'Se' en la Biblia
- 1.Gé 1:2-Gé 22:19
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- 8.Números 16:42-Deuteronomio 11:25
- 9.Deuteronomio 12:22-Josué 5:3
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- 12.Jueces 21:4-1 Samuel 14:11
- 13.1 Samuel 14:19-1 Samuel 25:36
- 14.1 Samuel 25:37-2 Samuel 13:31
- 15.2 Samuel 13:37-1 Reyes 1:35
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- 17.1 Reyes 18:7-2 Reyes 7:17
- 18.2 Reyes 8:2-1 Crónicas 6:56
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- 23.Job 15:30-Job 36:4
- 24.Job 36:10-Salmos 28:7
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- 26.Salmos 69:26-Salmos 106:41
- 27.Salmos 106:43-Proverbios 14:18
- 28.Proverbios 14:19-Eclesiastés 1:7
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- 38.Daniel 5:9-Oseas 9:6
- 39.Oseas 9:9-Miqueas 4:11
- 40.Miqueas 5:1-Malaquías 3:3
- 41.Mateo 1:18-Mateo 16:4
- 42.Mateo 16:5-Mateo 27:60
- 43.Mateo 27:62-Marcos 13:24
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- 45.Lucas 8:28-Lucas 22:14
- 46.Lucas 22:20-Juan 11:54
- 47.Juan 11:57-Hechos 7:42
- 48.Hechos 7:57-Hechos 20:14
- 49.Hechos 20:16-1 Corintios 7:11
- 50.1 Corintios 7:15-Filipenses 2:10
- 51.Filipenses 2:26-Santiago 1:11
- 52.Santiago 1:24-Apocalipsis 21:1
Y su concubina, que se llamaba Reúma, dio a luz también a Teba, y a Gaham, y a Tahas, y a Maaca.
Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo:
Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het;
Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, oyéndolo los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, corrientes por los mercaderes.
Y el siervo tomó diez camellos de los camellos de su señor, y fue llevando en su mano lo mejor que su señor tenía; y se levantó y fue a Ara Naharaim, a la ciudad de Nacor.
Y la doncella era de muy hermoso aspecto, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía.
Y ella respondió: Bebe, señor mío: y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber.
Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos.
El varón entonces se inclinó, y adoró al SEÑOR.
Y Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera al varón, a la fuente;
y el SEÑOR ha bendecido mucho a mi señor, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos.
Y fue, que cuando el siervo de Abraham oyó sus palabras, se inclinó a tierra al SEÑOR.
Se levantó entonces Rebeca y sus doncellas, y subieron sobre los camellos, y siguieron al varón; y el siervo tomó a Rebeca, y se fue.
porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el siervo había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió.
Y la introdujo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer; y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre.
Y los hijos se combatían dentro de ella; y dijo: Si es así ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar al SEÑOR.
Y cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí mellizos en su vientre.
Entonces Jacob dio a Esaú del pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó, y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.
Y hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que fue en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar.
Y se le apareció el SEÑOR, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré;
Y el varón se engrandeció, y fue adelantando y engrandeciéndose, hasta hacerse muy grande;
E Isaac se fue de allí; y asentó sus tiendas en el valle de Gerar, y habitó allí.
Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora nos ha hecho ensanchar el SEÑOR y fructificaremos en la tierra.
Y se le apareció el SEÑOR aquella noche, y dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, que yo soy contigo, y yo te bendeciré, y multiplicaré tu simiente por causa de Abraham mi siervo.
Y madrugaron por la mañana, y juraron el uno al otro; e Isaac los envió, y ellos se despidieron de él en paz.
Y aconteció que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron de vista, llamó a Esaú, su hijo el mayor, y le dijo: Mi hijo. Y él respondió: Heme aquí.
Y él dijo: He aquí ya soy viejo, no sé el día de mi muerte.
Y Rebeca oyó, cuando hablaba Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para coger la caza que había de traer.
Entonces Isaac dijo a su hijo: ¿Qué es esto, que tan presto hallaste hijo mío? Y él respondió: Porque el SEÑOR tu Dios hizo que se encontrara delante de mí.
Y se acercó Jacob a su padre Isaac; y él le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, mas las manos son las manos de Esaú.
Y dijo: Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que te bendiga mi alma; y él se la acercó, y comió; le trajo también vino, y bebió.
Y él se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, y dijo: Mira, el olor de mi hijo, como el olor del campo que el SEÑOR ha bendecido.
Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti: Sé señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre; malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren.
Entonces se estremeció Isaac con grande estremecimiento, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que tomó caza, y me trajo, y comí de todo antes que vinieras? Yo le bendije, y será bendito.
Y él respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, que ya me ha engañado dos veces; se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí?
Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea de matarte.
Y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue.
Hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti, y se olvide de lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de allá, ¿por qué seré privada de vosotros dos en un día?
y que Jacob había escuchado a su padre y a su madre, y se había ido a Padan-aram.
y se fue Esaú a Ismael, y tomó para sí por mujer a Mahalat, hija de Ismael, hijo de Abraham, hermana de Nebaiot, además de sus otras mujeres.
y se encontró con un lugar, y durmió allí porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel lugar y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.
