'Todos' en la Biblia
- 1.Gé 3:1-Éx 16:22
- 2.Éx 18:11-Números 4:9
- 3.Números 4:10-Deuteronomio 11:7
- 4.Deuteronomio 11:8-Jueces 3:29
- 5.Jueces 4:13-2 Samuel 7:7
- 6.2 Samuel 7:9-1 Reyes 15:5
- 7.1 Reyes 15:6-1 Crónicas 12:32
- 8.1 Crónicas 12:38-2 Crónicas 30:17
- 9.2 Crónicas 30:21-Job 13:4
- 10.Job 13:27-Salmos 76:5
- 11.Salmos 76:9-Proverbios 31:12
- 12.Eclesiastés 1:7-Isaías 55:1
- 13.Isaías 55:12-Jeremías 35:7
- 14.Jeremías 35:8-Ezequiel 21:12
- 15.Ezequiel 22:18-Joel 1:5
- 16.Joel 1:12-Marcos 1:5
- 17.Marcos 1:27-Lucas 21:4
- 18.Lucas 21:15-Hechos 19:10
- 19.Hechos 19:17-1 Corintios 16:16
- 20.1 Corintios 16:20-Filemón 1:5
- 21.Hebreos 1:6-Apocalipsis 22:21
Y todos se maravillaron, de tal manera que inquirían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con potestad aun á los espíritus inmundos manda, y le obedecen?
Y cuando fué la tarde, luego que el sol se puso, traían á él todos los que tenían mal, y endemoniados;
Y hallándole, le dicen: Todos te buscan.
Entonces él se levantó luego, y tomando su lecho, se salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron á Dios, diciendo: Nunca tal hemos visto.
De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados á los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren;
Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos á los puercos para que entremos en ellos.
Y se fué, y comenzó á publicar en Decápolis cuan grandes cosas Jesús había hecho con él: y todos se maravillaban.
Y hacían burla de él: mas él, echados fuera todos, toma al padre y á la madre de la muchacha, y á los que estaban con él, y entra donde la muchacha estaba.
Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio á ellos. De cierto os digo que más tolerable será el castigo de los de Sodoma y Gomorra el día del juicio, que el de aqu
Y les mandó que hiciesen recostar á todos por partidas sobre la hierba verde.
Y tomados los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, bendijo, y partió los panes, y dió á sus discípulos para que los pusiesen delante: y repartió á todos los dos peces.
Porque todos le veían, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les dijo: Alentaos; yo soy, no temáis.
Y donde quiera que entraba, en aldeas, ó ciudades, ó heredades, ponían en las calles á los que estaban enfermos, y le rogaban que tocasen siquiera el borde de su vestido; y todos los que le tocaban quedaban sanos.
(Porque los Fariseos y todos los Judíos, teniendo la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.
Y llamando á toda la multitud, les dijo: Oidme todos, y entended:
Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y fué restablecido, y vió de lejos y claramente á todos.
Entonces sentándose, llamó á los doce, y les dice: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.
Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal.
Y cualquiera de vosotros que quisiere hacerse el primero, será siervo de todos.
Y si dijéremos, de los hombres, tememos al pueblo: porque todos juzgaban de Juan, que verdaderamente era profeta.
Y llegándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
Y Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
Y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todas las fuerzas, y amar al prójimo como á sí mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificios.
Entonces llamando á sus discípulos, les dice: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca:
Porque todos han echado de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su alimento.
Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre: mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.
Y tomando el vaso, habiendo hecho gracias, les dió: y bebieron de él todos.
Jesús entonces les dice: Todos seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y serán derramadas las ovejas.
Entonces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, mas no yo.
Mas él con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
Entonces dejándole todos sus discípulos, huyeron.
Y trajeron á Jesús al sumo sacerdote; y se juntaron á él todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos y los escribas.
Oído habéis la blasfemia: ¿qué os parece? Y ellos todos le condenaron ser culpado de muerte.
Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor.
Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.
Y fué un temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas.
Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;
En santidad y en justicia delante de él, todos los días nuestros.
E iban todos para ser empadronados, cada uno á su ciudad.
Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.
