6800 casos

'Señor' en la Biblia

Así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz, para no oír mis palabras.

Y Pasur sacerdote, hijo de Imer, que presidía por príncipe en la Casa del SEÑOR, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras.

E hirió Pasur a Jeremías profeta, y lo puso en el calabozo que estaba a la puerta de Benjamín en lo alto, la cual está en la casa del SEÑOR.

Y el día siguiente Pasur sacó a Jeremías del calabozo. Y le dijo Jeremías: El SEÑOR no ha llamado tu nombre Pasur, sino Magor- misabib (Miedo de todas partes ).

Porque así dijo el SEÑOR: He aquí yo te pondré en espanto a ti, y a todos los que bien te quieren, y caerán por el cuchillo de sus enemigos, y tus ojos lo verán; y a todo Judá entregaré en mano del rey de Babilonia, y los transportará a Babilonia, y los herirá a cuchillo.

Me sedujiste, oh SEÑOR, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido; cada cual se burla de mí.

Porque desde que hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra del SEÑOR me ha sido para afrenta y escarnio cada día.

Mas el SEÑOR está conmigo como poderoso gigante; por tanto los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.

Oh SEÑOR de los ejércitos, que examinas lo justo, que ves los riñones y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he descubierto mi causa.

Cantad al SEÑOR, load al SEÑOR; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos.

Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló el SEÑOR, y no se arrepintió; y oiga gritos de mañana, y voces al mediodía;

Palabra que vino a Jeremías del SEÑOR, cuando el rey Sedequías envió a él a Pasur hijo de Malquías, y a Sofonías sacerdote, hijo de Maasías, que le dijesen:

Pregunta ahora por nosotros al SEÑOR; porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros. Por ventura el SEÑOR hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros.

Así dijo el SEÑOR Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, y con que vosotros peleáis con el rey de Babilonia; y los caldeos que os tienen cercados fuera de la muralla, yo los juntaré en medio de esta ciudad.

Y después, así dijo el SEÑOR: entregaré a Sedequías rey de Judá, y a sus criados, y al pueblo, y a los que quedaren en la ciudad de la pestilencia, y del cuchillo, y del hambre, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan sus almas; y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni los recibirá a merced, ni tendrá de ellos misericordia.

Y a este pueblo dirás: Así dijo el SEÑOR: He aquí que yo pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.

Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice el SEÑOR: en mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.

Y a la casa del rey de Judá dirás : Oíd palabra del SEÑOR.

Casa de David, así dijo el SEÑOR: Juzgad de mañana juicio, y librad al oprimido de mano del opresor; para que mi ira no salga como fuego, y se encienda, y no haya quien apague, por la maldad de vuestras obras.

He aquí yo contra ti, moradora del valle de la piedra de la llanura, dice el SEÑOR: los que decís: ¿Quién subirá contra nosotros? ¿Y quién entrará en nuestras moradas?

Yo os visitaré conforme al fruto de vuestras obras, dijo el SEÑOR, y haré encender fuego en su breña, y consumirá todo lo que está alrededor de ella.

Así dijo el SEÑOR: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra,

Y di: Oye palabra del SEÑOR, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus criados, y tu pueblo que entran por estas puertas.

Mas si no oyereis estas palabras, por mí juré, dijo el SEÑOR, que esta Casa será desierta.

Porque así dijo el SEÑOR sobre la casa del rey de Judá: Galaad tú a mí, oh cabeza del Líbano; si yo no te pusiere en soledad, y ciudades inhabitables.

Y muchos gentiles pasarán junto a esta ciudad, y dirán cada uno a su compañero: ¿Por qué lo hizo así el SEÑOR con esta gran ciudad?

Y dirán: Porque dejaron el Pacto del SEÑOR su Dios, y adoraron dioses ajenos, y les sirvieron.

Porque así dijo el SEÑOR, de Salum hijo de Josías, rey de Judá, que reina por Josías su padre: El que saliere de este lugar, no volverá acá más;

Por tanto, así dijo el SEÑOR, de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo : ¡Ay, hermano mío! Y ¡ay, hermana! Ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza!

