'Entonces' en la Biblia
- 1.Gé 2:21-Gé 38:18
- 2.Gé 38:22-Éx 18:17
- 3.Éx 19:7-Números 16:30
- 4.Números 16:36-Josué 8:7
- 5.Josué 8:9-Rut 4:5
- 6.Rut 4:8-2 Samuel 3:31
- 7.2 Samuel 4:3-1 Reyes 3:26
- 8.1 Reyes 3:27-2 Reyes 8:2
- 9.2 Reyes 8:5-2 Crónicas 18:8
- 10.2 Crónicas 18:16-Job 40:6
- 11.Salmos 2:5-Jeremías 44:15
- 12.Jeremías 52:9-Mateo 11:20
- 13.Mateo 12:13-Marcos 2:3
- 14.Marcos 2:12-Lucas 16:16
- 15.Lucas 16:24-Juan 11:33
- 16.Juan 11:36-Hechos 12:3
- 17.Hechos 12:11-Apocalipsis 16:18
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía á Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
El entonces dijo: No, padre Abraham: mas si alguno fuere á ellos de los muertos, se arrepentirán.
Entonces el Señor dijo: Si tuvieseis fe como un grano de mostaza, diréis á este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá.
Entonces uno de ellos, como se vió que estaba limpio, volvió, glorificando á Dios á gran voz;
Entonces él, oídas estas cosas, se puso muy triste, porque era muy rico.
Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado las posesiones nuestras, y te hemos seguido.
Entonces dió voces, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí.
Jesús entonces parándose, mandó traerle á sí: y como él llegó, le preguntó,
Entonces él descendió apriesa, y le recibió gozoso.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy á los pobres; y si en algo he defraudado á alguno, lo vuelvo con el cuatro tanto.
Entonces él le dijo: Mal siervo, de tu boca te juzgo. Sabías que yo era hombre recio, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
Entonces algunos de los Fariseos de la compañía, le dijeron: Maestro, reprende á tus discípulos.
Respondiendo entonces Jesús, les dijo: Os preguntaré yo también una palabra; respondedme:
Entonces Jesús les dijo: Ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas.
Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado: quizás cuando á éste vieren, tendrán respeto.
Entonces les dijo: Pues dad á César lo que es de César; y lo que es de Dios, á Dios.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento:
El entonces dijo: Mirad, no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy; y, el tiempo está cerca: por tanto, no vayáis en pos de ellos.
Entonces les dijo: Se levantará gente contra gente, y reino contra reino;
Y cuando viereis á Jerusalem cercada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.
Entonces los que estuvieren en Judea, huyan á los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.
Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas:
Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en una nube con potestad y majestad grande.
Entonces él os mostrará un gran cenáculo aderezado; aparejad allí.
Ellos entonces comenzaron á preguntar entre sí, cuál de ellos sería el que había de hacer esto.
Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores:
Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y él les dijo: Basta.
Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con beso entregas al Hijo del hombre?
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
Entonces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.
Entonces, vuelto el Señor, miró á Pedro: y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio deseamos? porque nosotros lo hemos oído de su boca.
LEVANTANDOSE entonces toda la multitud de ellos, lleváronle á Pilato.
Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiéndo él, dijo: Tú lo dices.
Entonces Pilato, oyendo de Galilea, preguntó si el hombre era Galileo.
Entonces Pilato, convocando los príncipes de los sacerdotes, y los magistrados, y el pueblo,
Entonces Pilato juzgó que se hiciese lo que ellos pedían;
Entonces comenzarán á decir á los montes: Caed sobre nosotros: y á los collados: Cubridnos.
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Entonces Jesús, clamando á gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, espiró.
Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fué varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Entonces él les dijo: Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron; mas él se desapareció de los ojos de ellos.
Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo había sido conocido de ellos al partir el pan.
Entonces ellos espantados y asombrados, pensaban que veían espíritu.
Entonces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel.
Entonces les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras;
Y dícele: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora.
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me comió.
