'Su' en la Biblia
- 1.Gé 1:11-Gé 19:3
- 2.Gé 19:16-Gé 27:36
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- 4.Gé 37:11-Gé 46:18
- 5.Gé 46:25-Éx 13:10
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- 7.Éx 28:42-Levítico 4:31
- 8.Levítico 4:32-Levítico 14:31
- 9.Levítico 15:2-Levítico 23:18
- 10.Levítico 23:29-Números 7:12
- 11.Números 7:13-Números 25:7
- 12.Números 25:8-Deuteronomio 7:3
- 13.Deuteronomio 7:10-Deuteronomio 26:17
- 14.Deuteronomio 26:18-Josué 17:10
- 15.Josué 18:2-Jueces 10:16
- 16.Jueces 11:11-Rut 3:6
- 17.Rut 3:7-1 Samuel 17:20
- 18.1 Samuel 17:24-1 Samuel 30:12
- 19.1 Samuel 30:22-2 Samuel 14:15
- 20.2 Samuel 14:16-1 Reyes 5:1
- 21.1 Reyes 5:3-1 Reyes 16:9
- 22.1 Reyes 16:11-2 Reyes 8:5
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- 24.2 Reyes 19:29-1 Crónicas 7:14
- 25.1 Crónicas 7:16-1 Crónicas 25:3
- 26.1 Crónicas 25:5-2 Crónicas 16:12
- 27.2 Crónicas 16:13-2 Crónicas 32:25
- 28.2 Crónicas 32:26-Nehemías 9:4
- 29.Nehemías 9:6-Job 5:16
- 30.Job 5:26-Job 24:6
- 31.Job 24:15-Job 41:1
- 32.Job 41:2-Salmos 31:12
- 33.Salmos 31:21-Salmos 68:35
- 34.Salmos 69:15-Salmos 101:5
- 35.Salmos 102:1-Salmos 115:2
- 36.Salmos 115:7-Proverbios 4:22
- 37.Proverbios 5:3-Proverbios 18:11
- 38.Proverbios 18:14-Proverbios 30:26
- 39.Proverbios 31:1-Isaías 3:10
- 40.Isaías 3:14-Isaías 25:9
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- 42.Isaías 47:8-Jeremías 3:8
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- 53.Mateo 18:29-Marcos 8:34
- 54.Marcos 8:35-Lucas 5:13
- 55.Lucas 5:15-Lucas 24:47
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- 57.Hechos 5:1-Romanos 6:3
- 58.Romanos 6:5-Efesios 1:11
- 59.Efesios 1:12-Hebreos 11:17
- 60.Hebreos 11:21-Apocalipsis 9:18
- 61.Apocalipsis 9:19-Apocalipsis 22:19
Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.
Beban, y olvídense de su necesidad, y de su miseria no se acuerden más.
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado, y no tendrá necesidad de despojo.
Le dará ella bien y no mal, todos los días de su vida.
Es como navío de mercader; trae su pan de lejos.
Se levanta aun de noche, y da comida a su familia, y ración a sus criadas.
Ve que su ganancia es buena: Su lámpara no se apaga de noche.
Aplica su mano al huso, y sus manos toman la rueca.
Extiende su mano al pobre, y tiende su mano al menesteroso.
No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido.
Conocido es su marido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
Fuerza y honor son su vestidura; y se regocijará en el día postrero.
Abre su boca con sabiduría; y la ley de misericordia está en su lengua.
Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde.
Se levantan sus hijos, y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba.
¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.
El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.
¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia, y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También esto es vanidad y mal grande.
Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol?
Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.
No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma vea el bien de su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.
Para todo hay sazón, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su tiempo:
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y aun puso un mundo en su corazón, de tal manera que no alcance el hombre la obra de Dios desde el principio hasta el fin.
Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;
Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que hiciere; porque ésta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?
He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obra despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero. Pero ¡ay del solo cuando cayere! Pues no habrá segundo que lo levante.
Porque de la cárcel salió para reinar; mientras el nacido en su reino se hizo pobre.
Cuando los bienes aumentan, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?
Hay un grave mal que he visto debajo del sol; las riquezas guardadas por sus dueños para su propio mal;
Como salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá, yéndose tal como vino; y nada tomará de su trabajo para llevar en su mano.
Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho enojo y dolor y miseria.
He aquí, pues, el bien que yo he visto: Que es bueno comer y beber, y gozarse uno del bien de todo su trabajo con que se afana debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le da; porque ésta es su porción.
Igualmente, a todo hombre a quien Dios le da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellos y tome su porción y goce de su trabajo. Esto es don de Dios.
Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le responderá con alegría de su corazón.
Un hombre a quien Dios da riquezas, bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; mas Dios no le da facultad de comer de ello, sino que los extraños se lo comen. Esto es vanidad y penosa enfermedad.
Si el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que el abortivo es mejor que él.
