'No' en la Biblia
y el de dentro respondiendo, dijere: No me seas molesto; la puerta está ya cerrada, y mis niños están conmigo en la cama; no puedo levantarme, y darte.
Os digo, que aunque no se levante a darle por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará, y le dará todo lo que necesite.
Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra si mismo, no permanecerá.
El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me volveré a mi casa de donde salí.
Y juntándose la multitud a él, comenzó a decir: Esta generación es mala; señal busca, mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta.
Así que, siendo todo tu cuerpo resplandeciente, no teniendo alguna parte de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara de resplandor te alumbra.
Y el fariseo, cuando lo vio, se maravilló de que no se lavó antes de comer.
Locos, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de dentro?
Mas ¡ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza; pero el juicio y la caridad de Dios pasáis de largo . Pues estas cosas era necesario hacer, y no dejar las otras.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.
Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, doctores de la ley! Que cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar; mas vosotros ni aun con un dedo tocáis las cargas.
¡Ay de vosotros, doctores de la ley! Que os tomasteis la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban impedisteis.
Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido.
Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer.
¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? Pues ni uno de ellos está olvidado de Dios.
Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis pues; de más estima sois que muchos pajarillos.
Y todo aquel que dice palabra contra el Hijo del Hombre, hay perdón para él; mas al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
Y cuando os trajeren a las sinagogas, y a los magistrados y potestades, no estéis solícitos cómo o qué hayáis de responder, o qué habréis de decir;
Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo dónde juntar mis frutos?
Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios.
Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.
Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás?
Considerad los lirios, cómo crecen; no labran, ni hilan; y os digo, que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
Vosotros, pues, no procuréis qué tengáis de comer, o qué tengáis de beber; ni andéis elevados.
No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el Reino.
Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca falta; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe.
Pero esto sabed, que si supiese el padre de familia a qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.
Vosotros pues también, estad apercibidos; porque a la hora que no pensáis, el Hijo del hombre vendrá.
vendrá el señor de aquel siervo el día que él no espera, y a la hora que él no sabe, y le apartará, y pondrá su parte con los infieles.
Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho.
Mas el que no entendió, e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él; y al que encomendaron mucho, más le será pedido.
¿Pensáis que he venido a la tierra a dar paz? No, os digo; sino disensión.
¡Hipócritas! Sabéis discernir la faz del cielo y de la tierra; ¿y cómo no discernáis este tiempo?
¿Y por qué aun de vosotros mismos no juzgáis lo que es justo?
Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él; para que no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allá, hasta que hayas pagado hasta el último centavo.
No, os digo; antes si no os enmendares, todos pereceréis igualmente.
No, os digo; antes si no os enmendares, todos pereceréis asimismo.
Y dijo esta parábola: Tenía uno una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.
Y dijo al viñero: He aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra?
Y si hiciere fruto, bien ; y si no, la cortarás después.
Y respondiendo el príncipe de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese curado en sábado, dijo a la congregación: Seis días hay en que conviene obrar; en éstos, pues, venid y sed curados, y no en días de sábado.
Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en sábado su buey o su asno del pesebre, y lo lleva a beber?
Y a esta hija de Abraham, que he aquí Satanás la había ligado dieciocho años, ¿no conviene desatarla de esta ligadura en día de sábado?
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se levantare, y cerrare la puerta, y comenzaréis a estar fuera, y a tocar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y respondiendo os dirá: No os conozco de dónde seáis.
y os dirá: Os digo que no os conozco de dónde seáis; apartaos de mí todos los obreros de iniquidad.
Pero es necesario que hoy, y mañana, y pasado mañana camine; porque no es posible que profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén! Que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti, ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus pollos debajo de sus alas, y no quisiste!
He aquí, os es dejada vuestra Casa desierta; y os digo que no me veréis hasta que venga tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Y respondiendo a ellos dijo: ¿El asno o el buey de cuál de vosotros caerá en algún pozo, y no lo sacará luego en día de sábado?
Y no le podían replicar a estas cosas.
Cuando fueres llamado de alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más honrado que tú esté por él convidado,
Y dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; para que ellos te vuelvan a convidar, y te sea hecha compensación.
y serás bienaventurado; porque no te pueden pagar; mas te será pagado en la resurrección de los justos.
Y el otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
Y cualquiera que no carga su madero, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero sentado los gastos, para ver si tiene lo que necesita para acabarla?
Para que después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren, no comiencen a hacer burla de él,
diciendo: Este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar.
¿O cuál rey, teniendo que ir a hacer guerra contra otro rey, sentándose primero no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene contra él con veinte mil?
Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo.
¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a la que se perdió, hasta que la halle?
Os digo, que así habrá más gozo en el cielo de un pecador que se enmienda, que de noventa y nueve justos, que no tienen necesidad de enmendarse.
¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta hallarla?
Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, partió lejos a una provincia apartada; y allí desperdició su hacienda viviendo perdidamente.
ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y delante de ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase .
Mas él respondiendo, dijo al padre: He aquí tantos años te sirvo, no habiendo traspasado jamás tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para hacer banquete con mis amigos;
Y le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.
Entonces el mayordomo dijo dentro de sí: ¿Qué haré? Que mi señor me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, tengo vergüenza.
Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles. ¿Quién os confiará lo verdadero?
Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se allegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Y además de todo esto, una grande sima está constituida entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar a nosotros.
porque tengo cinco hermanos; para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
El entonces dijo: No, padre Abraham; mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se enmendarán.
Mas él le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.
Y a sus discípulos dice: Imposible es que no vengan escándalos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!
¿No le dice antes: Adereza qué cene, y arremángate, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come tú y bebe?
¿Da gracias al siervo porque hizo lo que le había sido mandado? Pienso que no.
Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpios? ¿Y los nueve dónde están ?
¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
Y preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el Reino de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no vendrá con observación;
Y dijo a sus discípulos: Días vendrán, cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No vayáis, ni los sigáis.
En aquel día, el que estuviere en el terrado, y sus alhajas en casa, no descienda a tomarlas; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás.
Y les dijo también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar,
Pero él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
todavía, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, porque al fin no venga y me muela.
¿Y Dios no defenderá a sus escogidos, que claman a él día y noche, aunque sea longánimo acerca de ellos?
El fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
Mas el publicano estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Mas Jesús llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no lo impidáis; porque de los tales es el Reino de Dios.
De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Los mandamientos sabes: No matarás; no adulterarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.