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fué á la ciudad, y dijo á aquellos hombres:
Entonces salieron de la ciudad, y vinieron á él.
Entonces los discípulos decían el uno al otro: ¿Si le habrá traído alguien de comer?
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y milagros no creeréis.
Entonces él les preguntó á qué hora comenzó á estar mejor. Y dijéronle: Ayer á las siete le dejó la fiebre.
El padre entonces entendió, que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él y toda su casa.
Entonces los Judíos decían á aquel que había sido sanado: Sábado es: no te es lícito llevar tu lecho.
Preguntáronle entonces: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?
Entonces, por tanto, más procuraban los Judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también á su Padre llamaba Dios, haciéndose igual á Dios.
Respondió entonces Jesús, y díjoles: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre: porque todo lo que él hace, esto también hace el Hijo juntamente.
Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar: y recostáronse como número de cinco mil varones.
Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.
Ellos entonces gustaron recibirle en el barco: y luego el barco llegó á la tierra donde iban.
Dijéronle entonces: ¿Qué señal pues haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obras?
Murmuraban entonces de él los Judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendí del cielo.
Entonces los Judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos su carne á comer?
Dijo entonces Jesús á los doce: ¿Queréis vosotros iros también?
Díceles entonces Jesús: Mi tiempo aun no ha venido; mas vuestro tiempo siempre está presto.
Mas como sus hermanos hubieron subido, entonces él también subió á la fiesta, no manifiestamente, sino como en secreto.
Decían entonces unos de los de Jerusalem: ¿No es éste al que buscan para matarlo?
Entonces clamaba Jesús en el templo, enseñando y diciendo: Y á mí me conocéis, y sabéis de dónde soy: y no he venido de mí mismo; mas el que me envió es verdadero, al cual vosotros no conocéis.
Entonces procuraban prenderle; mas ninguno puso en él mano, porque aun no había venido su hora.
Entonces los Judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir éste que no le hallemos? ¿Se ha de ir á los esparcidos entre los Griegos, y á enseñar á los Griegos?
Entonces algunos de la multitud, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente éste es el profeta.
Entonces los Fariseos les respondieron: ¿Estáis también vosotros engañados?
Entonces los escribas y los Fariseos le traen una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio,
Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más.
Entonces los Fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio: tu testimonio no es verdadero.
Decían entonces los Judíos: ¿Hase de matar á sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?
Y decíanle: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho.
Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo.
Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.
Respondieron entonces los Judíos, y dijéronle: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres Samaritano, y tienes demonio?
Entonces los Judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre.
Dijéronle entonces los Judíos: Aun no tienes cincuenta años, ¿y has visto á Abraham?
Tomaron entonces piedras para tirarle: mas Jesús se encubrió, y salió del templo; y atravesando por medio de ellos, se fué.
Y díjole: Ve, lávate en el estanque de Siloé (que significa, si lo interpretares, Enviado). Y fué entonces, y lavóse, y volvió viendo.
Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿no es éste el que se sentaba y mendigaba?
Entonces le dijeron: ¿Dónde está aquél? El dijo: No sé.
Entonces unos de los Fariseos decían: Este hombre no es de Dios, que no guarda el sábado. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos.
Entonces él respondió, y dijo: Si es pecador, no lo sé: una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.
Entonces volvieron á tomar piedras los Judíos para apedrearle.
ESTABA entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Bethania, la aldea de María y de Marta su hermana.
Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, salvo estará.
Entonces, pues, Jesús les dijo claramente: Lázaro es muerto;
Dijo entonces Tomás, el que se dice el Dídimo, á sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Entonces Marta, como oyó que Jesús venía, salió á encontrarle; mas María se estuvo en casa.
Entonces los Judíos que estaban en casa con ella, y la consolaban, como vieron que María se había levantado prestamente, y había salido, siguiéronla, diciendo: Va al sepulcro á llorar allí.
Jesús entonces, como la vió llorando, y á los Judíos que habían venido juntamente con ella llorando, se conmovió en espíritu, y turbóse,
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