100 casos

'Lo' en la Biblia

Jesús lo reprendió, diciendo: ¿Cállate, y sal de él!

Movido a compasión, extendiendo {Jesús} la mano, lo tocó, y le dijo*: Quiero; sé limpio.

Y al instante la lepra lo dejó y quedó limpio.

Entonces {Jesús} lo amonestó severamente y enseguida lo despidió,

y le dijo*: Mira, no digas nada a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza lo que Moisés ordenó, para testimonio a ellos.

Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo {al encogerse} tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor.

Entonces los fariseos le decían: Mira, ¿por qué hacen lo que no es lícito en el día de reposo?

Y El les dijo*: ¿Nunca habéis leído lo que David hizo cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y sus compañeros,

de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, {que} al oír todo lo que {Jesús} hacía, vino a El.

Porque al que tiene, se le dará {más,} pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado {el tiempo de} la siega.

También decía: ¿A qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola lo describiremos?

Y los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y {la gente} vino a ver qué era lo que había sucedido.

Y los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido {esto} al endemoniado, y lo de los cerdos.

Al entrar El en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara acompañarle.

Pero {Jesús} no se lo permitió, sino que le dijo*: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y {cómo} tuvo misericordia de ti.

y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado;

Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de El y le dijo toda la verdad.

Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues {Herodes} se había casado con ella.

porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Y cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo.

y cuando la hija misma de Herodías entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban {a la mesa} con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré.

Y le juró: Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.

Los apóstoles se reunieron* con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado.

Y dondequiera que El entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados.

no hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo; sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que contamina al hombre.

Y El les dijo*: ¿También vosotros sois tan faltos de entendimiento? ¿No comprendéis que todo lo que de afuera entra al hombre no le puede contaminar,

Y decía: Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.

Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa, no quería que nadie {lo} supiera, pero no pudo pasar inadvertido;

Y {Jesús} les ordenó que a nadie se lo dijeran; pero mientras más se lo ordenaba, tanto más ellos lo proclamaban.

Y se asombraron en gran manera, diciendo: Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos hace oír y a los mudos hablar.

Sus discípulos le respondieron: ¿Dónde podrá alguien {encontrar lo suficiente para} saciar de pan a éstos aquí en el desierto?

{Todos} comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas.

Llegaron* a Betsaida, y le trajeron* un ciego y le rogaron* que lo tocara.

Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ¿Ves algo?

Entonces {Jesús} puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y lo veía todo con claridad.

Y lo envió a su casa diciendo: Ni aun en la aldea entres.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos.

Y se guardaron para sí lo dicho, discutiendo entre sí qué significaría resucitar de entre los muertos.

y siempre que se apodera de él, lo derriba, y echa espumarajos, cruje los dientes y se va consumiendo. Y dije a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron.

Y se lo trajeron. Y cuando el espíritu vio a Jesús, al instante sacudió con violencia al muchacho, y {éste,} cayendo a tierra, se revolcaba echando espumarajos.

Y muchas veces lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.

Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y él se puso en pie.

Saliendo de allí, iban pasando por Galilea, y El no quería que nadie {lo} supiera.

Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en sus brazos les dijo:

Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí.

Pero cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el reino de Dios.

Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.

{Entonces} Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

E iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; y estaban perplejos, y los que le seguían tenían miedo. Y tomando aparte de nuevo a los doce, comenzó a decirles lo que le iba a suceder:

Y se le acercaron* Jacobo y Juan, los dos hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos.

Pero Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que soy bautizado?

Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!

Y si alguien os dice: `` ¿Por qué hacéis eso?" decid: ``El Señor lo necesita"; y enseguida lo devolverá acá.

Ellos fueron y encontraron un pollino atado junto a la puerta, afuera en la calle, y lo desataron*.

En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: ``Quítate y arrójate al mar", y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será {concedido.}

Pero ellos, echándole mano, lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías.

De nuevo les mandó otro siervo, y a él lo hirieron en la cabeza y lo trataron vergonzosamente.

Y envió a otro y a éste lo mataron; y {así con} otros muchos, golpeando a unos y matando a otros.

Y echándole mano, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.

{Se lo} trajeron, y El les dijo*: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Y ellos le dijeron: Del César.

porque todos ellos echaron de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza echó todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.

Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!

Y estando El en Betania, sentado {a la mesa} en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso de nardo puro; {y} rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.

Y en verdad os digo: Dondequiera que el evangelio se predique en el mundo entero, también se hablará de lo que ésta ha hecho, para memoria suya.

En verdad os digo: Ya no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios.

Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no {lo haré.}

Pero {Pedro} con insistencia repetía: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos decían también lo mismo.

Cierto joven le seguía, vestido {sólo} con una sábana sobre {su cuerpo} desnudo; y lo prendieron*;

Y los principales sacerdotes y todo el concilio, procuraban obtener testimonio contra Jesús para darle muerte, pero no lo hallaban.

y al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo*: Tú también estabas con Jesús el Nazareno.

Pero él {lo} negó, diciendo: Ni sé, ni entiendo de qué hablas. Y salió al portal, y un gallo cantó.

Cuando la sirvienta lo vio, de nuevo comenzó a decir a los que estaban allí: Este es {uno} de ellos.

Pero él lo negó otra vez. Y poco después los que estaban allí volvieron a decirle a Pedro: Seguro que tú eres {uno} de ellos, pues también eres galileo.

Cuando le crucificaron*, se repartieron* sus vestidos, echando suertes sobre ellos {para decidir} lo que cada uno tomaría.

Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas,

Algunos de los que estaban allí, al oír{lo,} decían: Mirad, a Elías llama.

{Y} ella fue y se lo comunicó a los que habían estado con El, que estaban lamentándose y llorando.

Y éstos fueron y se lo comunicaron a los demás, pero a ellos tampoco les creyeron.

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso