'Tus' en la Biblia
- 1.Gé 3:16-Éx 33:13
- 2.Éx 33:15-Deuteronomio 16:18
- 3.Deuteronomio 17:2-1 Samuel 4:17
- 4.1 Samuel 8:5-2 Reyes 20:5
- 5.2 Reyes 20:6-Salmos 5:5
- 6.Salmos 8:2-Salmos 93:5
- 7.Salmos 94:19-Salmos 119:146
- 8.Salmos 119:148-Cantares 4:10
- 9.Cantares 4:11-Isaías 64:2
- 10.Isaías 64:5-Ezequiel 16:26
- 11.Ezequiel 16:31-Daniel 5:23
- 12.Daniel 9:4-Hechos 7:32
- 13.Hechos 7:33-Apocalipsis 22:9
Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus dichos.
Cercano estás tú, oh SEÑOR; y todos tus mandamientos son la misma verdad.
Hace ya mucho que he entendido de tus testimonios, que para siempre los fundaste.
Lejos está de los impíos la salud; porque no buscan tus estatutos.
Muchas son tus misericordias, oh SEÑOR; vivifícame conforme a tus juicios.
Muchos son mis perseguidores y mis enemigos; mas de tus testimonios no me he apartado.
Veía a los prevaricadores, y me carcomía; porque no guardaban tus palabras.
Mira, oh SEÑOR, que amo tus mandamientos; vivifícame conforme a tu misericordia.
SIN Príncipes me han perseguido sin causa; mas mi corazón tuvo miedo de tus palabras.
Tu salud he esperado, oh SEÑOR; y tus mandamientos he puesto por obra.
Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera.
He guardado tus mandamientos, y tus testimonios; porque todos mis caminos están delante de ti.
Mis labios rebosarán alabanza, cuando me enseñares tus estatutos.
Hablará mi lengua tus dichos; porque todos tus mandamientos son la misma justicia.
Sea tu mano en mi socorro; porque tus mandamientos he escogido.
Viva mi alma y alábale; y tus juicios me ayuden.
Yo me perdí como oveja extraviada; busca a tu siervo; porque no me he olvidado de tus mandamientos.
Nuestros pies estuvieron en tus puertas, oh Jerusalén;
Haya paz en tu antemuro, y descanso en tus palacios.
Cuando comieres el trabajo de tus manos, dichoso tú, y tendrás bien.
Tu mujer será como la vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivas alrededor de tu mesa.
Y veas a los hijos de tus hijos, y la paz sobre Israel.
Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi oración.
Tus sacerdotes se vistan de justicia, y se regocijen tus misericordiosos.
Si tus hijos guardaren mi alianza, y mi testimonio que yo les enseñare; sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.
Dichoso el que tomara y estrellara tus niños a las piedras.
El SEÑOR cumplirá por mí; tu misericordia, oh SEÑOR, es para siempre; no dejarás la obra de tus manos.
Tus ojos vieron mi cuerpo aun imperfecto, y en tu libro todos mis miembros estaban escritos; que fueron luego formados, sin faltar uno de ellos.
Así que ¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán multiplicadas son sus cuentas!
que te dicen blasfemias; se ensoberbecen en vano tus enemigos.
¿No tuve en odio, oh SEÑOR, a los que te aborrecen, y peleo contra tus enemigos?
Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras, meditaba en las obras de tus manos.
Oh SEÑOR, abaja tus cielos y desciende; toca los montes, y humeen.
Despide relámpagos, y disípalos, envía tus saetas, y contúrbalos.
Dálet Generación a generación narrará tus obras, y anunciarán tus valentías.
He De la hermosura de la gloria de tu magnificencia, y tus hechos maravillosos, hablaré.
Vau Y la terribilidad de tus valentías dirán los hombres; y yo recontaré tu grandeza.
Yod Alábente, oh SEÑOR, todas tus obras; y tus misericordiosos te bendigan.
Porque fortificó los cerrojos de tus puertas; bendijo a tus hijos dentro de ti.
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
porque será medicina a tu ombligo, y tuétano a tus huesos.
Honra al SEÑOR de tu sustancia, y de las primicias de todos tus frutos;
y serán llenos tus alfolíes con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
Hijo mío, no se aparten de tus ojos; guarda la sabiduría y el consejo;
Cuando anduvieres por ellas no se estrecharán tus pasos; y si corrieres, no tropezarás.
No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón.
Tus ojos miren lo recto, y tus párpados enderecen tu camino delante de ti.
