'Él' en la Biblia
- 1.Gé 1:11-Gé 27:22
- 2.Gé 27:24-Gé 42:12
- 3.Gé 42:38-Éx 18:2
- 4.Éx 18:11-Levítico 8:2
- 5.Levítico 8:7-Números 14:36
- 6.Números 15:14-Deuteronomio 15:22
- 7.Deuteronomio 16:8-Josué 17:1
- 8.Josué 17:4-Jueces 13:25
- 9.Jueces 14:4-1 Samuel 14:39
- 10.1 Samuel 15:3-1 Samuel 30:21
- 11.1 Samuel 31:5-2 Samuel 17:5
- 12.2 Samuel 17:9-1 Reyes 9:11
- 13.1 Reyes 9:24-1 Reyes 22:17
- 14.1 Reyes 22:18-2 Reyes 9:11
- 15.2 Reyes 9:12-1 Crónicas 16:32
- 16.1 Crónicas 16:40-2 Crónicas 24:20
- 17.2 Crónicas 24:21-Nehemías 3:30
- 18.Nehemías 3:31-Job 13:16
- 19.Job 14:6-Job 36:30
- 20.Job 36:31-Salmos 47:9
- 21.Salmos 48:14-Salmos 107:6
- 22.Salmos 107:9-Proverbios 30:5
- 23.Proverbios 30:6-Isaías 42:1
- 24.Isaías 42:10-Jeremías 41:2
- 25.Jeremías 41:3-Ezequiel 36:20
- 26.Ezequiel 37:19-Oseas 12:14
- 27.Oseas 13:15-Mateo 5:41
- 28.Mateo 5:45-Mateo 26:18
- 29.Mateo 26:23-Marcos 9:15
- 30.Marcos 9:19-Lucas 5:14
- 31.Lucas 5:15-Lucas 14:4
- 32.Lucas 14:8-Lucas 24:38
- 33.Lucas 24:43-Juan 10:39
- 34.Juan 10:41-Hechos 8:27
- 35.Hechos 8:30-Hechos 28:8
- 36.Hechos 28:23-Colosenses 2:6
- 37.Colosenses 2:7-1 Juan 3:22
- 38.1 Juan 3:24-Apocalipsis 22:18
Y muchos venían a Él, y decían: Juan, a la verdad, ningún milagro hizo, pero todo lo que Juan dijo de Éste, era verdad.
Enviaron, pues, sus hermanas a Él, diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo.
Pero si alguien anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.
Estas cosas dijo Él; y después de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a despertarle del sueño.
y me alegro por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos a él.
Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él estaba en el sepulcro.
Ella, oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él;
Entonces muchos de los judíos que habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús, creyeron en Él.
Si le dejamos así, todos creerán en Él; y vendrán los romanos y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación.
Y le hicieron allí una cena; y Marta servía; y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con Él.
Entonces mucha gente de los judíos supieron que Él estaba allí; y vinieron no solamente por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos.
Pues por causa de él, muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.
Y halló Jesús un asnillo, y se montó sobre él; como está escrito:
Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de Él, y que le habían hecho estas cosas.
Y la gente que estaba con Él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos, daba testimonio.
También por esta causa la gente había venido a recibirle, porque había oído que Él había hecho este milagro.
Pero los fariseos dijeron entre sí: ¿Veis que nada ganáis? He aquí el mundo se va tras Él.
Pero a pesar de que Él había hecho tantos milagros delante de ellos, no creían en Él;
Estas cosas dijo Isaías cuando vio su gloria, y habló acerca de Él.
Con todo eso, aun muchos de los príncipes creyeron en Él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
Porque yo no he hablado de mí mismo; sino que el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.
Pues Él sabía quién le iba a entregar, por eso dijo: No sois limpios todos.
Él entonces, recostado en el pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
Y tras el bocado Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
Entonces él, habiendo recibido el bocado, salió en seguida; y era ya noche.
Entonces, cuando él hubo salido, Jesús dijo: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él.
Si Dios es glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo; y en seguida le glorificará.
¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo; sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago él también las hará; y mayores que éstas hará, porque yo voy a mi Padre.
y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre;
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, éste es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Respondió Jesús y le dijo: Si alguno me ama, mis palabras guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.
