'Él' en la Biblia
- 1.Gé 1:11-Gé 27:22
- 2.Gé 27:24-Gé 42:12
- 3.Gé 42:38-Éx 18:2
- 4.Éx 18:11-Levítico 8:2
- 5.Levítico 8:7-Números 14:36
- 6.Números 15:14-Deuteronomio 15:22
- 7.Deuteronomio 16:8-Josué 17:1
- 8.Josué 17:4-Jueces 13:25
- 9.Jueces 14:4-1 Samuel 14:39
- 10.1 Samuel 15:3-1 Samuel 30:21
- 11.1 Samuel 31:5-2 Samuel 17:5
- 12.2 Samuel 17:9-1 Reyes 9:11
- 13.1 Reyes 9:24-1 Reyes 22:17
- 14.1 Reyes 22:18-2 Reyes 9:11
- 15.2 Reyes 9:12-1 Crónicas 16:32
- 16.1 Crónicas 16:40-2 Crónicas 24:20
- 17.2 Crónicas 24:21-Nehemías 3:30
- 18.Nehemías 3:31-Job 13:16
- 19.Job 14:6-Job 36:30
- 20.Job 36:31-Salmos 47:9
- 21.Salmos 48:14-Salmos 107:6
- 22.Salmos 107:9-Proverbios 30:5
- 23.Proverbios 30:6-Isaías 42:1
- 24.Isaías 42:10-Jeremías 41:2
- 25.Jeremías 41:3-Ezequiel 36:20
- 26.Ezequiel 37:19-Oseas 12:14
- 27.Oseas 13:15-Mateo 5:41
- 28.Mateo 5:45-Mateo 26:18
- 29.Mateo 26:23-Marcos 9:15
- 30.Marcos 9:19-Lucas 5:14
- 31.Lucas 5:15-Lucas 14:4
- 32.Lucas 14:8-Lucas 24:38
- 33.Lucas 24:43-Juan 10:39
- 34.Juan 10:41-Hechos 8:27
- 35.Hechos 8:30-Hechos 28:8
- 36.Hechos 28:23-Colosenses 2:6
- 37.Colosenses 2:7-1 Juan 3:22
- 38.1 Juan 3:24-Apocalipsis 22:18
arraigados y sobreedificados en Él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en ella con acciones de gracias.
Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
y vosotros estáis completos en Él, el cual es la cabeza de todo principado y potestad.
Sepultados con Él en el bautismo, en el cual también sois resucitados con Él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él; perdonándoos todos los pecados,
Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria.
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias al Dios y Padre por medio de Él.
Porque yo doy testimonio de él, que tiene gran celo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por los que están en Hierápolis.
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Él a los que durmieron en Jesús.
quien murió por nosotros, para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con Él.
para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en Él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Os rogamos, pues, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con Él,
Y si alguno no obedeciere a nuestra palabra por esta epístola, señalad al tal, y no os juntéis con él, para que se avergüence.
Mas por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero, toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en Él para vida eterna.
el único que tiene inmortalidad, y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea honra y poder sempiterno. Amén.
antes, estando él en Roma, me buscó diligentemente, y me halló.
Palabra fiel es ésta: Que si somos muertos con Él, también viviremos con Él:
Si sufrimos, también reinaremos con Él; si lo negáremos, Él también nos negará:
Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.
y se zafen del lazo del diablo, en que están cautivos por él, a su voluntad.
Guárdate tú también de él; pues en gran manera ha resistido a nuestras palabras.
Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A Él sea gloria por siempre jamás. Amén.
Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a Él Padre, y Él me será a mí Hijo?
pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites?
Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a Él; mas aún no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
Y otra vez: Yo en Él pondré mi confianza. Y otra vez: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
Porque en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
Pero nosotros que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que Él dijo: Por tanto juré en mi ira: No entrarán en mi reposo; aunque sus obras fueron acabadas desde el principio del mundo.
