'Se' en la Biblia
El hombre después se servirá de él para quemar, y tomará de ellos para calentarse; encenderá también el horno, y cocerá panes; hará también un dios, y lo adorará; fabricará un ídolo, y se arrodillará delante de él.
Parte de él quemará en el fuego; con otra parte de él comerá carne, asará asado, y se saciará. Después se calentará, y dirá, ¡Oh! me he calentado, fuego he visto;
las sobras de él torna en dios, en su escultura; se humilla delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, que mi dios eres tú.
Así dice el SEÑOR a su Mesías, a Ciro, al cual yo tomé por su mano derecha, para sujetar gentiles delante de él, y desatar lomos de reyes. Para abrir delante de él puertas; y las puertas no se cerrarán:
para que se sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo. Yo soy el SEÑOR, y ninguno más que yo.
Así dice el SEÑOR: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos hombres agigantados, se pasarán a ti, y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; a ti harán reverencia, y a ti suplicarán: diciendo: Cierto, en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios.
Se avergonzarán, y todos ellos se afrentarán; irán con vergüenza todos los fabricadores de imágenes.
Por mí hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, la cual no se tornará; que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.
Y a mí dirá: Cierto en el SEÑOR está la justicia y la fuerza; hasta él vendrá; y todos los que se enojan contra él, serán avergonzados.
En el SEÑOR serán justificados y se gloriará toda la generación de Israel.
Se postró Bel, se abatió Nebo. Sus imágenes fueron puestas sobre bestias, y sobre animales de carga, que os llevarán, cargadas de vosotros, carga de cansancio.
Sacan oro de su talegón, y pesan plata con balanzas; alquilan un platero para hacer un dios de él; se humillan y adoran.
Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo sientan en su lugar. Allí se está, y no se mueve de su lugar; le dan voces, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.
Haré a mi justicia que se acerque, y no se alejará; y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion; y mi gloria en Israel.
He aquí, que serán como tamo; fuego los quemará; no salvarán sus vidas de la mano de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten.
porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel confían; su nombre, el SEÑOR de los ejércitos.
Ciertamente, nunca lo habías oído, ciertamente nunca lo habías conocido; ciertamente nunca antes se abrió tu oreja. Porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre.
Allegaos a mí, oíd esto. Desde el principio no hablé en escondido; desde que la cosa se hizo, estuve allí; y ahora el SEÑOR Dios me envió, y su Espíritu.
Ahora pues, dice el SEÑOR, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para que se convierta a él a Jacob. Mas si Israel no se juntara, con todo, yo sin embargo estimado seré en los ojos del SEÑOR, y el Dios mío será mi fortaleza.
Así dijo el SEÑOR, Redentor de Israel, Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de los gentiles, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por el SEÑOR, porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.
Mas Sion dijo: Me dejó el SEÑOR, y el Señor se olvidó de mí.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.
Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice el SEÑOR, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.
Y reyes serán tus ayos; y sus princesas, tus amas de leche; el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy el SEÑOR, que no se avergonzarán los que me esperan.
Porque el Señor DIOS me ayudará, por tanto no me avergoncé, por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.
He aquí que el Señor DIOS me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos como ropa de vestir se envejecerán; los comerá polilla.
Ciertamente consolará el SEÑOR a Sion, consolará todas sus soledades, y tornará su desierto como paraíso, y su soledad como huerto del SEÑOR; se hallará en ella alegría y gozo, confesión y voz de cantar.
Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos, como humo; y la tierra se envejecerá, como ropa de vestir; y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salud será para siempre, y mi justicia no perecerá.
Y te has ya olvidado del SEÑOR tu Hacedor, que extendió los cielos, y fundó la tierra; y todo el día tuviste temor continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. Mas ¿A dónde está el furor del que aflige?
El preso se da prisa para ser suelto, por no morir en la mazmorra, ni que le falte su pan.
Estas dos cosas te han acaecido, ¿quién se dolerá de ti? Asolamiento, y quebrantamiento: hambre y espada. ¿Quién te consolará?
Y ahora ¿qué hago yo aquí? Dice el SEÑOR: que mi pueblo sea tomado sin por qué; y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice el SEÑOR, y continuamente mi nombre es blasfemado todo el día.
Todos nosotros nos perdimos, como ovejas; cada cual se apartó por su camino; mas el SEÑOR traspuso en él la iniquidad de todos nosotros.
