contigo esta noche; y esto te será peor que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

y dijo Jeroboam a su esposa: Levántate ahora, disfrázate, para que no te conozcan que eres la esposa de Jeroboam, y ve a Silo; que allá está Ahías profeta, el que me dijo que yo había de ser rey sobre este pueblo.

Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y allí morarás: he aquí yo he mandado allí a una mujer viuda que te sustente.

Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido. Y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.

Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, le tocó y le dijo: Levántate y come, porque la jornada es muy grande para ti.

Y su esposa Jezabel le dijo: ¿Reinas tú ahora sobre Israel? Levántate, y come pan, y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.

Y como Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: Levántate y posee la viña de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive, sino que ha muerto.

Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella.

Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que vayáis a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón?

Y habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde pudieres; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá también sobre la tierra siete años.

Del oro, de la plata, del bronce, y del hierro, no hay número. Levántate, pues, y manos a la obra, y Jehová sea contigo.

Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu fortaleza; sean, oh Jehová Dios, vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu bondad.

Levántate, porque a ti toca este asunto, y nosotros seremos contigo; esfuérzate, y ponlo por obra.

Levántate, oh Jehová; sálvame, oh Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebrantaste.

Levántate, oh Jehová, en tu ira; levántate a causa de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.

Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las gentes delante de ti.

Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada;

Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.

Muévete y levántate para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío.

Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque tú heredarás todas las naciones.

Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven.

la higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor: Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven.

Levántate, viento del norte, y ven, viento del sur; soplad sobre mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta.

Y dijo: No te alegrarás más, oh tú, oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim; y aun allí no tendrás reposo.

Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; los sedimentos del cáliz de aturdimiento bebiste, los exprimiste.

Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suéltate de las ataduras de tu cuello, oh cautiva hija de Sión.

Tú pues, ciñe tus lomos, y levántate, y háblales todo lo que yo te mande. No temas ante su presencia, para que yo no te quebrante delante de ellos.

que dicen al leño: Mi padre eres tú; y a la piedra: Tú me has engendrado; pues me volvieron la cerviz, y no el rostro; pero en el tiempo de su tribulación dicen: Levántate, y líbranos.

Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate, y ve al Éufrates, y escóndelo allá en la concavidad de una peña.

Y sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate, y ve al Éufrates, y toma de allí el cinto que te mandé escondieses allá.

Levántate, y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.

Multiplicó los caídos, y cada uno cayó sobre su compañero, y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, de delante de la espada vencedora.

Levántate, da voces en la noche, en el principio de las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos hacia Él por la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.

Y vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo.

Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se puso a un lado, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, traga mucha carne.

Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y levántate sobre tus pies; porque a ti he sido enviado ahora. Y cuando él hablaba conmigo estas palabras, yo estaba temblando.

Levántate, y ve a Nínive, la gran ciudad, y pregona contra ella; porque su maldad ha subido delante de mí.

Y el maestre de la nave vino a él y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá Dios tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.

Levántate, y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y predica en ella el mensaje que yo te diré.

Levántate y trilla, hija de Sión, porque tu cuerno tornaré de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su despojo, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

Oíd ahora lo que dice Jehová: Levántate, pleitea con los montes, y oigan los collados tu voz.

Y habiendo ellos partido, he aquí el ángel del Señor apareció en un sueño a José, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y quédate allá hasta que yo te diga; porque Herodes buscará al niño para matarlo.

diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.

Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo entonces al paralítico): Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.

¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?

A ti te digo: Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa.

Y tomando la mano de la muchacha, le dijo: Talita cumi; que es si lo interpretares: Muchacha, a ti te digo: Levántate.

Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.

¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti digo, levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.

Pero Él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía seca la mano: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie.

Mas Él echó fuera a todos, y tomándola de la mano, le habló, diciendo: Muchacha, levántate.

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