No me elegisteis vosotros a mí; sino que yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre; Él os lo dé.
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí.
Y cuando Él venga, redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio.
Pero cuando el Espíritu de verdad venga, Él os guiará a toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber las cosas que han de venir.
Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Cuando Jesús hubo dicho estas palabras, salió con sus discípulos al otro lado del arroyo de Cedrón, donde había un huerto, en el cual Él entró, y sus discípulos.
Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que habían de venir sobre Él, salió y les dijo: ¿A quién buscáis?
Y cuando Él les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra.
Entonces la criada que guardaba la puerta, dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Él dijo: No soy.
Y cuando Él hubo dicho esto, uno de los alguaciles que estaba allí, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?
Y estaba Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú también uno de sus discípulos? Él negó, y dijo: No soy.
Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquél a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con Él?
Pilato le dijo: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Ninguna falta hallo en Él.
Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: He aquí, os lo traigo fuera, para que entendáis que ninguna falta hallo en Él.
Y cuando le vieron los príncipes de los sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo falta en Él.
Y Él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota;
donde le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
Y los principales sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: No escribas: El Rey de los judíos; sino que Él dijo: Yo soy Rey de los judíos.
Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien Él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.
Y vinieron los soldados y quebraron las piernas al primero, y al otro que había sido crucificado con Él.
Y el que lo vio, da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.
Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que Él resucitase de los muertos.
Vino María Magdalena dando las nuevas a los discípulos de que había visto al Señor, y que Él le había dicho estas cosas.
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Y Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar por la multitud de peces.
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí Señor, tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
Vuelve a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Le responde: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis ovejas.
Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Tú sígueme.
Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo: No morirá; sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué a ti?
hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que Él había escogido;
Y Él les dijo: No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que Él se iba, he aquí dos varones en vestiduras blancas se pusieron junto a ellos;
Porque él era contado con nosotros y tuvo parte en este ministerio.
Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros con milagros y prodigios, y señales que Dios hizo en medio de vosotros por medio de Él, como también vosotros sabéis.
Porque David dice de Él: Veía al Señor siempre delante de mí: Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,
Y Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
Y sabían que él era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y fueron llenos de asombro y admiración por lo que le había sucedido.
Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, en su nombre le ha confirmado: Así que, la fe que por Él es, le ha dado esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
y Él envíe a Jesucristo, que os fue antes predicado;
Porque Moisés en verdad dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará Profeta de vuestros hermanos, como yo; a Él oiréis en todas las cosas que os hablare.
sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que por el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por Él este hombre está en vuestra presencia sano.
Y al instante cayó a los pies de él, y expiró; y entrando los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.
Entonces se levantó el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, que es la secta de los saduceos, y se llenaron de celos;
Y habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos.
Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los dejaron libres.
Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, puestos los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán,
Entonces salió de la tierra de los caldeos, y habitó en Harán: y de allí, muerto su padre, Él le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.
Y no le dio herencia en ella, ni siquiera para asentar un pie; mas le prometió que se la daría en posesión a él, y a su simiente después de él, cuando él aún no tenía hijo.
Y los patriarcas, movidos de envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios era con él,
Y él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar libertad por su mano; pero ellos no lo habían entendido.
Y mirándolo Moisés, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor,
Éste es aquel Moisés, el cual dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de entre vuestros hermanos, como yo; a Él oiréis.
Nuestros padres tuvieron el tabernáculo del testimonio en el desierto, tal como Él lo había ordenado cuando dijo a Moisés que lo hiciese según el modelo que había visto.
Y cuando oyeron estas cosas, se enfurecieron en sus corazones, y crujían los dientes contra él.
Más él, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús en pie a la diestra de Dios,
Entonces dando grandes voces, y tapándose sus oídos, arremetieron a una contra él.
Y apedrearon a Esteban, mientras él invocaba a Dios y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
Y unos varones piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran lamentación por él.
Entonces él se levantó, y fue. Y he aquí un etíope, eunuco, hombre de gran autoridad bajo Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,
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- 22.Salmos 107:9-Proverbios 30:5
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