39 casos

'Palabras' en la Biblia

Si probáremos á hablarte, serte ha molesto; Mas ¿quién podrá detener las palabras?

Al que vacilaba, enderezaban tus palabras, Y esforzabas las rodillas que decaían.

Porque pesaría aquél más que la arena del mar: Y por tanto mis palabras son cortadas.

Y sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo.

Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el que reprende de vosotros?

¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?

¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?

¿No te enseñarán ellos, te dirán, Y de su corazón sacarán palabras?

¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras estudiadas?

¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre parlero será justificado?

Ciertamente el oído distingue las palabras, Y el paladar gusta las viandas.

¿Disputará con palabras inútiles, Y con razones sin provecho?

Pues haces frente á Dios con tu espíritu, Y sacas tales palabras de tu boca?

¿Tendrán fin las palabras ventosas? O ¿qué te animará á responder?

También yo hablaría como vosotros. Ojalá vuestra alma estuviera en lugar de la mía, Que yo os tendría compañía en las palabras, Y sobre vosotros movería mi cabeza.

Mas yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría el dolor vuestro.

¿Cuándo pondréis fin á las palabras? Entended, y después hablemos.

Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ­Quién diese que se escribieran en un libro!

Y si no, ¿quién me desmentirá ahora, O reducirá á nada mis palabras?

¿A quién has anunciado palabras, Y cuyo es el espíritu que de ti sale?

Los príncipes detenían sus palabras, Ponían la mano sobre su boca;

He aquí yo he esperado á vuestras razones, He escuchado vuestros argumentos, En tanto que buscabais palabras.

Ahora bien, Job no enderezó á mí sus palabras, Ni yo le responderé con vuestras razones.

Porque lleno estoy de palabras, Y el espíritu de mi vientre me constriñe.

POR tanto, Job, oye ahora mis razones, Y escucha todas mis palabras.

Si pudieres, respóndeme: Dispón tus palabras, está delante de mí.

De cierto tú dijiste á oídos míos, Y yo oí la voz de tus palabras que decían:

Oid, sabios, mis palabras; Y vosotros, doctos, estadme atentos.

Porque el oído prueba las palabras, Como el paladar gusta para comer.

Si pues hay en ti entendimiento, oye esto: Escucha la voz de mis palabras.

Porque á su pecado añadió impiedad: Bate las manos entre nosotros, Y contra Dios multiplica sus palabras.

Por eso Job abrió su boca vanamente, Y multiplica palabras sin sabiduría.

Porque de cierto no son mentira mis palabras; Contigo está el que es íntegro en sus conceptos.

Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras á Job, Jehová dijo á Eliphaz Temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros: porque no habéis hablado por mí lo recto, como mi siervo Job.

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