'Que' en la Biblia
Empero mis palabras y mis ordenanzas que mandé á mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron á vuestros padres? Por eso se volvieron ellos y dijeron: Como Jehová de los ejércitos pensó tratarnos conforme á nuestros caminos, y conforme á nuestras obras, así l
A los veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebath, en el año segundo de Darío, fué palabra de Jehová á Zacarías profeta, hijo de Berechîas, hijo de Iddo, diciendo:
Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo bermejo, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos bermejos, overos, y blancos.
Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor mío? Y díjome el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré qué son éstos.
Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió, y dijo: Estos son los que Jehová ha enviado á recorrer la tierra.
Y ellos hablaron á aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta.
Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consolatorias á aquel ángel que hablaba conmigo.
Y díjome el ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé á Jerusalem y á Sión con gran celo:
Y con grande enojo estoy airado contra las gentes que están reposadas; porque yo estaba enojado un poco, y ellos ayudaron para el mal.
Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y respondióme: Estos son los cuernos que aventaron á Judá, á Israel, y á Jerusalem.
Y yo dije: ¿Qué vienen éstos á hacer? Y respondióme, diciendo: Estos son los cuernos que aventaron á Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las gentes, que alzaron el cuerno sobre l
ALCÉ después mis ojos, y miré y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir.
Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,
Oh Sión, la que moras con la hija de Babilonia, escápate.
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Después de la gloria me enviará él á las gentes que os despojaron: porque el que os toca, toca á la niña de su ojo.
Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo á sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.
Y uniránse muchas gentes á Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado á ti.
Y dijo Jehová á Satán: Jehová te reprenda, oh Satán; Jehová, que ha escogido á Jerusalem, te reprenda. ¿No es éste tizón arrebatado del incendio?
Y habló el ángel, é intimó á los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y á él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala.
Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre estos que aquí están te daré plaza.
Escucha pues ahora, Josué gran sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones simbólicos: He aquí, yo traigo á mi siervo, el Pimpollo.
Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos: he aquí, yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.
Y VOLVIO el ángel que hablaba conmigo, y despertóme como un hombre que es despertado de su sueño.
Y díjome: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelero todo de oro, con su vaso sobre su cabeza, y sus siete lámparas encima del candelero; y siete canales para las lámparas que están encima de él;
Proseguí, y hablé á aquel ángel que hablaba conmigo, diciendo: ¿Qué es esto, señor mío?
Y el ángel que hablaba conmigo respondió, y díjome: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío.
Entonces respondió y hablóme, diciendo: Esta es palabra de Jehová á Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Las manos de Zorobabel echarán el fundamento á esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió á vosotros.
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alergrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Aquellas siete son los ojos de Jehová que recorren por toda la tierra.
Hablé más, y díjele: ¿Qué significan estas dos olivas á la derecha del candelero, y á su izquieda?
Hablé aún de nuevo, y díjele: ¿Qué significan las dos ramas de olivas que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?
Y respondióme, diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.
Y él dijo: Estos dos hijos de aceite son los que están delante del Señor de toda la tierra.
Y TORNÉME, y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un rollo que volaba.
Y díjome: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho.
Díjome entonces: Esta es la maldición que sale sobre la haz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta, (como está de la una parte del rollo) será destruído; y todo aquel que jura, (como está de la otra parte del rollo) será destruído.
Yo la saqué, dice Jehová de los ejércitos, y vendrá á la casa del ladrón, y á la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa, y consumirála, con sus enmaderamientos y sus piedras.
Y salió aquel ángel que hablaba conmigo, y díjome: Alza ahora tus ojos, y mira qué es esto que sale.
Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Este es un epha que sale. Además dijo: Este es el ojo de ellos en toda la tierra.
Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían alas como de cigüeña, y alzaron el epha entre la tierra y los cielos.
Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿A dónde llevan el epha?
Y él me respondió: Para que le sea edificada casa en tierra de Shinar: y será asentado y puesto allá sobre su asiento.
Y TORNÉME, y alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de metal.
Respondí entonces, y dije al ángel que conmigo hablaba: Señor mío, ¿qué es esto?
Y el ángel me respondió, y díjome: Estos son los cuatro vientos de los cielos, que salen de donde están delante del Señor de toda la tierra.
En el que estaban los caballos negros, salieron hacia la tierra del aquilón; y los blancos salieron tras ellos; y lo overos salieron hacia la tierra del mediodía.
Luego me llamó, y hablóme deciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del aquilón hicieron reposar mi espíritu en la tierra del aquilón.
Y los que están lejos vendrán y edificarán en el templo de Jehová, y conoceréis que Jehová de los ejércitos me ha enviado á vosotros. Y será esto, si oyereis obedientes la voz de Jehová vuestro Dios.
Y ACONTECIO en el año cuarto del rey Darío, que fué palabra de Jehová á Zacarías á los cuatro del mes noveno, que es Chisleu;
Y á hablar á los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y á los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?
