'Había' en la Biblia
- 1.Gé 1:31-Gé 45:27
- 2.Gé 46:5-Números 33:9
- 3.Números 35:25-Jueces 14:7
- 4.Jueces 14:9-2 Samuel 3:30
- 5.2 Samuel 3:37-1 Reyes 12:1
- 6.1 Reyes 12:2-2 Reyes 17:12
- 7.2 Reyes 17:15-2 Crónicas 9:6
- 8.2 Crónicas 9:11-Nehemías 6:12
- 9.Nehemías 6:16-Jeremías 32:3
- 10.Jeremías 36:4-Daniel 2:24
- 11.Daniel 2:29-Lucas 2:7
- 12.Lucas 2:8-Juan 10:40
- 13.Juan 11:17-Hechos 28:11
- 14.Romanos 1:2-Apocalipsis 19:20
Y como lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las gentes que estaban en nuestros alrededores, y abatiéronse mucho sus ojos, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.
Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, porque era yerno de Sechânías hijo de Ara; y Johanán su hijo había tomado la hija de Mesullam, hijo de Berechîas.
Y la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas reedificadas.
Sin sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.
Y hallaron escrito en la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en cabañas en la solemnidad del mes séptimo;
Porque había mandamiento del rey acerca de ellos, y determinación acerca de los cantores para cada día.
Y sacrificaron aquel día grandes víctimas, é hicieron alegrías; porque Dios los había recreado con grande contentamiento: alegráronse también la mujeres y muchachos; y el alborozo de Jerusalem fué oído de lejos.
Porque desde el tiempo de David y de Asaph, ya de antiguo, había príncipes de cantores, y cántico y alabanza, y acción de gracias á Dios.
Y antes de esto, Eliasib sacerdote, siendo superintendente de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías,
Y le había hecho una grande cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, y el perfume, y los vasos, y el diezmo del grano, y del vino y del aceite, que estaba mandado dar á los Levitas, á los cantores, y á los porteros; y la ofrenda de los sacerdotes.
Y venido á Jerusalem, entendí el mal que había hecho Eliasib en atención á Tobías, haciendo para él cámara en los patios de la casa de Dios.
¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas gentes no hubo rey como él, que era amado de su Dios y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun á él hicieron pecar las mujeres extanjeras.
Y la bebida fué según esta ley: Que nadie constriñese; porque así lo había mandado el rey á todos los mayordomos de su casa; que se hiciese según la voluntad de cada uno.
Qué se había de hacer según la ley con la reina Vasthi, por cuanto no había cumplido la orden del rey Assuero, enviada por mano de los eunucos.
Había un varón Judío en Susán residencia regia, cuyo nombre era Mardochêo, hijo de Jair, hijo de Simi, hijo de Cis, del linaje de Benjamín;
El cual había sido trasportado de Jerusalem con los cautivos que fueron llevados con Jechônías rey de Judá, á quien hizo trasportar Nabucodonosor rey de Babilonia.
Y había criado á Hadassa, que es Esther, hija de su tío, porque no tenía padre ni madre; y era moza de hermosa forma y de buen parecer; y como su padre y su madre murieron, Mardochêo la había tomado por hija suya.
Esther no declaró su pueblo ni su nacimiento; porque Mardochêo le había mandado que no lo declarase.
Y llegado que fué el tiempo de Esther, hija de Abihail tío de Mardochêo, que él se había tomado por hija, para venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres: y ganaba Esther la gracia de todos los que la v
Y Esther, según le tenía mandado Mardochêo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Esther hacía lo que decía Mardochêo, como cuando con él se educaba.
Y todos los siervos del rey que estaban á la puerta del rey, se arrodillaban é inclinaban á Amán, porque así se lo había mandado el rey; pero Mardochêo, ni se orrodillaba ni se humillaba.
Y aconteció que, hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, denunciáronlo á Amán, por ver si las palabras de Mardochêo se mantendrían; porque ya él les había declarado que era Judío.
Mas tuvo en poco meter mano en solo Mardochêo; que ya le había declarado el pueblo de Mardochêo: y procuró Amán destruir á todos los Judíos que había en el reino de Assuero, al pueblo de Mardochêo.
LUEGO que supo Mardochêo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, y vistióse de saco y de ceniza, y fuése por medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.
Entonces Esther llamó á Atach, uno de los eunucos del rey, que él había hecho estar delante de ella, y mandólo á Mardochêo, con orden de saber qué era aquello, y por qué.
