6800 casos

'Señor' en la Biblia

Y le miró Azarías el sumo sacerdote, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su frente; y le hicieron salir aprisa de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque el SEÑOR lo había herido.

Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa apartada, leproso, porque era excomulgado de la Casa del SEÑOR; y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra.

Y él hizo lo recto en ojos del SEÑOR, conforme a todas las cosas que había hecho Uzías su padre, salvo que no entró en el templo del SEÑOR. Pero el pueblo se corrompía aún.

Edificó él la puerta mayor de la Casa del SEÑOR, y en el muro de la fortaleza edificó mucho.

Así que Jotam fue fortificado, porque preparó sus caminos delante del SEÑOR su Dios.

De veinte años era Acaz cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén; mas no hizo lo recto en ojos del SEÑOR, como David su padre.

Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, y quemó sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de los gentiles que el SEÑOR había echado delante de los hijos de Israel.

Por lo cual el SEÑOR su Dios lo entregó en manos del rey de los sirios, los cuales le derrotaron, y cogieron de él una grande presa, que llevaron a Damasco. Fue también entregado en manos del rey de Israel, el cual lo hirió con gran mortandad.

Porque Peca, hijo de Remalías mató en Judá en un día ciento veinte mil, todos hombres valientes; por cuanto habían dejado al SEÑOR Dios de sus padres.

Había entonces allí un profeta del SEÑOR, que se llamaba Obed, el cual salió delante del ejército cuando entraba en Samaria, y les dijo: He aquí el SEÑOR Dios de vuestros padres, por el enojo contra Judá, los ha entregado en vuestras manos; y vosotros los habéis muerto con ira. Hasta el cielo ha llegado ésto .

Y ahora habéis determinado sujetar a vosotros a Judá y a Jerusalén por siervos y siervas; mas ¿no habéis vosotros pecado contra el SEÑOR vuestro Dios?

Oídme, pues, ahora, y volved a enviar los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos; porque el SEÑOR está airado contra vosotros.

Y les dijeron: No metáis acá la cautividad; porque el pecado contra el SEÑOR será sobre nosotros. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestras culpas, siendo asaz grande nuestro delito, y la ira del furor sobre Israel.

Porque el SEÑOR había humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel; por cuanto él había desnudado a Judá, y había rebelado gravemente contra el SEÑOR.

Aunque despojó Acaz la Casa del SEÑOR, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al rey de los asirios, con todo eso él no le ayudó.

Además el rey Acaz en el tiempo que aquél le apuraba, añadió prevaricación contra el SEÑOR;

A más de eso recogió Acaz los vasos de la Casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la Casa del SEÑOR, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones.

Hizo también altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a los dioses ajenos, provocando a ira al SEÑOR Dios de sus padres.

E hizo lo recto en ojos del SEÑOR, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre.

En el primer año de su reino, en el mes primero, abrió las puertas de la Casa del SEÑOR, y las reparó.

Y les dijo: Oídme, levitas, y santificaos ahora, y santificaréis la Casa del SEÑOR Dios de vuestros padres, y sacaréis del santuario la inmundicia.

Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo en ojos del SEÑOR nuestro Dios; que le dejaron, y apartaron sus ojos del tabernáculo del SEÑOR, y le volvieron las espaldas.

Por tanto la ira del SEÑOR ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, y a execración y escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos.

Ahora pues, yo he determinado hacer alianza con el SEÑOR Dios de Israel, para que aparte de nosotros la ira de su furor.

Hijos míos, no os engañéis ahora, porque el SEÑOR os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él, y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso.

Estos juntaron a sus hermanos, y se santificaron, y entraron, conforme al mandamiento del rey y las palabras del SEÑOR, para limpiar la Casa del SEÑOR.

Y entrando los sacerdotes dentro de la Casa del SEÑOR para limpiarla, quitaron toda la inmundicia que hallaron en el templo del SEÑOR, en el atrio de la Casa del SEÑOR; la cual tomaron los levitas, para sacarla fuera al arroyo de Cedrón.

Y comenzaron a santificar al primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron al pórtico del SEÑOR; y santificaron la Casa del SEÑOR en ocho días, y a los dieciséis del mes primero acabaron.

Y entraron al rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la Casa del SEÑOR, el altar del holocausto, y todos sus vasos, y la mesa de la proposición con todos sus vasos.

Asimismo hemos preparado y santificado todos los vasos que el rey Acaz había maltratado en el tiempo que reinó habiendo apostatado; y he aquí están todos delante del altar del SEÑOR.

Y levantándose de mañana el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad, y subió a la Casa del SEÑOR.

Y ofrecieron siete novillos, siete carneros, siete corderos, y siete machos de cabrío, para expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo a los sacerdotes hijos de Aarón, que los ofreciesen sobre el altar del SEÑOR.

Puso también levitas en la Casa del SEÑOR con címbalos, y salterios, y arpas, conforme al mandamiento de David, y de Gad vidente del rey, y de Natán profeta; porque aquel mandamiento fue por mano del SEÑOR, por mano de sus profetas.

Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y al tiempo que comenzó el holocausto, comenzó también el cántico del SEÑOR, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel.

Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen al SEÑOR por las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con grande alegría, e inclinándose adoraron.

Y respondiendo Ezequías dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora al SEÑOR; llegaos pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la Casa del SEÑOR. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todo liberal de corazón, holocaustos.

Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros, doscientos corderos; todo para el holocausto del SEÑOR.

Así, pues, hubo gran multitud de holocaustos, con sebos de pacíficos, y libaciones de cada holocausto. Y así fue ordenado el servicio de la Casa del SEÑOR.

Envió también Ezequías por todo Israel y Judá, y escribió letras a Efraín y Manasés, que viniesen a Jerusalén a la Casa del SEÑOR, para celebrar la pascua al SEÑOR Dios de Israel.

Y determinaron de hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a hacer la pascua al SEÑOR Dios de Israel en Jerusalén; porque en mucho tiempo no la habían hecho como está escrito.

Fueron, pues , correos con letras de la mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos al SEÑOR el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y él se volverá a las reliquias que os han quedado de la mano de los reyes de Asiria.

No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra el SEÑOR Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis.

Por tanto no endurezcáis vuestra cerviz como vuestros padres; dad la mano al SEÑOR, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid al SEÑOR vuestro Dios, y la ira de su furor se apartará de vosotros.

Porque si os volviereis al SEÑOR, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a esta tierra; porque el SEÑOR vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no volverá de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él.

En Judá también fue la mano de Dios para darles un corazón para cumplir el mandado del rey y de los príncipes, conforme a la palabra del SEÑOR.

Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce del mes segundo; y los sacerdotes y los levitas se santificaron con vergüenza, y trajeron los holocaustos a la Casa del SEÑOR.

Porque aún había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían limpiado para santificarse al SEÑOR.

Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: el SEÑOR, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha apercibido su corazón para buscar a Dios,

al SEÑOR Dios de sus padres, aunque no esté purificado según la purificación del santuario.

Y oyó el SEÑOR a Ezequías, y sanó al pueblo.

Así hicieron los hijos de Israel, que fueron presentes en Jerusalén, la solemnidad de los panes sin levadura por siete días con grande gozo; y alababan al SEÑOR todos los días los levitas y los sacerdotes, con instrumentos de fortaleza al SEÑOR.

Y Ezequías habló al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia para servir al SEÑOR. Y comieron los sacrificios de la fiesta por siete días, ofreciendo sacrificios pacíficos, y dando gracias al SEÑOR Dios de sus padres.

Y constituyó Ezequías los repartimientos de los sacerdotes y de los levitas conforme a sus órdenes, cada uno según su oficio: los sacerdotes y los levitas para el holocausto y pacíficos, para que ministrasen, para que confesasen, y alabasen a las puertas de las tiendas del SEÑOR.

La contribución del rey de su hacienda, era holocaustos a mañana y tarde, y holocaustos para los sábados, nuevas lunas, y fiestas solemnes, como está escrito en la ley del SEÑOR.

Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diesen la porción a los sacerdotes y levitas, para que se esforzasen en la ley del SEÑOR.

También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido al SEÑOR su Dios, y los pusieron por montones.

Y Ezequías y los príncipes vinieron a ver los montones, y bendijeron al SEÑOR, y a su pueblo Israel.

Y le respondió Azarías, sumo sacerdote, de la casa de Sadoc, y dijo: Desde que comenzaron a traer la ofrenda a la Casa del SEÑOR, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho; porque el SEÑOR ha bendecido su pueblo, y ha quedado esta gran provisión.

Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la Casa del SEÑOR; y las prepararon.

Y Coré hijo de Imna levita, portero al oriente, tenía cargo de las limosnas de Dios, y de las ofrendas del SEÑOR que se daban, y de todo lo que se santificaba.

Sin lo que se contaba para los varones de tres años arriba, a todos los que entraban en la Casa del SEÑOR, cada cosa en su día por su ministerio, por sus estancias y por sus órdenes;

De esta manera hizo Ezequías en todo Judá; el cual hizo lo bueno, recto, y verdadero, delante del SEÑOR su Dios.

Con él es el brazo de carne, mas con nosotros el SEÑOR nuestro Dios para ayudarnos, y pelear nuestras batallas. Y se afirmó el pueblo sobre las palabras de Ezequías rey de Judá.

¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre, y a sed, diciendo: El SEÑOR nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria?

Y otras cosas hablaron sus siervos contra el SEÑOR Dios, y contra su siervo Ezequías.

Además de todo esto escribió letras en que blasfemaba al SEÑOR Dios de Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de los gentiles de los países no pudieron librar su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos.

Y el SEÑOR envió un ángel, el cual hirió a todo valiente de gran valor, y a los capitanes y a los príncipes en el campamento del rey de Asiria. Se volvió, por tanto , con vergüenza de rostro a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a cuchillo los que habían salido de sus entrañas.

