'Vuestra' en la Biblia
Alegad por vuestra causa, dice el SEÑOR; traed vuestros fundamentos, dice el Rey de Jacob.
Así dijo el SEÑOR: ¿Qué es de esta carta de repudio de vuestra madre, a la cual yo repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quien yo os he vendido? He aquí, que por vuestras iniquidades sois vendidos; y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre,
¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien; y se deleitará vuestra alma con grosura.
Inclinad vuestros oídos, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma. Y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente. No ayunéis como hasta aquí, para que vuestra voz sea oída en lo alto.
Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos, de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, y vuestra lengua habla maldad.
En lugar de vuestra vergüenza doble, y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades, por lo cual en sus tierras poseerán el doble, y tendrán perpetuo gozo.
Oíd palabra del SEÑOR, los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos los que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifíquese el SEÑOR. Mas él se manifestará a vuestra alegría, y ellos serán confundidos.
Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago, permanecen delante de mí, dice el SEÑOR, así permanecerá vuestra simiente y vuestro nombre.
Por demás he azotado vuestros hijos; no han recibido corrección. Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león destrozador.
Y será que cuando dijereis: ¿Por qué hizo el SEÑOR Dios nuestro con nosotros todas estas cosas? Entonces les dirás: De la manera que me dejasteis a mí, y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra, así serviréis a extraños en tierra ajena.
Así dijo el SEÑOR: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.
Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente, se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño del SEÑOR fue cautivo.
Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria bajó de vuestras cabezas.
Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis.
Y seré hallado de vosotros, dijo el SEÑOR, y tornaré vuestra cautividad, y os juntaré de todos los gentiles, y de todos los lugares adonde os arrojé, dijo el SEÑOR; y os haré volver al lugar de donde os hice ser llevados.
y os daré misericordias, y tendrá misericordia de vosotros, y os hará morar en vuestra tierra.
Y no pudo sufrir más el SEÑOR a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho; por tanto, vuestra tierra fue puesta en asolamiento, en espanto, y en maldición, hasta no quedar morador, como sucede hoy.
Así habló el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras mujeres proferisteis con vuestra boca, y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer sahumerios a la reina del cielo y de derramarle libaciones; confirmáis a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por obra.
Huid, salvad vuestra vida, y sed como retama en el desierto.
vuestra madre se avergonzó mucho, se afrentó la que os engendró; veis aquí las postrimerías de los gentiles: desierto, sequedad, y páramo.
Diles: Yo soy vuestra señal; como yo hice, así les harán a ellos; al pasar a otro país irán en cautiverio.
Y di: Así dijo el Señor DIOS: ¡Ay de aquellas que cosen almohadillas a todos codos de manos, y hacen veletes sobre la cabeza de toda edad para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida?
Romperé asimismo vuestros veletes, y libraré mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más en vuestra mano para caza; y sabréis que yo soy el SEÑOR.
por tanto, no veréis vanidad, ni más adivinaréis adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano; y sabréis que yo soy el SEÑOR.
Hija de tu madre eres tú, que desechó a su marido y a sus hijos; y hermana de tus hermanas eres tú, que desecharon a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue hetea, y vuestro padre el amorreo.
Y haré cesar la lujuria de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres, y no harán según vuestra suciedad.
Y sobre vosotras pondrán vuestra lujuria, y llevaréis los pecados de vuestros ídolos; y sabréis que yo soy el Señor DIOS.
Di a la Casa de Israel: Así dijo el Señor Dios: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestra fortaleza, el deseo de vuestros ojos, y el regalo de vuestra alma; vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis, caerán a espada.
Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí.
Y yo os tomaré de los gentiles, y os juntaré de todas las tierras, y os traeré a vuestra tierra.
Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne.
Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y yo os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo, el SEÑOR, hablé, y lo hice, dijo el SEÑOR.
Y dijo el príncipe de los eunucos a Daniel: Tengo temor de mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más tristes que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis mi cabeza para con el rey.
Pleitead con vuestra madre, pleitead; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; quite, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos;
¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La misericordia vuestra es como la nube de la mañana, y como el rocío que de madrugada desvanece.
Así hará a vosotros Bet-el por la maldad de vuestra maldad; en la mañana será del todo cortado el rey de Israel.
Despertad, borrachos, y llorad; aullad, todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca.
Y también, ¿qué tengo yo con vosotras, Tiro y Sidón, y todos los términos de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza.