Y se juntaban allí todos los rebaños; y revolvían la piedra de sobre la boca del pozo, y abrevaban las ovejas; y volvían la piedra sobre la boca del pozo a su lugar.
Y ellos respondieron: No podemos, hasta que se junten todos los rebaños, y remuevan la piedra de sobre la boca del pozo, para que abrevemos las ovejas.
Y sucedió que, cuando Jacob vio a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre, y a las ovejas de Labán, el hermano de su madre, se acercó Jacob, y removió la piedra de sobre la boca del pozo, y abrevó el ganado de Labán, hermano de su madre.
Y sucedió que a la noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él entró a ella.
Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor.
Cumple la semana de ésta, y se te dará también la otra, por el servicio que hicieres conmigo otros siete años.
Y Jacob se enojaba contra Raquel, y decía: ¿Soy yo en lugar de Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?
Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y abrió su matriz.
Así responderá por mí mi justicia mañana cuando me viniere mi salario delante de ti; todo lo que no fuere pintado ni manchado en las cabras y bermejo en las ovejas mías, se me ha de tener por de hurto.
Y puso las varas que había mondado en las pilas, en los abrevaderos del agua donde las ovejas venían a beber, delante de las ovejas, las cuales se calentaban viniendo a beber.
Y sucedía que cuantas veces se calentaban las fuertes, Jacob ponía las varas delante de las ovejas en las pilas, para que concibieran delante de las varas.
Y se multiplicó el varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos.
Y sucedió que al tiempo que las ovejas se calentaban, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí que los machos que subían sobre las hembras eran cinchados, pintados y overos.
¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?
Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos.
Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó, y pasó el río, y puso su rostro al monte de Galaad.
Y tomó Raquel los ídolos, y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y tentó Labán toda la tienda y no los halló.
Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; porque tengo la costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.
Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué prevaricación es la mía? ¿Cuál es mi pecado, que has seguido en pos de mí?
De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño se huía de mis ojos.
Y madrugó Labán por la mañana, y besó a sus hijos y a sus hijas, y los bendijo; y volvió y se tornó a su lugar.
Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y partió el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos cuadrillas;
Y tú has dicho: Yo te haré bien, y pondré tu simiente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud.
Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc.
Y se quedó Jacob solo, y luchó con él un varón, hasta que el alba subía.
Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó la palma de su muslo, la palma del muslo de Jacob se descoyuntó luchando con él.
Y él dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en la palma del muslo; porque tocó a la palma del muslo de Jacob en el tendón que se contrajo.
Y él pasó delante de ellos, y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano.
Y Esaú corrió a su encuentro, y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.
Y vino Lea con sus niños, y se inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron.
Así se volvió Esaú aquel día por su camino a Seir.
Y vino Jacob sano a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y se asentó delante de la ciudad.
Y la vio Siquem, hijo de Hamor, el heveo, príncipe de aquella tierra, y la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró.
Mas su alma se apegó a Dina la hija de Jacob, y se enamoró de la joven, y habló al corazón de ella.
Y los hijos de Jacob vinieron del campo cuando lo supieron; y se entristecieron los varones, y se ensañaron mucho, porque hizo locura en Israel acostándose con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho.
Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Siquem se ha apegado con vuestra hija; os ruego que se la deis por mujer.
Mas con esta condición os haremos placer; si habéis de ser como nosotros, que se circuncide entre vosotros todo varón;
Mas con esta condición nos harán estos hombres el placer de habitar con nosotros, para que seamos un pueblo: si se circuncidare en nosotros todo varón, así como ellos son circuncidados.
Y a Hamor y a Siquem su hijo los mataron a filo de espada; y tomaron a Dina de casa de Siquem, y se fueron.
y toda su hacienda; se llevaron cautivos a todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había en casa.
Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví: Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí, y me herirán, y seré destruido yo y mi casa.
Y dijo Dios a Jacob: Levántate, sube a Bet-el, y estáte allí; y haz allí un altar a Dios quien se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.
y edificó allí un altar, y llamó el lugar El-betel, porque allí se le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano.
Entonces murió Débora, ama de Rebeca, y fue sepultada a las raíces de Bet-el, debajo de un alcornoque; y se llamó su nombre Alón-bacut.
Y se apareció otra vez Dios a Jacob, cuando se había vuelto de Padan-aram, y le bendijo.
Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel.
Y se fue de él Dios, del lugar donde había hablado con él.
Y Esaú tomó sus mujeres, y sus hijos, y sus hijas, y todas las personas de su casa, y sus ganados, y todas sus bestias, y toda su hacienda que había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a otra tierra de delante de Jacob su hermano.
He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío.
Y soñó aún otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí.
Y aquel hombre respondió: Ya se han ido de aquí; yo les oí decir: Vamos a Dotán. Entonces José fue tras de sus hermanos, y los halló en Dotán.
Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas y bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto.
Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso saco sobre sus lomos, y se enlutó por su hijo muchos días.
Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso tomar consolación, y dijo: Porque yo descenderé a mi hijo enlutado hasta la sepultura. Y lo lloró su padre.
Y aconteció en aquel tiempo, que Judá descendió con sus hermanos, y se fue a un varón adulamita, que se llamaba Hira.
Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y entró a ella,
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