'Le' en la Biblia
- 1.Gé 2:15-Gé 28:1
- 2.Gé 28:6-Éx 3:2
- 3.Éx 3:12-Levítico 13:29
- 4.Levítico 13:37-Deuteronomio 15:12
- 5.Deuteronomio 15:14-Jueces 5:25
- 6.Jueces 5:26-Rut 3:5
- 7.Rut 3:6-1 Samuel 20:33
- 8.1 Samuel 20:34-2 Samuel 13:4
- 9.2 Samuel 13:5-1 Reyes 12:10
- 10.1 Reyes 12:13-2 Reyes 5:5
- 11.2 Reyes 5:10-1 Crónicas 7:16
- 12.1 Crónicas 10:3-2 Crónicas 25:7
- 13.2 Crónicas 25:15-Job 20:13
- 14.Job 20:24-Proverbios 12:14
- 15.Proverbios 14:7-Jeremías 21:1
- 16.Jeremías 21:9-Daniel 7:6
- 17.Daniel 7:10-Mateo 8:20
- 18.Mateo 8:21-Mateo 21:41
- 19.Mateo 21:44-Marcos 5:9
- 20.Marcos 5:10-Marcos 14:30
- 21.Marcos 14:44-Lucas 8:18
- 22.Lucas 8:20-Lucas 18:19
- 23.Lucas 18:22-Juan 3:4
- 24.Juan 3:9-Juan 10:4
- 25.Juan 10:13-Hechos 1:9
- 26.Hechos 1:11-Hechos 19:30
- 27.Hechos 20:3-Hebreos 7:1
- 28.Hebreos 7:21-Apocalipsis 22:3
Y después de haber estado allí tres meses, y habiendo de navegar a Siria, le fueron puestas asechanzas por los judíos; y así tomó consejo de volverse por Macedonia.
Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Pirro, bereense, y los tesalonicenses, Aristarco y Segundo; y Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.
Porque Pablo se había propuesto pasar adelante de Efeso, por no detenerse en Asia, porque se apresuraba por hacer el día de Pentecostés, si le fuera posible, en Jerusalén.
Entonces hubo gran lloro de todos; y echándose en el cuello de Pablo, le besaban,
doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, que no habían de ver más su rostro. Y le acompañaron al navío.
Y venido a nosotros, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.
Lo cual como oímos, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiera a Jerusalén.
Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Cuando ellos lo oyeron, glorificaron al Señor, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos de la ley:
Y cuando estaban para acabarse los siete días, unos judíos de Asia, como le vieron en el Templo, alborotaron todo el pueblo y le echaron mano,
Así que, toda la ciudad se alborotó, y se agolpó el pueblo; y tomando a Pablo, le arrastraron fuera del Templo; y luego las puertas fueron cerradas.
Entonces llegando el tribuno, le prendió, y le mandó atar con dos cadenas; y preguntó quién era, y qué había hecho.
Entonces Pablo le dijo: Yo de cierto soy hombre judío, ciudadano de Tarso, ciudad conocida de Cilicia; pero te ruego que me permitas que hable al pueblo.
viniendo a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella hora le miré.
Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prestamente fuera de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.
y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo también estaba presente, y consentía a su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.
Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a un tal hombre, porque no conviene que viva.
mandó el tribuno que le llevaran a la fortaleza, y ordenó que fuera examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él.
Y como le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un hombre romano sin ser condenado?
Y viniendo el tribuno, le dijo: Dime, ¿eres tú Romano? Y él dijo: Sí.
Así que, luego se apartaron de él los que le habían de atormentar; y aun el tribuno también tuvo temor, entendido que era romano, por haberle atado.
Y al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por qué era acusado de los judíos, le soltó de las prisiones, y mandó venir a los príncipes de los sacerdotes, y a todo su concilio; y sacando a Pablo, le presentó delante de ellos.
El príncipe de los sacerdotes, Ananías, mandó entonces a los que estaban delante de él, que le hirieran en la boca.
Entonces Pablo le dijo: Dios te herirá a ti, pared blanqueada; ¿y estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y contra la ley me mandas herir?
Y se levantó un gran clamor: y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si espíritu le ha hablado, o ángel, no resistamos a Dios.