Pesa la vereda de tus pies, y todos tus caminos sean ordenados.
para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia.
para que no des a los extraños tu honor, y tus años al cruel;
para que no se harten los extraños de tu fuerza, y tus trabajos estén en casa del extraño;
y gimas en tus postrimerías, cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo,
Rebosan por fuera tus fuentes, en las plazas los ríos de tus aguas.
Como cierva de amores y graciosa gacela, sus pechos te satisfagan en todo tiempo; y en su amor andarás ciego de continuo, sin fijar tus ojos en nadie más.
No des sueño a tus ojos, ni a tus párpados adormecimiento.
Guarda mis mandamientos, y vivirás; y mi ley como las niñas de tus ojos.
Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.
Porque por mí se aumentarán tus días, y años de vida se te añadirán.
Encomienda al SEÑOR tus obras, y tus pensamientos serán afirmados.
No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan.
porque es cosa deleitable, si las guardares en tus entrañas; y que juntamente sean ordenadas en tus labios.
No traspases el término antiguo que pusieron tus padres.
¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas, como alas de águila, y volarán al cielo.
¿Comiste tu parte? La vomitarás; y perderás tus suaves palabras.
No hables a oídos del loco; porque menospreciará la prudencia de tus razones.
Aplica tu corazón al castigo, y tus oídos a las palabras de sabiduría.
mis entrañas también se alegrarán, cuando tus labios hablaren cosas rectas.
Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.
Tus ojos mirarán las extrañas, y tu corazón hablará perversidades.
Prepara tus labores de afuera, y disponlas en tu heredad; y después edificarás tu casa.
No seas testigo falso contra tu prójimo; y no lisonjees con tus labios.
porque mejor es que se te diga: Sube acá, que no que seas abajado delante del príncipe a quien han mirado tus ojos.
Alábete el extraño, y no tu boca; el ajeno, y no tus labios.
Considera atentamente el rostro de tus ovejas; pon tu corazón al ganado;
Los corderos son para tus vestidos, y los cabritos son para el precio del campo;
y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, y para mantenimiento de tu casa, y para sustento de tus criadas.
No des a las mujeres tu fuerza ni tus caminos, que es para destruir los reyes.
No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
No sueltes tu boca para hacer pecar a tu carne; ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se aíre a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?
No seas demasiado legalista ni muy sabio en tus propios ojos, ¿por qué te destruirás?
No seas muy listo a condenar, ni seas loco; ¿por qué morirás en medio del hilo de tus empresas?
Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; para que tus obras sean agradables a Dios en este tiempo.
En todo tiempo serán blancos tus vestidos, y nunca faltará ungüento sobre tu cabeza.
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo con todas tus fuerzas; porque en el Seol, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es niño, y tus príncipes banquetean de mañana!
¡Bienaventurada, tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas, y no por el beber!
Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud; y anda en los caminos de tu corazón, y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te traerá Dios a juicio.
¡Oh!, ¡si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
Por el olor de tus suaves ungüentos (Ungüento derramado es tu nombre), por eso las doncellas te amaron.
Atráeme en pos de ti, correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; acordarémonos de tus amores más que del vino. Los rectos te aman.
Hazme saber, o tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas tu rebaño al mediodía; pues, ¿por qué había yo de estar como vagueando tras los rebaños de tus compañeros?
Si tú no lo sabes, ¡oh hermosa entre las mujeres!, sal, yéndote por las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.
Hermosas son tus mejillas entre los zarcillos, tu cuello entre los collares.
He aquí que tú eres hermosa, oh compañera mía; he aquí que eres hermosa; tus ojos de paloma.
He aquí que tú eres hermosa, oh compañera mía, he aquí que tú eres hermosa; tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras, que se muestran desde el monte de Galaad.
Tus dientes, como manadas de trasquiladas ovejas, que suben del lavadero, todas con crías mellizas, y ninguna entre ellas estéril.
Tus labios, como un hilo de grana, y tu habla hermosa; tus sienes, como cachos de granada a la parte adentro de tus guedejas.
Tus dos pechos, como dos cabritos mellizos de gama, que son apacentados entre los lirios.
Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has preso mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de tu cuello.
¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!
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- 1.Gé 3:16-Éx 33:13
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- 5.2 Reyes 20:6-Salmos 5:5
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- 7.Salmos 94:19-Salmos 119:146
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- 9.Cantares 4:11-Isaías 64:2
- 10.Isaías 64:5-Ezequiel 16:26
- 11.Ezequiel 16:31-Daniel 5:23
- 12.Daniel 9:4-Hechos 7:32
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