Vivo yo, dice el SEÑOR, que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano diestra, aun de allí te arrancaré;

Así dijo el SEÑOR: Escribid que será este varón privado de generación, hombre a quien nada sucederá prósperamente en todos los días de su vida; porque ningún hombre de su simiente que se sentare sobre el trono de David, y que se enseñoreare sobre Judá, será jamás dichoso.

Por tanto, así dijo el SEÑOR Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros derramasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis visitado; he aquí yo visito sobre vosotros la maldad de vuestras obras, dijo el SEÑOR.

Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dijo el SEÑOR.

Por tanto, he aquí que vienen días, dijo el SEÑOR, y no dirán más: Vive el SEÑOR que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto;

sino: Vive el SEÑOR que hizo subir y trajo la simiente de la Casa de Israel de tierra del aquilón, y de todas las tierras adonde los eché; y habitarán en su tierra.

A causa de los profetas mi corazón está quebrantado en medio de mí, todos mis huesos tiemblan; estuve como hombre borracho, y como hombre a quien dominó el vino, delante del SEÑOR, y delante de las palabras de su Santidad.

Porque así el profeta como el sacerdote son fingidos: aun en mi Casa hallé su maldad, dijo el SEÑOR.

Por tanto, como resbaladeros en oscuridad les será su camino; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos, año de su visitación, dice el SEÑOR.

Por tanto, así dijo el SEÑOR de los ejércitos contra aquellos profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjo, y les haré beber aguas de hiel; porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra.

Dicen atrevidamente a los que me aíran: El SEÑOR dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la imaginación de su corazón, dijeron: No vendrá mal sobre vosotros.

Porque ¿quién estuvo en el secreto del SEÑOR, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y oyó?

He aquí que la tempestad del SEÑOR saldrá con furor; y la tempestad que está aparejada, caerá sobre la cabeza de los malos.

No se apartará el furor del SEÑOR, hasta tanto que haya hecho, y hasta tanto que haya cumplido los pensamientos de su corazón; en lo postrero de los días lo entenderéis con entendimiento.

¿Por ventura soy yo Dios de cerca solamente , dijo el SEÑOR, y no Dios de lejos?

El profeta con quien fuere el sueño, cuente el sueño; y con el que fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? Dijo el SEÑOR.

Por tanto, he aquí yo estoy contra los profetas, dice el SEÑOR, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano.

He aquí, yo estoy contra los profetas, dice el SEÑOR, que endulzan sus lenguas, y dicen: El dijo.

He aquí, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, dice el SEÑOR y los contaron, e hicieron errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié, ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dijo el SEÑOR.

Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Qué es la carga del SEÑOR? Les dirás: ¿Qué carga? Os dejaré, dijo el SEÑOR.

Y el profeta, y el sacerdote, y el pueblo, que dijere: Carga del SEÑOR; yo visitaré sobre tal hombre y sobre su casa.

Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué respondió el SEÑOR, y qué habló el SEÑOR?

Y nunca más os vendrá a la memoria decir: Carga del SEÑOR; porque la palabra de cada uno le será por carga; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, del SEÑOR de los ejércitos, Dios nuestro.

Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió el SEÑOR, y qué habló el SEÑOR?

Mas si dijereis: Carga del SEÑOR; por eso así dijo el SEÑOR: Porque dijisteis esta palabra, Carga del SEÑOR, habiendo enviado a vosotros, diciendo: No digáis, Carga del SEÑOR;

Me mostró el SEÑOR, y he aquí dos cestas de higos puestas delante del Templo del SEÑOR, después de haber transportado Nabucodonosor rey de Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a los príncipes de Judá, y a los artífices y a los ingenieros de Jerusalén, y haberlos llevado a Babilonia.

Y me dijo el SEÑOR: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos, higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer.

Y vino a mí palabra del SEÑOR, diciendo:

Así dijo el SEÑOR Dios de Israel: Como a estos buenos higos, así conoceré la transportación de Judá al cual eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien.

