'Comer' en la Biblia
Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.
Y la comida que has de comer será por peso de veinte siclos al día; de tiempo a tiempo lo comerás.
Es para el príncipe; el príncipe, él se sentará en ella para comer pan delante de Jehová; por el camino del vestíbulo de la puerta entrará, y por el mismo camino saldrá.
Y junto al río, en su ribera de uno y otro lado, crecerá todo árbol frutal; su hoja nunca caerá, ni faltará su fruto; a sus meses madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.
Prueba, te ruego, con tus siervos por diez días, y que nos den legumbres a comer, y agua a beber.
Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y te harán comer hierba del campo, como a los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da.
Y fue echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fue puesto con las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer, como a buey, y su cuerpo fue bañado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios señorea en el reino de los hombres, y que pone sobre él a quien le place.
Y aconteció que cuando acabó de comer la hierba de la tierra, yo dije: Oh Señor DIOS, perdona, te ruego; ¿quién levantará a Jacob? Porque es pequeño.
Así dice Jehová acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, que muerden con sus dientes, y claman: Paz, y contra el que no les da de comer, declaran guerra.
¡Ay de mí! porque he venido a ser como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, que no queda racimo para comer; mi alma desea los primeros frutos.
Todas tus fortalezas cual higueras con brevas; que si las sacuden, caen en la boca del que las ha de comer.
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en sábado; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
cómo entró en la casa de Dios, y comió del pan de la proposición, que no le era lícito comer, ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes?
Y cuando fue la tarde, sus discípulos vinieron a Él, diciendo: Éste es un lugar desierto, y la hora es ya pasada; despide a la multitud para que vayan a las aldeas y compren para sí de comer.
Mas Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
Y llamando Jesús a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.
y comenzare a golpear a sus compañeros, y aun a comer y a beber con los borrachos,
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero, y me recogisteis;
Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y los pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Qué es esto, que Él come y bebe con publicanos y pecadores?
cómo entró en la casa de Dios, en los días de Abiatar el sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y dio aun a los que con él estaban?
Y otra vez se agolpó la multitud, de manera que ellos ni aun podían comer pan.
Y Él les encargó mucho que nadie lo supiese, y mandó que se le diese de comer.
Y Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni aun tenían tiempo para comer.
Despídelos para que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor, y compren pan para sí; porque no tienen qué comer.
Respondiendo Él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Y ellos le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?
Y cuando vieron a algunos de sus discípulos comer pan con manos inmundas, es decir, no lavadas, los condenaban.
En aquellos días, siendo tan grande la multitud, y no teniendo qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
Tengo compasión de la multitud, porque son ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer;
y donde él entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él?
Entonces su espíritu volvió, y se levantó en seguida; y Él mandó que le diesen de comer.
Y Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar alimentos para toda esta multitud.
Y el fariseo, cuando lo vio, se maravilló de que no se lavó antes de comer.
Vosotros, pues, no os preocupéis qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni estéis ansiosos.
Pero si aquel siervo dice en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comienza a golpear a los siervos y a las criadas, y a comer y beber y a embriagarse;
Y aconteció un día sábado, que yendo a comer pan en casa de un príncipe de los fariseos, ellos le acechaban.
y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
Y les dijo: ¡Con cuánto anhelo he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!
Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
(Pues los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer).
Pero Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
Entonces los discípulos se decían el uno al otro: ¿Le habrá traído alguien de comer?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede Éste darnos a comer su carne?
Y llevaron a Jesús de Caifás al pretorio; y era de mañana; y ellos no entraron al pretorio para no ser contaminados, y así poder comer la pascua.
Entonces Jesús les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.
y le vino una gran hambre, y quiso comer; pero mientras ellos preparaban, le sobrevino un éxtasis;
Pero tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto bajo maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están apercibidos esperando de ti promesa.
Y cuando comenzaba a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Éste es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.
Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer.
Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, y si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
Porque uno cree que se ha de comer de todo, otro, que es débil, come legumbres.
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o sea debilitado.
Y en cuanto a comer de aquello que es sacrificado a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un solo Dios.
Porque si te ve alguno a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en el templo de los ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será incitada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber?
Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantaron a jugar.
Así que cuando vosotros os reunís en un lugar, esto no es comer la cena del Señor.
Pues al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro está embriagado.
Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.
Y el que da semilla al que siembra, también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia;
Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti; que tú tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, el cual enseñaba a Balac a poner tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti; porque permites a esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñar y seducir a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
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