Y la noche siguiente, presentán-dosele el Señor, le dijo: Confía, Pablo; que como has testificado de mí en Jerusalén, así te conviene testificar también en Roma.
Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le saque mañana a vosotros como que queréis entender de él alguna cosa más cierta; y nosotros, antes que él llegue, estaremos aparejados para matarle.
El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajera ante ti este joven, que tiene algo que hablarte.
Y el tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?
Mas tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto bajo maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto; y ahora están apercibidos esperando tu promesa.
Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijera que le había dado aviso de esto.
Y que aparejaran cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevaran a salvo a Félix, el gobernador.
Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos;
y hallé que le acusaban de cuestiones de la ley de ellos, y que ningún crimen tenía digno de muerte o de prisión.
Mas siéndome dado aviso de asechanzas que le habían aparejado los judíos, en la misma hora le he enviado a ti, y he denunciado también a los acusadores que traten delante de ti lo que tienen contra él. Pásalo bien.
Y los soldados, tomando a Pablo como les era mandado, le llevaron de noche a Antípatris.
te oiré, dijo, cuando vinieren tus acusadores. Y mandó que le guardaran en el pretorio de Herodes.
el cual también intentó violar el Templo; y prendiéndole, le quisimos juzgar conforme a nuestra ley;
mas interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos,
mandando a sus acusadores que vinieran a ti; del cual tú mismo juzgando, podrás entender todas estas cosas de que le acusamos.
Esperando también con esto, que de parte de Pablo le serían dados dineros, para que le soltara; por lo cual, haciéndole venir muchas veces, hablaba con él.
Y vinieron a él el príncipe de los sacerdotes y los principales de los judíos contra Pablo; y le rogaron,
pidiendo gracia contra él, que le hiciera traer a Jerusalén, poniendo ellos asechanzas para matarle en el camino.
El cual venido, le rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, poniendo contra Pablo muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar;
Mas apelando Pablo a ser guardado al conocimiento de Augusto, mandé que le guardaran hasta que le enviara a César.
Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él dijo: Mañana le oirás.
del cual no tengo cosa cierta que escribir al señor; por lo que le he sacado a vosotros, y mayormente a ti, oh rey Agripa, para que hecha información, tenga yo qué escribir.
Al otro día llegamos a Sidón; y Julio, tratando a Pablo humanamente, le permitió que fuera a los amigos, para ser de ellos asistido.
Entonces Pablo habiendo recogido algunos sarmientos, y puéstolos en el fuego, una víbora, huyendo del calor, le acometió a la mano.
Pero ellos estaban esperando cuándo se había de hinchar, o caer muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, mudados, decían que era un dios.
Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebres y de disentería; al cual Pablo entró, y después de haber orado, le puso las manos encima, y le sanó;
Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto de los ejércitos, mas a Pablo fue permitido estar por sí, con un soldado que le guardara.
Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido cartas tocante a ti de Judea, ni viniendo alguno de los hermanos nos haya denunciado o hablado algún mal de ti.
de su Hijo, (el cual le nació de la simiente de David según la carne;
porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; antes se desvanecieron en sus fantasías, y el tonto corazón de ellos fue entenebrecido.
Porque ¿qué dice la Escritura?: Y creyó Abraham a Dios, y le fue atribuido a justicia.
Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda.
Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, la fe le es contada por justicia.
¿Es pues esta bienaventuranza solamente en la circuncisión o también en la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia.
¿Cómo pues le fue contada? ¿En la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión.
El cual creyó para esperar contra esperanza, que sería hecho padre de muchos gentiles, conforme a lo que le había sido dicho: Así será tu simiente.
por lo cual también le fue atribuida su fe a justicia.
Y no está escrito esto solamente por él, que le haya sido así contado;
le fue dicho que el mayor serviría al menor.
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque no hay diferencia de judío y de griego; porque el mismo es el Señor de todos, rico para con todos los que le invocan;
Mas ¿qué le dice la respuesta de Dios? He dejado para mí siete mil varones, que no han doblado las rodillas delante de Baal.
¿O quién le dio a él primero, para que le sea pagado?
Por lo cual es necesario que le estéis sujetos, no solamente por el castigo, mas aun por la conciencia.