Y como los malos higos, que de malos no se pueden comer, con certeza dice el SEÑOR, así daré a Sedequías rey de Judá, y a sus príncipes, y al resto de Jerusalén que quedaron en esta tierra, y que moran en la tierra de Egipto.

Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, vino a mí palabra del SEÑOR, la cual hablé a vosotros, madrugando y dando aviso; mas no oísteis.

Y envió el SEÑOR a vosotros todos sus siervos los profetas, madrugando y enviándoles; mas no oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar,

cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras, y morad sobre la tierra que os dio el SEÑOR, a vosotros y a vuestros padres para siempre;

Pero no me oístes, dijo el SEÑOR, provocándome a ira con la obra de vuestras manos para mal vuestro.

Por tanto, así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Por cuanto no oísteis mis palabras,

he aquí enviaré yo , y tomaré todos los linajes del aquilón, dice el SEÑOR, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra, y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los mataré, y los pondré por escarnio, y por silbo, y en soledades perpetuas.

Y será que, cuando fueren cumplidos los setenta años, visitaré sobre el rey de Babilonia y sobre aquella gente su maldad, dijo el SEÑOR, y sobre la tierra de los caldeos; y yo la pondré en desiertos para siempre.

Porque así me dijo el SEÑOR Dios de Israel: Toma de mi mano el vaso del vino de este furor, y da a beber de él a todos los gentiles a los cuales yo te envío.

Y tomé el vaso de la mano del SEÑOR, y di de beber a todos los gentiles a los cuales me envió el SEÑOR:

Les dirás, pues: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis delante del cuchillo que yo envío entre vosotros.

Y será que, si no quisieren tomar el vaso de tu mano para beber, les dirás tú: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Habéis de beber.

Porque he aquí, que a la ciudad sobre la cual es llamado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y solamente vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos, porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dijo el SEÑOR de los ejércitos.

Tú, pues, profetizarás a ellos todas estas palabras, y les dirás: El SEÑOR bramará como león desde lo alto, y desde la morada de su Santidad dará su voz; enfurecido bramará sobre su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra.

Llegó el estruendo hasta el cabo de la tierra; porque es juicio del SEÑOR con los gentiles: él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a cuchillo, dijo el SEÑOR.

Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: He aquí que el mal sale de gente en gente, y grande tempestad se levantará de los fines de la tierra.

Y serán muertos del SEÑOR en aquel día desde un cabo de la tierra hasta el otro cabo; no se endecharán, ni se recogerán, ni serán enterrados; como estiércol serán sobre la faz de la tierra.

¡Voz del grito de los pastores, y aullido de los mayorales del hato se oirá ! Porque el SEÑOR asoló sus majadas.

Y las majadas quietas serán taladas por la ira del furor del SEÑOR.

En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del SEÑOR, diciendo:

Así dijo el SEÑOR: Ponte en el atrio de la Casa del SEÑOR, y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen para adorar en la Casa del SEÑOR, todas las palabras que yo te mandé les hablases; no detengas palabra.

Les dirás: Así dijo el SEÑOR: Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual di delante de vosotros,

Y los sacerdotes, los profetas, y todo el pueblo, oyeron a Jeremías hablar estas palabras en la Casa del SEÑOR.

Y fue que, acabando de hablar Jeremías todo lo que el SEÑOR le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás.

¿Por qué has profetizado en nombre del SEÑOR, diciendo: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y se juntó todo el pueblo contra Jeremías en la Casa del SEÑOR.

Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron de casa del rey a la Casa del SEÑOR; y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa del SEÑOR.

Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: El SEÑOR me envió a que profetizase contra esta Casa y contra esta ciudad, todas las palabras que habéis oído.

Mas sabed de cierto que, si me matareis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta ciudad, y sobre sus moradores: porque en verdad el SEÑOR me envió a vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.

Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre del SEÑOR nuestro Dios nos ha hablado.

Miqueas de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Sion será arada como campo, y Jerusalén será montones, y el monte del templo en cumbres de bosque.

¿Por ventura lo mataron luego Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿Por ventura no temió al SEÑOR, y oró a la faz del SEÑOR, y el SEÑOR se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Y haremos nosotros tan gran mal contra nuestras almas?

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