'Su' en la Biblia

No me anegue la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca.

Que la mesa delante de ellos se convierta en lazo, y lo que era para su bien les sea tropiezo.

Sea su palacio asolado; en sus tiendas no haya morador.

Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia.

Y la simiente de sus siervos la heredará, y los que aman su nombre habitarán en ella.

Sean vueltos atrás, en pago de su afrenta hecha, los que dicen: ¡Ajá, ajá!

Mi boca publicará tu justicia y tu salvación todo el día, aunque no sé su número.

Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará ruido como el Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.

Su nombre será para siempre, perpetuado será su nombre mientras dure el sol; y benditas serán en él todas las naciones; lo llamarán bienaventurado.

Y bendito sea su nombre glorioso para siempre; y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y amén.

Porque no hay dolores en su muerte; antes su fortaleza está entera.

Ponen en el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra.

Por eso su pueblo vuelve aquí, y aguas de abundancia son extraídas para ellos.

Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia.

Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.

«Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo de Asaf: Canción» Dios es conocido en Judá; en Israel es grande su nombre.

Y en Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sión.

Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño; y ninguno de los varones fuertes pudo usar sus manos.

¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?

No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su fortaleza, y las maravillas que hizo.

a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios, sino que guarden sus mandamientos;

y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no apercibió su corazón, y cuyo espíritu no fue fiel para con Dios.

No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley;

Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto.

He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?

por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado en su salvación;

Hizo que soplase el viento del este en el cielo, y trajo con su poder el viento del sur.

Las hizo caer en medio de su campamento, alrededor de sus tiendas.

Y comieron, y se saciaron mucho; les cumplió, pues, su deseo.

No habían quitado de sí su deseo, aún estaba la comida en su boca,

Y se acordaban que Dios era su refugio; y el Dios Altísimo su Redentor.

Mas le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían;

pues sus corazones no eran rectos para con Él, ni estuvieron firmes en su pacto.

Pero Él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; y apartó muchas veces su ira, y no despertó todo su enojo.

No se acordaron de su mano, del día que los redimió de angustia;

Envió sobre ellos el furor de su ira, enojo, indignación y angustia, enviándoles ángeles destructores.

Dispuso camino a su furor; no eximió la vida de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad;

e hirió a todo primogénito en Egipto, las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam.

Pero hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto, como un rebaño.

Los metió después en los términos de su santuario, en este monte que adquirió su diestra.

y entregó al cautiverio su poder, y su gloria en mano del enemigo.

Entregó también su pueblo a la espada, y se airó contra su heredad.

Y edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre.

Y eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas;

de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad.

Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón; y los pastoreó con la pericia de sus manos.

Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén; y no hubo quien los enterrase.

Porque han consumido a Jacob, y su morada han asolado.

Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, la venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.

Y da a nuestros vecinos en su seno siete tantos de su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.

Los montes fueron cubiertos de su sombra; y sus sarmientos fueron como cedros de Dios.

Aparté su hombro de debajo de la carga; sus manos fueron liberadas de los cestos.

Los entregué, por tanto, a la dureza de su corazón: Caminaron en sus consejos.

Bienaventurado el hombre que tiene su fortaleza en ti; en cuyo corazón están tus caminos.

Escucharé lo que hable Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura.

Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen; para que habite la gloria en nuestra tierra.

Jehová dará también el bien; y nuestra tierra dará su fruto.

«A los hijos de Coré: Salmo: Canción» Su cimiento está en el monte santo.

Dios terrible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están a su alrededor.

Tuyos los cielos, tuya también la tierra; el mundo y su plenitud, tú lo fundaste.

Porque tú eres la gloria de su fortaleza; y por tu buena voluntad exaltarás nuestro cuerno.

Y mi verdad y mi misericordia serán con él; y en mi nombre será exaltado su cuerno.

Asimismo pondré su mano en el mar, y en los ríos su diestra.

Y estableceré su simiente para siempre, y su trono como los días de los cielos.

entonces visitaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades.

Su simiente será para siempre, y su trono como el sol delante de mí.

Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra.

Embotaste asimismo el filo de su espada, y no lo levantaste en la batalla.

Hiciste cesar su brillo, y echaste su trono por tierra.

Has acortado los días de su juventud; le has cubierto de afrenta. (Selah)

¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librarás su vida del poder del sepulcro? (Selah)

Los días de nuestra edad son setenta años; y en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.

Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.

Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

Alzaron los ríos, oh Jehová, alzaron los ríos su sonido; alzaron los ríos sus ondas.

Porque Jehová no abandonará a su pueblo, ni desamparará su heredad;

Y Él hará volver sobre ellos su iniquidad, y los destruirá en su propia maldad; los talará Jehová nuestro Dios.

Lleguemos ante su presencia con acción de gracias; aclamémosle con salmos.

Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas.

Porque Él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz,

Cantad a Jehová, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación.

Proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas.

Honor y majestad delante de Él; Poder y gloria hay en su santuario.

Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; traed ofrenda, y venid a sus atrios.

Alégrense los cielos, y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud.

Porque Él viene, porque Él viene a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.

Nube y oscuridad alrededor de Él: Justicia y juicio son el fundamento de su trono.

Los cielos anuncian su justicia, y todos los pueblos ven su gloria.

Alegraos, justos, en Jehová; y alabad la memoria de su santidad.

«Salmo» Cantad a Jehová cántico nuevo; porque ha hecho maravillas; su diestra lo ha salvado, y su santo brazo.

Jehová ha hecho notoria su salvación; a vista de las naciones ha descubierto su justicia.

Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.

Brame el mar y su plenitud; el mundo y los que en él habitan;

Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocaron su nombre; invocaban a Jehová, y Él les respondía.

Exaltad a Jehová nuestro Dios, y adorad en su santo monte; porque Jehová nuestro Dios es santo.

Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo.

Reconoced que Jehová es Dios: Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; dadle gracias, bendecid su nombre.

Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad permanece por todas las generaciones.

Al que solapadamente infama a su prójimo, yo le cortaré; no sufriré al de ojos altaneros, y de corazón vanidoso.