La cual has aparejado en presencia de todos los pueblos;
Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor, y hablaba de él á todos los que esperaban la redención en Jerusalem.
E iban sus padres todos los años á Jerusalem en la fiesta de la Pascua.
Y todos los que le oían, se pasmaban de su entendimiento y de sus respuestas.
Y estando el pueblo esperando, y pensando todos de Juan en sus corazones, si él fuese el Cristo,
Respondió Juan, diciendo á todos: Yo, á la verdad, os bautizo en agua; mas viene quien es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego;
Y le llevó el diablo á un alto monte, y le mostró en un momento de tiempo todos los reinos de la tierra.
Pues si tú adorares delante de mí, serán todos tuyos.
Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos.
Y rollando el libro, lo dió al ministro, y sentóse: y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas;
Y hubo espanto en todos, y hablaban unos á otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda á los espíritus inmundos, y salen?
Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca.
Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían á él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
Porque temor le había rodeado, y á todos los que estaban con él, de la presa de los peces que habían tomado;
Y tomó espanto á todos, y glorificaban á Dios; y fueron llenos del temor, diciendo: Hemos visto maravillas hoy.
Y mirándolos á todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fué restaurada.
Y toda la gente procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba á todos.
Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! porque así hacían sus padres á los falsos profetas.
Y todos tuvieron miedo, y glorificaban á Dios, diciendo: Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado á su pueblo.
Mas la sabiduría es justificada de todos sus hijos.
Y aconteció que volviendo Jesús, recibióle la gente; porque todos le esperaban.
Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la compañía te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
Y lloraban todos, y la plañían. Y él dijo: No lloréis; no es muerta, sino que duerme.
Y JUNTANDO á sus doce discípulos, les dió virtud y potestad sobre todos los demonios, y que sanasen enfermedades.
Y todos los que no os recibieren, saliéndoos de aquella ciudad, aun el polvo sacudid de vuestros pies en testimonio contra ellos.
Y así lo hicieron, haciéndolos sentar á todos.
Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que les sobró, doce cestos de pedazos.
Y decía á todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz cada día, y sígame.
Y todos estaban atónitos de la grandeza de Dios. Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo á sus discípulos:
Y les dice: Cualquiera que recibiere este niño en mí nombre, á mí recibe; y cualquiera que me recibiere á mí, recibe al que me envió; porque el que fuere el menor entre todos vosotros, éste será el grande.
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos á todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del malo.
Para que de esta generación sea demandada la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la fundación del mundo;
Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis pues: de más estima sois que muchos pajarillos.
Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes;
Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola á nosotros, ó también á todos?
En verdad os digo, que él le pondrá sobre todos sus bienes.
Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos Galileos, porque han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los Galileos?
No, os digo; antes si no os arrepintiereis, todos pereceréis igualmente.
O aquellos dieciocho, sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos fueron más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalem?
No, os digo; antes si no os arrepintiereis, todos pereceréis asimismo.
Y diciendo estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios: mas todo el pueblo se gozaba de todas las cosas gloriosas que eran por él hechas.
Y os dirá: Dígoos que no os conozco de dónde seáis; apartaos de mí todos los obreros de iniquidad.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando viereis á Abraham, y á Isaac, y á Jacob, y á todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros excluídos.
Y comenzaron todos á una á excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda, y necesito salir y verla; te ruego que me des por excusado.
Porque después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren, no comiencen á hacer burla de él,
Y SE llegaban á él todos los publicanos y pecadores á oirle.
Comían, bebían, los hombres tomaban mujeres, y las mujeres maridos, hasta el día que entró Noé en el arca; y vino el diluvio, y destruyó á todos.
Mas el día que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destruyó á todos:
Y viendo esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado á posar con un hombre pecador.
Y entrando en el templo, comenzó á echar fuera á todos los que vendían y compraban en él.
Y la tomó el tercero: asimismo también todos siete: y muerieron sin dejar prole.
Y á la postre de todos murió también la mujer.
Porque Dios no es Dios de muertos, mas de vivos: porque todos viven á él.
Y dijo: De verdad os digo, que esta pobre viuda echó más que todos:
Porque todos estos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; mas ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
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