'Jesús' en la Biblia
Jacob engendró a José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados.
y la conservó virgen hasta que dio a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús.
Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, he aquí, unos magos del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo:
Entonces Jesús llegó* de Galilea al Jordán, a {donde estaba} Juan, para ser bautizado por él.
Y respondiendo Jesús, le dijo: Permíte{lo} ahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia. Entonces {Juan} se lo permitió*.
Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre El.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.
Jesús le dijo: También está escrito: ``NO TENTARAS AL SEÑOR TU DIOS."
Entonces Jesús le dijo*: ¿Vete, Satanás! Porque escrito está: ``AL SEÑOR TU DIOS ADORARAS, Y SOLO A EL SERVIRAS."
Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Y {Jesús} iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza;
Y extendiendo {Jesús} la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra.
Entonces Jesús le dijo*: Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para {que les sirva de} testimonio a ellos.
Y cuando entró Jesús en Capernaúm se le acercó un centurión suplicándole,
Al oír{lo} Jesús, se maravilló y dijo a los que {le} seguían: En verdad os digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande.
Entonces Jesús dijo al centurión: Vete; así como has creído, te sea hecho. Y el criado fue sanado en esa {misma} hora.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste que yacía en cama con fiebre.
Viendo Jesús una multitud a su alrededor, dio orden de pasar al otro lado.
Y Jesús le dijo*: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Pero Jesús le dijo*: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Cuando entró Jesús en la barca, sus discípulos le siguieron.
Y de pronto se desató una gran tormenta en el mar, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido.
Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, {le} rogaron que se fuera de su comarca.
Y subiendo {Jesús} en una barca, pasó al otro lado y llegó a su ciudad.
Y le trajeron un paralítico echado en una camilla; y Jesús, viendo la fe de ellos, dijo al paralítico: Anímate, hijo, tus pecados te son perdonados.
Y Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: ¿Sígueme! Y levantándose, le siguió.
Y sucedió que estando El sentado {a la mesa} en la casa, he aquí, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron {a la mesa} con Jesús y sus discípulos.
Y Jesús les dijo: ¿Acaso los acompañantes del novio pueden estar de luto mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán.
Y levantándose Jesús, lo siguió, {y también} sus discípulos.
Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha sanado. Y al instante la mujer quedó sana.
Cuando entró Jesús en la casa del oficial, y vio a los flautistas y al gentío en ruidoso desorden,
Al irse Jesús de allí, dos ciegos le siguieron, gritando y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Y después de haber entrado en la casa, se acercaron a El los ciegos, y Jesús les dijo*: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le respondieron*: Sí, Señor.
Y se les abrieron los ojos. Y Jesús les advirtió rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie {lo} sepa.
Y Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
Entonces llamando a sus doce discípulos, {Jesús} les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.
A estos doce envió Jesús después de instruirlos, diciendo: No vayáis por {el} camino de {los} gentiles, y no entréis en {ninguna} ciudad de los samaritanos.
Y sucedió que cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y predicar en las ciudades de ellos.
Y respondiendo Jesús, les dijo: Id y contad a Juan lo que oís y veis:
Mientras ellos se marchaban, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños.
Por aquel tiempo Jesús pasó por entre los sembrados en el día de reposo; sus discípulos tuvieron hambre, y empezaron a arrancar espigas y a comer.
Mas Jesús, sabiéndo{lo,} se retiró de allí. Y muchos le siguieron, y los sanó a todos.
Y conociendo {Jesús} sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no se mantendrá en pie.
Ese mismo día salió Jesús de la casa y se sentó a la orilla del mar.
{Jesús} les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábola,
Y sucedió que cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de allí.
Y se escandalizaban a causa de El. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
Por aquel tiempo, Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,
Los discípulos de Juan llegaron y recogieron el cuerpo y lo sepultaron; y fueron y se lo comunicaron a Jesús.
Al oír esto, Jesús se retiró de allí en una barca, solo, a un lugar desierto; y cuando las multitudes {lo} supieron, le siguieron a pie desde las ciudades.
Pero Jesús les dijo: No hay necesidad de que se vayan; dadles vosotros de comer.
Y a la cuarta vigilia de la noche, {Jesús} vino a ellos andando sobre el mar.
Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: Tened ánimo, soy yo; no temáis.
Y El dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.
Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo*: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?
Y cuando los hombres de aquel lugar reconocieron a Jesús, enviaron {a decirlo} por toda aquella comarca de alrededor y le trajeron todos los que tenían {algún} mal.
Entonces se acercaron* a Jesús {algunos} escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:
Saliendo Jesús de allí, se retiró a la región de Tiro y de Sidón.
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedó sana desde aquel momento.
Y pasando Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea, y subiendo al monte, se sentó allí.
Entonces Jesús, llamando junto a sí a sus discípulos, {les} dijo: Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos sin comer, no sea que desfallezcan en el camino.
Jesús entonces les dijo*: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos respondieron: Siete, y unos pocos pececillos.
Entonces los fariseos y los saduceos se acercaron {a Jesús, y} para ponerle a prueba le pidieron que les mostrara una señal del cielo.
Y Jesús les dijo: Estad atentos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos.
Pero Jesús, dándose cuenta, dijo: Hombres de poca fe, ¿por qué discutís entre vosotros que no tenéis pan?
Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque {esto} no te {lo} reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Seis días después, Jesús tomó* consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó* aparte a un monte alto;
Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: Señor, bueno es estarnos aquí; si quieres, haré aquí tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Entonces se {les} acercó Jesús, y tocándolos, dijo: Levantaos y no temáis.
Y cuando alzaron sus ojos no vieron a nadie, sino a Jesús solo.
Mientras descendían del monte, Jesús les ordenó, diciendo: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.
Respondiendo Jesús, dijo: ¿Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo acá.
Y Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento.
Entonces los discípulos, llegándose a Jesús en privado, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?
Mientras andaban juntos por Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres.
El dijo*: Sí. Y cuando él llegó a casa, Jesús se le anticipó, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes cobran tributos o impuestos los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?
Y cuando respondió: De los extraños, Jesús le dijo: Entonces los hijos están exentos.
En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos?
Jesús le dijo*: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, partió de Galilea y se fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán;
Y respondiendo {Jesús,} dijo: ¿No habéis leído que aquel que {los} creó, desde el principio LOS HIZO VARON Y HEMBRA,
Pero Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos.
El le dijo*: ¿Cuáles? Y Jesús respondió: NO MATARAS; NO COMETERAS ADULTERIO; NO HURTARAS; NO DARAS FALSO TESTIMONIO;
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve {y} vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos.
Pero Jesús, mirándo{los,} les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible.
Y Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los doce {discípulos,} y por el camino les dijo:
Pero respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber? Ellos le dijeron*: Podemos.
Pero Jesús, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos.
Y he aquí, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que Jesús pasaba, gritaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Deteniéndose Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que yo haga por vosotros?
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