'Nuestra' en la Biblia
Pero aquellos labradores se dijeron entre sí: ``Este es el heredero; ¡venid, matémosle, y la heredad será nuestra!"
Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: ``Este es el heredero; matémoslo para que la heredad sea nuestra."
Y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos hallado que éste pervierte a nuestra nación, prohibiendo pagar impuesto al César, y diciendo que El mismo es Cristo, un Rey.
¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?
Si le dejamos {seguir} así, todos van a creer en El, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación.
¿Cómo es que cada uno de nosotros {los} oímos hablar en nuestra lengua en la que hemos nacido?
y después de haberlos presentado a los magistrados superiores, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad,
reunió a éstos junto con los obreros de {oficios} semejantes, y dijo: Compañeros, sabéis que nuestra prosperidad depende de este comercio.
Porque habéis traído a estos hombres que ni roban templos, ni blasfeman a nuestra diosa.
Ahora pues, vosotros y el concilio, avisad al comandante para que lo haga comparecer ante vosotros, como si quisierais hacer una investigación más minuciosa para resolver su caso; nosotros por nuestra parte estamos listos para matarlo antes de que llegue.
Hasta trató de profanar el templo; entonces lo arrestamos y quisimos juzgarlo conforme a nuestra ley.
puesto que ellos han sabido de mí desde hace mucho tiempo, si están dispuestos a testificar, que viví {como} fariseo, de acuerdo con la secta más estricta de nuestra religión.
Cuando los hermanos tuvieron noticia de nuestra llegada, vinieron desde allá a recibirnos hasta el Foro de Apio y Las Tres Tabernas; y cuando Pablo los vio, dio gracias a Dios y cobró ánimo.
Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es injusto el Dios que expresa {su} ira? (Hablo en términos humanos).
el cual fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.
Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede {por nosotros} con gemidos indecibles;
Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.
Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea;
sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la {sabiduría} oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria;
Limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva, así como {lo} sois, sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado.
y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe.
el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios.
Y nuestra esperanza respecto de vosotros {está} firmemente establecida, sabiendo que como sois copartícipes de los sufrimientos, así también {lo sois} de la consolación.
Porque no queremos que ignoréis, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia, porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de {salir con} vida.
el cual nos libró de tan gran {peligro de} muerte y {nos} librará, {y} en quien hemos puesto nuestra esperanza de que El aún nos ha de librar,
Porque nuestra satisfacción es ésta: el testimonio de nuestra conciencia que en la santidad y en la sinceridad {que viene} de Dios, no en sabiduría carnal sino en la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo y especialmente hacia vosotros.
así como también nos habéis entendido en parte, que nosotros somos el motivo de vuestra gloria, así como también vosotros la nuestra en el día de nuestro Señor Jesús.
Pero como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es sí y no.
Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres,
no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna {procede} de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios,
al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos.
Pues, en verdad, en esta {morada} gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial;
Nuestra boca, oh corintios, os ha hablado con toda franqueza. Nuestro corazón se ha abierto de par en par.
Mucha es mi confianza en vosotros, tengo mucho orgullo de vosotros, lleno estoy de consuelo y sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción.
{pero} ahora me regocijo, no de que fuisteis entristecidos, sino de que fuisteis entristecidos para arrepentimiento; porque fuisteis entristecidos conforme a {la voluntad de} Dios, para que no sufrierais pérdida alguna de parte nuestra.
Porque si en algo me he jactado con él acerca de vosotros, no fui avergonzado, sino que {así} como os hemos dicho todo con verdad, así también nuestra jactancia ante Tito resultó ser {la} verdad.
y no sólo {esto}, sino que también ha sido designado por las iglesias como nuestro compañero de viaje en esta obra de gracia, la cual es administrada por nosotros para la gloria del Señor mismo, y {para manifestar} nuestra buena voluntad;
Por tanto, mostradles abiertamente ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestra razón para jactarnos respecto a vosotros.
Pero he enviado a los hermanos para que nuestra jactancia acerca de vosotros no sea hecha vana en este caso, a fin de que, como decía, estéis preparados;
porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;
Pues aunque yo me gloríe más todavía respecto de nuestra autoridad, que el Señor {nos} dio para edificación y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré,
no gloriándonos desmedidamente, {esto es,} en los trabajos de otros, sino teniendo la esperanza de que conforme vuestra fe crezca, nosotros seremos, dentro de nuestra esfera, engrandecidos aún más por vosotros,
Pero la Jerusalén de arriba es libre; ésta es nuestra madre.
que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión {adquirida de Dios}, para alabanza de su gloria.
entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Porque El mismo es nuestra paz, quien de ambos {pueblos} hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
porque por medio de El los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu.
Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las {huestes} espirituales de maldad en las {regiones} celestiales.
Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,
tal como {lo} aprendisteis de Epafras, nuestro amado consiervo, quien es fiel servidor de Cristo de parte nuestra,
Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con El en gloria.
Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no fue en vano,
Pues nuestra exhortación no {procede} de error ni de impureza ni {es} con engaño;
ni buscando gloria de los hombres, ni de vosotros ni de otros, aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido imponer nuestra autoridad.
Porque ¿quién es nuestra esperanza o gozo o corona de gloria? ¿No lo sois vosotros en la presencia de nuestro Señor Jesús en su venida?
Pues vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.
por eso, hermanos, en toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados respecto a vosotros por medio de vuestra fe;
Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con El, os rogamos, hermanos,
Así que, hermanos, estad firmes y conservad las doctrinas que os fueron enseñadas, ya de palabra, ya por carta nuestra.
Y si alguno no obedece nuestra enseñanza en esta carta, señalad al tal y no os asociéis con él, para que se avergüence.
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios nuestro Salvador, y de Cristo Jesús nuestra esperanza,
Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor {nacido} de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera.
Porque por esto trabajamos y nos esforzamos, porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los creyentes.
Todos los que están bajo yugo como esclavos, consideren a sus propios amos como dignos de todo honor, para que el nombre de Dios y {nuestra} doctrina no sean blasfemados.
Tú también cuídate de él, pues se opone vigorosamente a nuestra enseñanza.
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe.
pero Cristo {fue fiel} como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza.
Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad,
Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe.
Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió;
Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de {nuestra} vida.
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo:
lo que hemos visto y oído, os proclamamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y en verdad nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos.
y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, oh Señor santo y verdadero, esperarás para juzgar y vengar nuestra sangre de los que moran en la tierra?
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