Porque en vano vino, y a tinieblas va, y con tinieblas será cubierto su nombre.
Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su alma no se sacia.
El que es, ya su nombre ha sido nombrado; y se sabe que es hombre, y que no podrá contender con Aquél que es más poderoso que él.
Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?
Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.
Mejor es el fin del asunto que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.
Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.
¿Quién como el sabio? ¿Y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre iluminará su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para su propio mal.
Bien que el pecador haga mal cien veces, y sus días le sean prolongados, con todo yo también sé que los que a Dios temen tendrán bien, los que temen ante su presencia;
Por tanto, alabé yo la alegría; pues el hombre no tiene mejor bien debajo del sol, que comer y beber y alegrarse; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.
Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que todos tengan un mismo suceso, y también que el corazón de los hijos de los hombres esté lleno de mal y de enloquecimiento en su corazón durante su vida; y después, se van a los muertos.
Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.
También su amor, su odio y su envidia, fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.
Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se prenden en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando éste cae de repente sobre ellos.
y se halló en ella un hombre pobre, sabio, el cual libró la ciudad con su sabiduría; sin embargo, nadie se acordó de aquel hombre pobre.
El corazón del sabio está a su mano derecha; mas el corazón del necio a su mano izquierda.
Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir.
Las palabras de la boca del sabio son gracia; mas los labios del necio causan su propia ruina.
El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío.
¡Bienaventurada, tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para embriagarse!
cuando también temerán de la altura, y de los terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los que endechan andarán al derredor de las calles.
¡Oh si él me besara con ósculos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
Mientras que el rey estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor.
Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes: Con gran deleite me senté bajo su sombra, y su fruto fue dulce a mi paladar.
Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra; cada uno con su espada sobre su muslo, por los temores de la noche.
Sus columnas hizo de plata, su respaldo de oro, su asiento de grana, su interior tapizado de amor, por las doncellas de Jerusalén.
Salid, oh doncellas de Sión, y ved al rey Salomón con la corona con que le coronó su madre el día de su desposorio, y el día del gozo de su corazón.
Levántate, viento del norte, y ven, viento del sur; soplad sobre mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta.
Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mis entrañas se conmovieron dentro de mí.
Abrí yo a mi amado; mas mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma; lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.
Su cabeza, como, oro finísimo; sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
Sus manos, como anillos de oro engastados de berilo; su vientre, como claro marfil cubierto de zafiros.
Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre bases de oro fino; su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.
Su paladar, dulcísimo: y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, oh doncellas de Jerusalén.
Mi amado descendió a su huerto, a las eras de los aromas para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.
Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; Es la única de su madre, la preferida de la que la engendró. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; las reinas y las concubinas, y la alabaron.
Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
¿Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo dolores tu madre, allí tuvo dolores la que te dio a luz.
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre toda la hacienda de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.
Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó a guardas, cada uno de los cuales debía traer mil piezas de plata por su fruto.
Mi viña, que es mía, está delante de mí; las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas, de los que guardan su fruto.
El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Pero Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento.
Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos; sus carros son innumerables.
Además está su tierra llena de ídolos, y a la obra de sus manos se han arrodillado, a lo que fabricaron sus dedos.
Métete en la piedra, escóndete en el polvo, por la presencia temible de Jehová, y por el esplendor de su majestad.
Y se meterán en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra.
Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?
Y el pueblo sufrirá opresión, los unos de los otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble.
Cuando alguno tomare a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes vestidura, tú serás nuestro príncipe, y estas ruinas estarán bajo tu mando;
Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, para irritar los ojos de su majestad.
La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque allegaron mal para sí.
Decid al justo que le irá bien; porque comerá del fruto de su trabajo.
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- 23.2 Reyes 8:6-2 Reyes 19:26
- 24.2 Reyes 19:29-1 Crónicas 7:14
- 25.1 Crónicas 7:16-1 Crónicas 25:3
- 26.1 Crónicas 25:5-2 Crónicas 16:12
- 27.2 Crónicas 16:13-2 Crónicas 32:25
- 28.2 Crónicas 32:26-Nehemías 9:4
- 29.Nehemías 9:6-Job 5:16
- 30.Job 5:26-Job 24:6
- 31.Job 24:15-Job 41:1
- 32.Job 41:2-Salmos 31:12
- 33.Salmos 31:21-Salmos 68:35
- 34.Salmos 69:15-Salmos 101:5
- 35.Salmos 102:1-Salmos 115:2
- 36.Salmos 115:7-Proverbios 4:22
- 37.Proverbios 5:3-Proverbios 18:11
- 38.Proverbios 18:14-Proverbios 30:26
- 39.Proverbios 31:1-Isaías 3:10
- 40.Isaías 3:14-Isaías 25:9
- 41.Isaías 25:11-Isaías 47:4
- 42.Isaías 47:8-Jeremías 3:8
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- 44.Jeremías 23:18-Jeremías 48:16
- 45.Jeremías 48:17-Lamentaciones 4:20
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