He aquí los levantaré yo del lugar donde los vendisteis, y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza.
La palabra que concerté con vosotros en vuestra salida de Egipto, y mi Espíritu está en medio de vosotros; no temáis.
Ahora, pues, orad a la faz de Dios, y él tendrá piedad de nosotros; esto de vuestra mano vino, ¿le seréis agradables? Dijo el SEÑOR de los ejércitos.
¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o atiende el fuego de mi altar de balde? Yo no recibo contentamiento en vosotros, dijo el SEÑOR de los ejércitos, ni de vuestra mano me será agradable el presente.
Y decís: ¡Oh qué trabajo! Y lo desechasteis, dijo el SEÑOR de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Me será acepto eso de vuestra mano? Dice el SEÑOR.
Y esta otra vez haréis cubrir el altar del SEÑOR de lágrimas, de llanto, y de clamor; porque yo no miraré más al presente, para tomar ofrenda voluntaria de vuestra mano.
¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de Espíritu? ¿Y por qué uno? Procurando simiente de Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y contra la mujer de vuestra mocedad no seáis desleales.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Porque os digo, que si vuestra justicia (rectitud) no fuere mayor que la de los escribas y de los fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos.
Por tanto os digo: No os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.
Y él respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
y ya no deberá honrar a su padre o a su madre con socorro. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.
Y Jesús les dijo: Por vuestra infidelidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se pasará; y nada os será imposible.
He aquí vuestra Casa os es dejada desierta.
Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado;
Les decía también: Bien; invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.
invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que disteis; y muchas cosas hacéis semejantes a éstas.
Orad pues, que no acontezca vuestra huida en invierno.
Y les dijo: ¿Qué es de vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, diciendo los unos a los otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y al agua manda, y le obedecen?
Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.
Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad sacudimos en vosotros; pero esto sabed, que el Reino de los cielos se ha llegado a vosotros.
Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis pues; de más estima sois que muchos pajarillos.
Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.
He aquí, os es dejada vuestra Casa desierta; y os digo que no me veréis hasta que venga tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Mas un pelo de vuestra cabeza no perecerá.
En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas.
Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca.
Habiendo estado con vosotros cada día en el Templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.
Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Les respondió Jesús: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?
Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estaréis tristes, vuestra tristeza se tornará en gozo.
Les dice entonces Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos es lícito matar a nadie;
sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el Nombre de Jesús el Cristo, el Nazareno, el que vosotros Colgasteis en un madero, y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
diciendo: ¿No os denunciamos estrechamente, que no enseñarais en este nombre? Y he aquí, habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de este hombre.
Mas contradiciendo y blasfemando ellos, les dijo, sacudiendo sus vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.
Pero si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas.
pues habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.
Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; que ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.
Primeramente, doy gracias a mi Dios por Jesús, el Cristo, acerca de todos vosotros, de que vuestra fe es predicada en todo el mundo.
para ser juntamente consolado con vosotros por la común fe, vuestra y mía.
Humana cosa digo, por la flaqueza de vuestra carne; que como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santidad, presentéis vuestros miembros para servir a la justicia.
Y no os conforméis a este siglo; mas transformaos por la renovación de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Unánimes entre vosotros; no altivos, mas acomodándoos a los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
Porque vuestra obediencia es divulgada por todos los lugares; así que me gozo de vosotros; mas quiero que seáis sabios en cuanto al bien, e inocentes en cuanto al mal.
Porque mirad, hermanos, vuestra vocación: que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles;
para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de hombres, sino en potencia de Dios.
No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poquito de levadura leuda toda la masa?
No os defraudéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en ayuno y oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
Pero mirad que esta libertad vuestra no sea tropezadero a los que son débiles.
y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
Y si el Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; y aún estáis en vuestros pecados.
Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra hablo.
Me regocijo de la venida de Estéfanas y de Fortunato y de Acaico, porque éstos suplieron vuestra ausencia.
Pero si somos atribulados, es por vuestra consolación y salud; la cual es obrada en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos; o si somos consolados, es por vuestra consolación y salud;
No que nos enseñoreemos de vuestra fe, aunque somos ayudadores de vuestro gozo; porque por la fe estáis en pie.
Por tanto, tomamos consolación de vuestra consolación, pero mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido recreado su espíritu por todos vosotros.
Por tanto, como en todo abundáis, en fe, y en Palabra, y en ciencia, y en toda solicitud, y en vuestra caridad con nosotros, que también abundéis en esta gracia.
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