'Los' en la Biblia
Guímel: Se fue Judá en cautiverio, a causa de la aflicción y de la grandeza de servidumbre. Ella mora entre los gentiles, y no halla descanso. Todos sus perseguidores la alcanzaron entre estrechuras.
Zain: Jerusalén, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudara, entonces se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones, y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos; la miraron los enemigos, y escarnecieron de sus sábados.
Chet: Pecado grave cometió Jerusalén; por lo cual ella ha sido removida; todos los que antes la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza; y ella también suspira, y es vuelta atrás.
Yod: Extendió su mano el enemigo a todas sus cosas preciosas; y ella vio a los gentiles entrar en su santuario, de los cuales mandaste que no entraran en tu congregación.
Tsade: El SEÑOR es justo; que yo contra su boca me rebelé. Oíd ahora, todos los pueblos, y ved mi dolor; mis vírgenes y mis jóvenes fueron en cautiverio.
Zain: Desechó el Señor su altar, menospreció su Santuario, entregó en mano del enemigo los muros de sus palacios; dieron grito en la Casa del SEÑOR como en día de fiesta.
Tet: Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; su rey y sus príncipes son llevados entre los gentiles; no hay ley; sus profetas tampoco hallaron visión del SEÑOR.
Yod: Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sion; echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñieron de cilicio; las hijas de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.
Sámec: Todos los que pasaban por el camino, batieron las manos sobre ti. Silbaron, y movieron sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es ésta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?
Pe: Todos tus enemigos abrieron sobre ti su boca; y silbaron, y rechinaron los dientes; dijeron: Devoremos; cierto este es el día que esperábamos; lo hemos hallado, lo hemos visto.
Resh: Mira, oh SEÑOR, y considera a quién has vendimiado así. ¿Han de comer las mujeres su fruto, los pequeñitos de sus crías? ¿Han de ser muertos en el Santuario del Señor el sacerdote y el profeta?
Tau: Llamaste, como a día de solemnidad, mis temores de todas partes; ni hubo en el día del furor del SEÑOR quien escapara ni quedara vivo; los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó.
Bet: Me asentó en oscuridades, como los muertos para siempre.
He: Fui escarnio a todo mi pueblo, canción de ellos todos los días.
Vau: Me quebró los dientes con cascajo, me cubrió de ceniza.
Tet: Bueno es el SEÑOR a los que en él esperan, al alma que le buscare.
Cof: Porque no aflige ni acongoja de su corazón a los hijos de los hombres.
Lámed: Para desmenuzar debajo de sus pies todos los encarcelados de la tierra,
Nun: Levantemos nuestros corazones con las manos a Dios en los cielos.
Sámec: Raedura y abominación nos tornaste en medio de los pueblos.
Ayin Hasta que el SEÑOR mire y vea desde los cielos.
Sin: Los dichos de los que se levantaron contra mí, y su designio contra mí todo el día.
Tau: Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh SEÑOR.
Bet: Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro. ¡Cómo son tenidos por vasos de barro, obra de manos de alfarero!
Guímel: Aun los dragones sacan la mama, dan de mamar a sus chiquitos. La hija de mi pueblo es cruel, como los avestruces en el desierto.
Dálet: La lengua del niño de pecho, de sed se pegó a su paladar; los cachorros pidieron pan, y no hubo quien lo partiere.
He: Los que comían delicadamente, asolados fueron en las calles. Los que se criaron en carmesí, abrazaron los estiércoles.
Chet: Oscura más que la negrura es la forma de ellos; no los conocen por las calles. Su piel está pegada a sus huesos, seco como un palo.
Tet: Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos del hambre. Porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.
Lámed: Nunca los reyes de la tierra, ni todos los que habitan en el mundo, creyeron que el enemigo y el adversario entrara por las puertas de Jerusalén.
Mem: Por los pecados de sus profetas, por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de los justos.
Sámec: Les daban voces: Apartaos ¡Inmundicia!, Apartaos, apartaos, no toquéis: porque eran contaminados; y cuando fueron traspasados, dijeron entre los gentiles: Nunca más morarán aquí.
Pe: La ira del SEÑOR los apartó, nunca más los mirará. No respetaron la faz de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los ancianos.
Cof: Ligeros fueron nuestros perseguidores más que las águilas del cielo; sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos pusieron emboscada.
Res: El resuello de nuestras narices, el ungido del SEÑOR, fue preso en sus hoyos, de quien habíamos dicho. A su sombra tendremos vida entre los gentiles.
A los príncipes colgaron con su mano; no respetaron el rostro de los ancianos.
Llevaron los jóvenes a moler, y los niños desfallecieron en la leña.
Los ancianos cesaron de la puerta, los jóvenes de sus canciones.