Así que, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero fue predicado no entraron por causa de incredulidad,
que pueda compadecerse de los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de flaqueza;
Así que, si la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley) ¿qué necesidad había aún de que se levantase otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
Porque Él testifica: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
Y tanto más en cuanto no sin juramento fue hecho Él sacerdote;
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque si Él estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan ofrendas según la ley;
Mas ahora tanto mejor ministerio es el suyo, por cuanto Él es el mediador de un mejor testamento, que ha sido establecido sobre mejores promesas.
Y por causa de esto Él es mediador del nuevo testamento, para que interviniendo muerte para la redención de las transgresiones que había bajo el primer testamento, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
por el camino nuevo y vivo que Él nos consagró a través del velo, esto es, por su carne;
Por fe Abraham cuando fue probado, ofreció a Isaac, y él que había recibido las promesas, ofreció a su hijo unigénito,
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
¿Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige? Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor, ni desmayes cuando eres de Él reprendido.
A la verdad ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por él son ejercitados.
Sean vuestras costumbres sin avaricia; contentos con lo que tenéis; porque Él dijo: No te dejaré ni te desampararé.
Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando su vituperio.
Así que, por medio de Él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de nuestros labios dando gracias a su nombre.
os haga perfectos para toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea gloria para siempre jamás. Amén.
mas el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.
Cuando uno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado con el mal, ni Él tienta a nadie;
Él, de su voluntad nos ha engendrado por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.
Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego se olvida cómo era.
Mas Él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad vuestras manos; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará.
Habéis condenado y dado muerte al justo; y él no os resiste.
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
quienes por Él creéis en Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en Él, no será avergonzado.
Para vosotros, pues, los que creéis; Él es precioso; mas para los desobedientes, la piedra que los edificadores desecharon; ésta fue hecha la cabeza del ángulo;
ya a los gobernadores, como por Él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.
Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por las heridas del cual habéis sido sanados.
el cual habiendo subido al cielo, está a la diestra de Dios; estando sujetos a Él, ángeles, autoridades y potestades.
Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados; porque el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Cierto según ellos, Él es blasfemado, mas según vosotros Él es glorificado.
Por tanto, los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden a Él sus almas, como a fiel Creador, haciendo el bien.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo;
echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.
Y el Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna por Cristo Jesús, después que hubiereis padecido un poco de tiempo, Él mismo os perfeccione, afirme, corrobore y establezca.
A Él sea gloria e imperio para siempre. Amén.
Porque Él recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando le fue enviada desde la magnífica gloria una gran voz que decía: Éste es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento.
Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con Él en el monte santo.
Por lo cual, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de Él en paz, sin mácula y sin reprensión.
Mas creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea gloria ahora y para siempre. Amén.
Y éste es el mensaje que oímos de Él, y os anunciamos; que Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas.
Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
mas si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;
pero el que guarda su palabra, verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado en él; por esto sabemos que estamos en Él.
El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.
Otra vez, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en Él y en vosotros; porque las tinieblas han pasado, y la luz verdadera ya alumbra.
El que ama a su hermano, está en luz, y no hay tropiezo en él.
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Y ésta es la promesa que Él nos hizo; la vida eterna.
Pero la unción que vosotros habéis recibido de Él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que alguien os enseñe; sino que como la unción misma os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, y así como os ha enseñado, vosotros permaneceréis en Él.
Y ahora, hijitos, permaneced en Él; para que cuando Él apareciere, tengamos confianza, y no seamos avergonzados delante de Él en su venida.
Si sabéis que Él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de Él.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él apareciere, seremos semejantes a Él, porque le veremos como Él es.
Y cualquiera que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro.
Y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él.
Todo aquel que permanece en Él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia, es justo, como también Él es justo.
Todo aquel que es nacido de Dios, no peca, porque su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
En esto conocemos el amor de Dios, en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano tener necesidad, y le cierra sus entrañas, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de Él.
Porque si nuestro corazón nos reprende, mayor es Dios que nuestro corazón, y Él conoce todas las cosas.
y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.
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- 20.Job 36:31-Salmos 47:9
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- 22.Salmos 107:9-Proverbios 30:5
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