'La' en la Biblia
el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas,
Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en la redondez de la tierra, dice: Y adórenlo todos los Angeles de Dios.
Mas al Hijo: Tu trono, oh DIOS; por el siglo del siglo; vara de equidad la vara de tu Reino;
amaste la justicia, y aborreciste la maldad; por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros.
Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra; y los cielos son obras de tus manos;
¿No son todos espíritus servidores, enviados en servicio por amor de los que son los herederos de la salud?
Porque si la palabra dicha por el ministerio de los ángeles, fue firme, y toda rebelión y desobediencia recibió justa paga de su galardón,
¿cómo escaparemos nosotros, si tuviéremos en poco una salud tan grande? La cual, habiendo comenzado a ser publicada por el Señor, ha sido confirmada hasta nosotros por los que lo oyeron a él mismo;
Pero vemos a aquel Jesús coronado de gloria y de honra, quien fue hecho un poco menor que los ángeles por pasión de muerte, para que por la gracia de Dios gustara la muerte por todos.
Porque convenía que aquel por amor del cual son todas las cosas, y por el cual son todas las cosas, habiendo de traer en su gloria a muchos hijos, perfeccionara por aflicciones al autor de la salud de ellos.
Diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré.
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
Y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre.
Que no tomó a los ángeles, sino a la simiente de Abraham.
Por tanto, hermanos, santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús,
El cual fue fiel al que le designó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la fabricó.
Y, Moisés a la verdad fue fiel sobre toda su casa, como siervo, pero para testificar lo que se había de decir;
mas Cristo, como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si hasta el fin retuviéremos firme la confianza y la esperanza gloriosa.
no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
Entre tanto que se dice: Si oyereis HOY su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
Temamos, pues, que alguna vez, dejando la promesa de la entrada en su Reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado.
Porque también a nosotros nos ha sido anunciado como a ellos; mas no les aprovechó el oír la palabra a los que la oyeron sin mezclar fe.
(Pero entramos en el Reposo los que hemos creído,) de la manera que dijo: Así que les juré en mi ira, no entrarán en mi Reposo, aun acabadas las obras desde el principio del mundo.
Así pues, resta que algunos han de entrar en él, y que aquellos a quienes primero fue anunciado, no entraron por causa de la desobediencia,
Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas, y los tuétanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Lleguémonos pues confiadamente al trono de su gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para la ayuda oportuna.
por causa de la cual debe, así también por sí mismo, como por el pueblo, ofrecer por los pecados.
Ni nadie toma para sí la honra, sino el que es llamado de Dios, como Aarón.
De la misma manera, Cristo no se glorificó a sí mismo para hacerse sumo sacerdote, sino que {lo glorificó} el que le dijo: HIJO MIO ERES TU, YO TE HE ENGENDRADO HOY;
El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.
Y aunque era el Hijo (de Dios,) por lo que padeció aprendió la obediencia;
en la cual consumado, fue hecho causa de eterna salud a todos los que le oigan;
nombrado por Dios Sumo Sacerdote, según la orden de Melquisedec.
Que cualquiera que participa de la leche, es inhábil para la palabra de la justicia, porque es niño;
mas de los perfectos es la vianda firme, es a saber de los que por la costumbre tienen ya los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Por lo cual, dejando ya la palabra del comienzo en la institución del Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de las obras de muerte, y de la fe en Dios,
de la doctrina de los bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno.
Y esto haremos, a la verdad, si Dios lo permitiere.
Porque es imposible que los que una vez recibieron la luz, y que gustaron aquel don celestial, y que fueron hechos partícipes del Espíritu Santo;
y que así mismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero,
pero {después} cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a la ignominia pública.
Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y que engendra hierba a su tiempo a aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios.
Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición, y su fin será por fuego.
Pero de vosotros, oh amados, esperamos mejores cosas que éstas y más cercanas a la salud, aunque hablamos así.
Porque Dios no es injusto que se olvide de vuestra obra y el trabajo de la caridad que habéis mostrado en su nombre, habiendo ayudado a los santos y ayudándoles.
Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin para cumplimiento de su esperanza,
que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo,
Y así, esperando con largura de ánimo, alcanzó la promesa.
En lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento,
para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos acogemos a unirnos a la esperanza propuesta;
la cual tenemos como por segura y firme ancla del alma, y que entra hasta en lo que está dentro del velo,
Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, el cual salió a recibir a Abraham que volvía de la matanza de los reyes, y le bendijo,
al cual asimismo dio Abraham la décima parte de todo, primeramente él se interpreta Rey de justicia; y luego también Rey de Salem, que es, Rey de paz;
Mirad, pues, cuán grande sea éste, al cual aun Abraham el patriarca haya dado la décima parte de los despojos.
Que ciertamente los que de los hijos de Leví toman el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la Ley, es a saber, de sus hermanos aunque también ellos hayan salido de los lomos de Abraham.