Y Mardochêo le declaró todo lo que le había acontecido, y dióle noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey por razón de los Judíos, para destruirlos.
Dióle también la copia de la escritura del decreto que había sido dado en Susán para que fuesen destruídos, á fin de que la mostrara á Esther y se lo declarase, y le encargara que fuese al rey á suplicarle, y á pedir delante de él por su pueblo.
Y refirióles Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido y con que le había ensalzado sobre los príncipes y siervos del rey.
Y hallóse escrito que Mardochêo había denunciado de Bigthan y de Teres, dos eunucos del rey, de la guarda de la puerta, que habían procurado meter mano en el rey Assuero.
Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio de afuera de la casa del rey, para decir al rey que hiciese colgar á Mardochêo en la horca que él le tenía preparada.
Contó luego Amán á Zeres su mujer, y á todos sus amigos, todo lo que le había acontecido: y dijéronle sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la simiente de los Judíos es el Mardochêo, delante de quien has comenzado á caer, no lo vencerás; antes caerás por ci
Aun estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos del rey llegaron apresurados, para hacer venir á Amán al banquete que Esther había dispuesto.
Volvió después el rey del huerto del palacio al aposento del banquete del vino, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Esther. Entonces dijo el rey: ¿También para forzar la reina, estando conmigo en casa? Como esta palabra salió de la boca del re
Y dijo Harbona, uno de los eunucos de delante del rey: He aquí también la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardochêo, el cual había hablado bien por el rey, está en casa de Amán. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.
Así colgaron á Amán en la horca que él había hecho aparejar para Mardochêo; y apaciguóse la ira del rey.
Y quitóse el rey su anillo que había vuelto á tomar de Aman, y diólo á Mardochêo. Y Esther puso á Mardochêo sobre la casa de Amán.
Volvió luego Esther á hablar delante del rey, y echóse á sus pies, llorando y rogándole que hiciese nula la maldad de Amán Agageo, y su designio que había formado contra los Judíos.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, á veintitrés del mismo; y escribióse conforme á todo lo que mandó Mardochêo, á los Judíos, y á los sátrapas, y á los capitanes, y á los príncipes de las provincias que había
La copia de la escritura que había de darse por ordenanza en cada provincia, para que fuese manifiesta á todos los pueblos, decía que los Judíos estuviesen apercibidos para aquel día, para vengarse de sus enemigos.
Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los Judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de los pueblos de la tierra se hacían Judíos, porque el temor de los Judíos había caído sobre ellos.
Los Judíos se juntaron en sus ciudades en todas las provincias del rey Assuero, para meter mano sobre los que habían procurado su mal: y nadie se puso delante de ellos, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.
Y todos los príncipes de las provincias, y los virreyes, y capitanes, y oficiales del rey, ensalzaban á los Judíos; porque el temor de Mardochêo había caído sobre ellos.
Porque Amán hijo de Amadatha, Agageo, enemigo de todos los Judíos, había ideado contra los Judíos para destruirlos, y echó Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos.
Para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había constituído Mardochêo Judío y la reina Esther, y como habían ellos tomado sobre sí y sobre su simiente, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.
Y tres amigos de Job, Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamathita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían concertado de venir juntos á condolecerse de él, y á consolarle.
De cierto su alteza os había de espantar, Y su pavor había de caer sobre vosotros.
Que decían á Dios: Apártate de nosotros. ¿Y qué les había hecho el Omnipotente?
Brota el torrente de junto al morador, Aguas que el pie había olvidado: Sécanse luego, vanse del hombre.
Porque ¿para qué yo habría menester la fuerza de sus manos, En los cuales había perecido con el tiempo?
HICE pacto con mis ojos: ¿Cómo pues había yo de pensar en virgen?
Y Eliú había esperado á Job en la disputa, porque eran más viejos de días que él.
Empero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquelllos tres varones, su furor se encendió.
De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.
Y vinieron é él todos sus hermanos, y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y condoliéronse de él, y consoláronle de todo aquel mal que sobre él había Jehová traído; y cada uno de ellos le dió una
Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Por ver si había algún entendido, Que buscara á Dios.
Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido: No hay quien haga bien, no hay ni aun uno.
Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo: Porque Dios ha esparcido los huesos del que asentó campo contra ti: Los avergonzaste, porque Dios los desechó.