Porque los montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo el SEÑOR, el que tiene misericordia de ti.
Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no la temerás; y de temor, porque no se acercará a ti.
Toda herramienta que fuere fabricada contra ti, no prosperará; y tú condenarás toda lengua que se levantare contra ti en juicio. Esta es la heredad de los siervos del SEÑOR, y su justicia de por mí, dijo el SEÑOR.
¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien; y se deleitará vuestra alma con grosura.
Buscad al SEÑOR, mientras se halla; llamadle en tanto que está cercano.
Y a los hijos de los extranjeros, que se allegaren al SEÑOR, para ministrarle, y que amaren el nombre del SEÑOR, para ser sus siervos; todos los que guardaren el Sábado de contaminarlo, y abrazaren mi Pacto,
Sus pies corren al mal, y se apresuran para derramar sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento son sus caminos.
Por esto se alejó de nosotros el juicio, y justicia nunca nos alcanzó, esperamos luz, y he aquí tinieblas, resplandores y andamos en oscuridad.
Aullamos, como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos juicio, y no lo hay; salud, y se alejó de nosotros.
Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque nuestras iniquidades están con nosotros, y conocemos nuestras iniquidades:
Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir.
Y la verdad fue detenida; y el que se apartó del mal, fue puesto en presa. Y lo vio el SEÑOR, y desagradó en sus ojos, porque pereció el derecho.
Y vio que no había hombre, y abominó que no hubiera quien se interpusiera; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.
Y se vistió de justicia, como de cota, con capacete de salud en su cabeza; y se vistió de vestido de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,
Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la rebelión en Jacob, dijo el SEÑOR.
Alza tus ojos en derredor, y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas sobre el lado serán criadas.
Entonces verás, y resplandecerás; y se maravillará y ensanchará tu corazón, que se haya vuelto a ti la multitud del mar, que la fortaleza de los gentiles haya venido a ti.
Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que sea traída a ti fortaleza de gentiles, y sus reyes guiados.
Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron; y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán Ciudad del SEÑOR, Sion del Santo de Israel.
Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción y quebrantamiento en tus términos; mas a tus muros llamarás Salud, y a tus puertas Alabanza.
No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque te será el SEÑOR por perpetua luz, y los días de tu luto serán acabados.
En gran manera me gozaré en el SEÑOR, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió de vestidos de salud, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia compuesta de sus joyas.
Por causa de Sion no callaré, y por causa de Jerusalén no reposaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como un hacha.
Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Asolamiento: sino que serás llamada Hefziba, (Mi voluntad en ella) y tu tierra, Beula (Casada) porque el querer del SEÑOR será en ti, y tu tierra será casada.
Pues como el joven se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Espíritu Santo, por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos.
Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés, y de su pueblo. ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de él su Espíritu Santo?
Mira desde el cielo, desde la morada de tu santidad, y de tu gloria. ¿Dónde está tu celo, y tu fortaleza, la conmoción de tus entrañas, y de tus miseraciones para conmigo? ¿Se han estrechado?
¡Oh, si rompiera los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurrieran los montes,
Saliste al encuentro al que con alegría obró justicia. En tus caminos se acordaban de ti. He aquí, tú te enojaste porque pecamos; tus caminos son eternos y nosotros seremos salvos.
Y nadie hay que invoque tu nombre, ni que se despierte para tenerte, por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras iniquidades.
Que se quedan a dormir en los sepulcros, y en los desiertos tienen la noche; que comen carne de puerco, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas;
Por tanto, así dijo el Señor DIOS: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre. He aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí, que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados;
El que se echare bendición en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.
Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.
Oíd palabra del SEÑOR, los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos los que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifíquese el SEÑOR. Mas él se manifestará a vuestra alegría, y ellos serán confundidos.
Voz de alboroto se oye de la ciudad, voz del Templo; voz del SEÑOR que da el pago a sus enemigos.
Y veréis, y se alegrará vuestro corazón; y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano del SEÑOR para con sus siervos será conocida, y se airará contra sus enemigos.
Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros; los que comen carne de puerco, y abominación, y ratón; juntamente serán talados, dice el SEÑOR.
Y saldrán, y verán los cadáveres de los varones que se rebelaron contra mí, porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables a toda carne.