Pues si la perfección era por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la Ley) ¿qué necesidad había aún de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y que no fuera llamado según el orden de Aarón?
Pues traspasado el sacerdocio, necesario es que se haga también traspasamiento de la Ley.
Porque aquel del cual esto se dice, de otra tribu es, de la cual nadie presidió el altar.
Porque manifiesto es que el Señor nuestro nació de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
el cual no es hecho conforme a la ley del mandamiento carnal, sino por virtud de vida indisoluble;
porque nada perfeccionó la ley, sino la introducción de una mejor esperanza (por la cual nos acercamos a Dios.)
Por eso, Jesús ha venido a ser fiador (la garantía) de un mejor pacto.
Y, los otros, cierto, fueron muchos sacerdotes en cuanto por la muerte no podían permanecer;
Porque la ley constituye sacerdotes a hombres débiles; mas la palabra del juramento después de la ley, al Hijo, hecho perfecto eternalmente.
Así que, la suma acerca de lo dicho es: Que tenemos tal Sumo Sacerdote que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos;
Así que si estuviera sobre la tierra, ni aun sería sacerdote, estando aún los otros sacerdotes que ofrecen los presentes según la Ley.
Porque reprendiéndolos dice: He aquí, vienen días, dice el Señor, y consumaré para con la casa de Israel y para con la casa de Judá un nuevo testamento;
no como el testamento que hice a vuestros padres el día que los tomé por la mano que los sacaría de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi testamento, y yo los menosprecié a ellos, dice el Señor;
por lo cual este es el testamento que ordenaré a la Casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.
Porque un Tabernáculo fue hecho: el primero, en que estaba el candelero, y la mesa, y los panes de la proposición, lo que llaman el santuario.
Y tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo que es llamado el Lugar Santísimo;
que tenía un incensario de oro, y el Arca del Pacto cubierta por todas partes de oro; en donde estaba una urna de oro que contenía el maná, y la vara de Aarón que reverdeció, y las Tablas del Testamento.
Y sobre ella los querubines de la gloria que ponían su sombra sobre el asiento de la reconciliación, cosas de las cuales no se puede ahora hablar en detalle.
Y cuando estas cosas fueron así ordenadas, los sacerdotes siempre entraban en la primera parte del tabernáculo para hacer los oficios del servicio a Dios;
Mas en el segundo, sólo el sumo sacerdote entraba una vez en el año, no sin sangre, la cual ofrece por su propia ignorancia y la del pueblo.
Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto al que servía con ellos, en cuanto a la conciencia,
sino en viandas y en bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas de la carne impuestas hasta el tiempo de la corrección.
y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna.
Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y la ceniza esparcida de una becerra, santifica a los inmundos para purificación de la carne,
¿cuánto más la sangre del Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios viviente?
Así que, por eso es Mediador del Nuevo Testamento, para que interviniendo muerte para la remisión de las rebeliones que había debajo del primer Testamento, los que son llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Porque donde hay testamento, necesario es que intervenga la muerte del testador.
Porque el testamento con la muerte es confirmado; de otra manera no es válido entre tanto que el testador vive.
Porque habiendo leído Moisés todos los mandamientos de la Ley a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros y de los machos cabríos con agua, y lana de grana, e hisopo, roció a todo el pueblo, y juntamente al mismo libro,
diciendo: Esta es la sangre del Testamento que Dios os ha mandado.
Y además de esto roció también con la sangre el Tabernáculo y todos los vasos del ministerio.
Y casi todo es purificado según la ley con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Por lo cual no entró Jesús en el santuario hecho de mano, (que es figura del verdadero,) sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en la presencia de Dios.
Y no para ofrecerse muchas veces a sí mismo, (como entra el sumo sacerdote en el santuario una vez cada año con la sangre ajena.)
De otra manera sería necesario que hubiera padecido muchas veces desde el principio del mundo; mas ahora UNA VEZ en la consumación de los siglos, para deshacer el pecado se presentó por el sacrificio de sí mismo.
Y de la manera que está establecido a los hombres, que mueran una vez; y después, el juicio,
así también el Cristo es ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos; la segunda vez se manifestará para salud a los que sin pecado lo esperan.
Porque la ley teniendo una sombra de los bienes venideros, no la representación misma de las cosas, nunca puede hacer perfectos a los que se allegan por los mismos sacrificios que ofrecen continuamente cada año.
Pero en estos sacrificios cada año se hace la misma conmemoración de los pecados.
Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Entonces dije: Heme aquí (en la cabecera del libro está escrito de mí) para que haga, oh Dios, tu voluntad.
Diciendo arriba: Sacrificio y presente, y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron, las cuales cosas se ofrecen según la Ley,
En esa voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesús, el Cristo, hecha UNA VEZ.
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