El Señor daba palabra: De las evangelizantes había grande ejército.
Cualquiera se hacía famoso según que había levantado El hacha sobre los gruesos maderos.
Antes se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado.
En columna de nube hablaba con ellos: Guardaban sus testimonios, y el estatuto que les había dado.
Egipto se alegró de que salieran; Porque su terror había caído sobre ellos.
Olvidaron al Dios de su salud, Que había hecho grandezas en Egipto;
Rodeáronme los dolores de la muerte, Me encontraron las angustias del sepulcro: Angustia y dolor había yo hallado.
Miraba á la mano derecha, y observaba; mas no había quien me conociese; No tuve refugio, no había quien volviese por mi vida.
Sacrificios de paz había prometido, Hoy he pagado mis votos;
No había aún hecho la tierra, ni las campiñas, Ni el principio del polvo del mundo.
Yo asimismo aborrecí todo mi trabajo que había puesto por obra debajo del sol; el cual dejaré á otro que vendrá después de mí.
Tornéme por tanto á desesperanzar mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría.
Y TORNÉME yo, y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol: y he aquí las lágrimas de los oprimidos, y sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.
Hazme saber, ó tú á quien ama mi alma, Dónde repastas, dónde haces tener majada al medio día: Porque, ¿por qué había yo de estar como vagueando Tras los rebaños de tus compañeros?
Abrí yo á mi amado; Mas mi amado se había ido, había ya pasado: Y tras su hablar salió mi alma: Busquélo, y no lo hallé; Llamélo, y no me respondió.
Habíala cercado, y despedregádola, y plantádola de vides escogidas: había edificado en medio de ella una torre, y también asentado un lagar en ella: y esperaba que llevase uvas, y llevó uvas silvestres.
¿Qué más se había de hacer á mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que llevase uvas, ha llevado uvas silvestres?
Acontecerá también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata, será para los espinos y cardos.
Mas callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
Vuelto pues Rabsaces, halló al rey de Asiria que batía á Libna; porque ya había oído que se había apartado de Lachîs.
He aquí que yo vuelvo atrás la sombra de los grados, que ha descendido en el reloj de Achâz por el sol, diez grados. Y el sol fué tornado diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.
Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.
Había asimismo dicho Ezechîas: ¿Qué señal tendré de que he de subir á la casa de Jehová?
EN aquel tiempo Merodachbaladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes á Ezechîas; porque había oído que había estado enfermo, y que había convalecido.
Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo: preguntéles, y no respondieron palabra.
Y vió que no había hombre, y maravillóse que no hubiera quien se interpusiese; y salvólo su brazo, y afirmóle su misma justicia.
En lugar de que has sido desechada y aborrecida, y que no había quien por ti pasase, ponerte he en gloria perpetua, gozo de generación y generación.
Y miré y no había quien ayudará, y maravilléme que no hubiera quien sustentase: y salvóme mi brazo, y sostúvome mi ira.
Que yo lo había visto; que por todas estas causas en las cuales fornicó la rebelde Israel, yo la había despedido, y dádole la carta de su repudio; y no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fué ella y fornicó.
Miré la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y los cielos, y no había en ellos luz.
¿No había de hacer visitación sobre esto? dijo Jehová. De una gente como ésta ¿no se había de vengar mi alma?
Hanse vuelto á las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, antes se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres.
Entonces fuí al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.
Y aun las ciervas en los campos parían, y dejaban la cría, porque no había hierba.
Y los asnos monteses se ponían en los altos, aspiraban el viento como los chacales; sus ojos se ofuscaron, porque no había hierba.
Sino: Vive Jehová, que hizo subir á los hijos de Israel de la tierra del aquilón, y de todas las tierras á donde los había arrojado: y volverélos á su tierra, la cual dí á sus padres.
Empero si esas gentes se convirtieren de su maldad, de que habré hablado, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles.
Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, arrepentiréme del bien que había determinado hacerle.
Sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la simiente de la casa de Israel de tierra del aquilón, y de todas las tierras adonde los había yo echado; y habitarán en su tierra.
Y fué que, acabando de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase á todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás.
¿Matáronlo luego Ezechîas rey de Judá y todo Judá? ¿no temió á Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos pues nosotros tan grande mal contra nuestras almas?
Y Sophonías sacerdote había leído esta carta á oídos de Jeremías profeta.
Pues Sedechîas rey de Judá lo había preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y tomarála,
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