Así salvó el SEÑOR a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y los guió en cuanto a todo.

Y muchos trajeron presente al SEÑOR a Jerusalén; y a Ezequías rey de Judá, ricos dones; y fue muy grande delante de todos los gentiles después de esto.

Pero Ezequías, después de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y los moradores de Jerusalén; y no vino sobre ellos la ira del SEÑOR en los días de Ezequías.

E hizo lo malo en ojos del SEÑOR, conforme a las abominaciones de los gentiles que había echado el SEÑOR delante de los hijos de Israel.

Edificó también altares en la Casa del SEÑOR, de la cual había dicho el SEÑOR: En Jerusalén será mi Nombre perpetuamente.

Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la Casa del SEÑOR.

Y pasó sus hijos por fuego en el valle de los hijos de Hinom; y miraba en los tiempos, miraba en agüeros, y era dado a adivinaciones, consultaba pitones y encantadores; multiplicó en hacer lo malo en ojos del SEÑOR, para irritarle.

Así que Manasés engañó a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer más mal que los gentiles que el SEÑOR destruyó delante de los hijos de Israel.

Y habló el SEÑOR a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon;

por lo cual el SEÑOR trajo contra ellos los príncipes del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con dos cadenas lo llevaron a Babilonia.

Mas luego que fue puesto en angustias, oró ante el SEÑOR su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.

Y cuando oró a él, fue oído; porque él oyó su oración, y lo volvió a Jerusalén, a su reino. Entonces conoció Manasés que el SEÑOR era Dios.

Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la Casa del SEÑOR, y todos los altares que había edificado en el monte de la Casa del SEÑOR y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad.

Y reparó el altar del SEÑOR, y sacrificó sobre él sacrificios pacíficos y de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen al SEÑOR Dios de Israel.

Pero el pueblo aun sacrificaba en los altos, aunque al SEÑOR su Dios.

Lo demás de los hechos de Manasés, y su oración a su Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre del SEÑOR Dios de Israel, he aquí todo está escrito en los hechos de los reyes de Israel.

E hizo lo malo en ojos del SEÑOR, como había hecho Manasés su padre; porque a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho, sacrificó y sirvió Amón.

Mas nunca se humilló delante del SEÑOR, como se humilló Manasés su padre; antes aumentó el pecado.

Este hizo lo recto en ojos del SEÑOR, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la diestra ni a la siniestra.

A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra, y la Casa, envió a Safán hijo de Azalía, y a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la Casa del SEÑOR su Dios.

Los cuales vinieron a Hilcías, sumo sacerdote, y dieron el dinero que había sido metido en la Casa del SEÑOR, que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de mano de Manasés y de Efraín y de todas las reliquias de Israel, y de todo Judá y Benjamín, habiéndose después vuelto a Jerusalén.

Y lo entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran sobrestantes en la Casa del SEÑOR; los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la Casa del SEÑOR, para reparar y restaurar el templo.

Y cuando sacaron el dinero que había sido metido en la Casa del SEÑOR, Hilcías el sacerdote halló el libro de la ley del SEÑOR dada por mano de Moisés.

Y respondiendo Hilcías, dijo a Safán escriba: Yo he hallado el libro de la ley en la Casa del SEÑOR. Y dio Hilcías el libro a Safán.

Han tomado el dinero que se halló en la Casa del SEÑOR, y lo han entregado en mano de los comisionados, y en mano de los que hacen la obra.

Andad, y consultad al SEÑOR de mí, y de las reliquias de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es el furor del SEÑOR que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron la palabra del SEÑOR, para hacer conforme a todas las cosas que está escrito en este libro.

Y ella respondió: El SEÑOR Dios de Israel ha dicho así: Decid al varón que os ha enviado a mí, que así ha dicho el SEÑOR:

Mas al rey de Judá, que os ha enviado a consultar al SEÑOR, así le diréis: El SEÑOR Dios de Israel ha dicho así: Por cuanto oíste las palabras del libro ,

y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Dios oyendo sus palabras sobre este lugar, y sobre sus moradores; y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice el SEÑOR.

Y subió el rey a la Casa del SEÑOR, y con él todos los varones de Judá, y los moradores de Jerusalén, y los sacerdotes, y los levitas, y todo el pueblo desde el mayor hasta el más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la Casa del SEÑOR.

Y estando el rey en pie en su sitio, hizo alianza delante del SEÑOR, que andaría en pos del SEÑOR, y que guardarían sus mandamientos, sus testimonios, y sus estatutos, de todo su corazón y de toda su alma, cumpliendo las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro.

Y quitó Josías todas las abominaciones de todas las tierras de los hijos de Israel; e hizo a todos los que se hallaron en Israel que sirviesen al SEÑOR su Dios. No se apartaron de en pos del SEÑOR Dios de sus padres, todo el tiempo que él vivió.

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