Porque por esto le pagáis también los tributos; porque son ministros de Dios que sirven a esto mismo.
El que come, no menosprecie al que no come; y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha levantado.
antes, como está escrito: Lo que ojo no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en corazón de hombre, es lo que Dios ha preparado para aquellos que le aman.
Pero el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
Porque ¿quién conoció el entendimiento del Señor? ¿Quién le instruyó? Mas nosotros tenemos el entendimiento de Cristo.
Sino que cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así ande; y así ordeno en todas las Iglesias.
Y si alguno piensa que sabe algo, aún no sabe nada como le conviene saber.
Por el contrario, a la mujer criar el cabello le es honroso; porque por cubierta le es dado el cabello.
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Porque los que en nosotros son más honestos, no tienen necesidad de nada; mas Dios ordenó el cuerpo (todo), dando más abundante honor al que le faltaba;
Porque el que habla en lenguas, no habla a los hombres, sino a Dios; porque nadie le entiende, aunque por el Espíritu hable misterios.
Mas luego que todas las cosas le fueren sujetas, entonces también el mismo Hijo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
mas Dios le da el cuerpo como quiso, y a cada simiente su propio cuerpo.
Por tanto, nadie le tenga en poco; antes, llevadlo en paz, para que venga a mí, porque lo espero con los hermanos.
Acerca del hermano Apolos, mucho le he rogado que fuera a vosotros con algunos hermanos; mas en ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tuviere oportunidad.
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y si aun a Cristo conocimos según la carne, ahora sin embargo ya no le conocemos.
revelar a su Hijo en mí, para que le predicara entre los gentiles, luego no consulté con carne y sangre;
Pero viniendo Pedro a Antioquía, le resistí en la cara, porque era de condenar.
Como Abraham creyó a Dios, y le fue atribuido a justicia.
Hermanos, (hablo como hombre): Aunque un pacto sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo cancela, ni le añade.
Por lo cual Dios también le ensalzó a lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre;
Así que le envío más pronto, para que viéndole os volváis a gozar, y yo esté con menos tristeza.
sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también resucitasteis con él, por la fe de la operación de Dios que le levantó de los muertos.
si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará;
Alejandro el calderero me ha causado muchos males: Dios le pague conforme a sus hechos.
Porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le vuelvas a tener para siempre;
todas las cosas sujetaste debajo de sus pies; porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él. Mas aun no vemos que todas las cosas le son sujetas.
Así también el Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy:
El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.
en la cual consumado, fue hecho causa de eterna salud a todos los que le oigan;
Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, el cual salió a recibir a Abraham que volvía de la matanza de los reyes, y le bendijo,
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- 1.Gé 2:15-Gé 28:1
- 2.Gé 28:6-Éx 3:2
- 3.Éx 3:12-Levítico 13:29
- 4.Levítico 13:37-Deuteronomio 15:12
- 5.Deuteronomio 15:14-Jueces 5:25
- 6.Jueces 5:26-Rut 3:5
- 7.Rut 3:6-1 Samuel 20:33
- 8.1 Samuel 20:34-2 Samuel 13:4
- 9.2 Samuel 13:5-1 Reyes 12:10
- 10.1 Reyes 12:13-2 Reyes 5:5
- 11.2 Reyes 5:10-1 Crónicas 7:16
- 12.1 Crónicas 10:3-2 Crónicas 25:7
- 13.2 Crónicas 25:15-Job 20:13
- 14.Job 20:24-Proverbios 12:14
- 15.Proverbios 14:7-Jeremías 21:1
- 16.Jeremías 21:9-Daniel 7:6
- 17.Daniel 7:10-Mateo 8:20
- 18.Mateo 8:21-Mateo 21:41
- 19.Mateo 21:44-Marcos 5:9
- 20.Marcos 5:10-Marcos 14:30
- 21.Marcos 14:44-Lucas 8:18
- 22.Lucas 8:20-Lucas 18:19
- 23.Lucas 18:22-Juan 3:4
- 24.Juan 3:9-Juan 10:4
- 25.Juan 10:13-Hechos 1:9
- 26.Hechos 1:11-Hechos 19:30
- 27.Hechos 20:3-Hebreos 7:1
- 28.Hebreos 7:21-Apocalipsis 22:3