¿No son estas las palabras que publicó Jehová por mano de los profetas primeros, cuando Jerusalem estaba habitada y quieta, y sus ciudades en sus alrededores, y el mediodía y la campiña se habitaban?
Y pusieron su corazón como diamante, para no oir la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su espíritu, por mano de los profetas primeros: fué, por tanto, hecho grande castigo por Jehová de los ejércitos.
Y aconteció que como él clamó, y no escucharon, así ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos;
Antes los esparcí con torbellino por todas las gentes que ellos no conocían, y la tierra fué desolada tras de ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues tornaron en asolamiento el país deseable.
Y las calles de la ciudad serán llenas de muchachos y muchachas, que jugarán en las calles.
Asi ha dicho Jehová de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos, de vosotros los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día que se echó el cimiento á la casa de Jehová de los ejércitos, para edificar el templo.
Porque habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el resto de este pueblo posea todo esto.
Y será que como fuisteis maldición entre las gentes, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré, y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos.
Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras puertas verdad y juicio de paz:
Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis juramento falso: porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de todas las lenguas de las gentes, trabarán de la falda de un Judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.
Bien que Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles,
Y seré real de ejército á mi casa, á causa del que va y del que viene: y no pasará más sobre ellos angustiador; porque ahora miré con mis ojos.
Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos del aljibe en que no hay agua.
Tornaos á la fortaleza, oh presos de esperanza: hoy también os anuncio que os daré doblado.
Y serán como valientes, que en la batalla pisan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová será con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.
Porque yo fortificaré la casa de Judá, y guardaré la casa de José; y harélos volver, porque de ellos tendré piedad; y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, que los oiré.
Bien que los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y tornarán.
A las cuales mataban sus compradores, y no se tenían por culpables; y el que las vendía, decía: Bendito sea Jehová, que he enriquecido; ni sus pastores tenían piedad de ellas.
Y dije: No os apacentaré; la que muriere, muera; y la que se perdiere, se pierda; y las que quedaren, que cada una coma la carne de su compañera.
Tomé luego mi cayado Suavidad, y quebrélo, para deshacer mi pacto que concerté con todos los pueblos.
Y fué deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miran á mí, que era palabra de Jehová.
Y díjome Jehová: Echalo al tesorero, hermoso precio con que me han apreciado. Y tomé las treinta piezas de plata, y echélas en la casa de Jehová al tesorero.
porque he aquí, yo levanto pastor en la tierra, que no visitará las perdidas, no buscará la pequeña, no curará la perniquebrada, ni llevará la cansada á cuestas; sino que se comerá la carne de la gruesa, y romperá sus uñas.
Mal haya el pastor de nada, que deja el ganado. Espada sobre su brazo, y sobre su ojo derecho: del todo se secará su brazo, y enteramente será su ojo derecho oscurecido.
CARGA de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos, y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:
Y será en aquel día, que yo pondré á Jerusalem por piedra pesada á todos los pueblos: todos los que se la cargaren, serán despedazados, bien que todas las gentes de la tierra se juntarán contra ella.
En aquel día, dice Jehová, heriré con aturdimiento á todo caballo, y con locura al que en él sube; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y á todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.
En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalem: y el que entre ellos fuere flaco, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como ángeles, como el ángel de Jehová delante de ellos.
Y será que en aquel día yo procuraré quebrantar todas las gentes que vinieren contra Jerusalem.
Y será en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, que talaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más vendrán en memoria: y también haré talar de la tierra los profetas, y espíritu de inmundicia.
Y será que cuando alguno más profetizare, diránle su padre y su madre que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de Jehová: y su padre y su madre que lo engendraron, le alancearán cuando profetizare.
Y será en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más se vestirán de manto velloso para mentir
Y le preguntarán: ¿Qué heridas son éstas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fuí herido en casa de mis amigos.
Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos partes serán taladas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella.
Y afirmaránse sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está en frente de Jerusalem á la parte de oriente: y el monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente haciendo un muy grande valle; y la mitad de
Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Hasal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzzías, rey de Judá: y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.
Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura.
Y será un día, el cual es conocido de Jehová, que ni será día ni noche; mas acontecerá que al tiempo de la tarde habrá luz.
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalem aguas vivas; la mitad de ellas hacia la mar oriental, y la otra mitad hacia la mar occidental, en verano y en invierno.
Y morarán en ella, y nunca más será anatema: sino que será Jerusalem habitada confiadamente.
Y esta será la plaga con que herirá Jehová á todos los pueblos que pelearon contra Jerusalem: la carne de ellos se disolverá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se les deshará en su boca.
Y acontecerá en aquel día que habrá en ellos gran quebrantamiento de Jehová; porque trabará cada uno de la mano de su compañero, y su mano echará contra la mano de su compañero.
Y tal como esto será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas las bestias que estuvieren en aquellos campamentos.
Y todos los que quedaren de las gentes que vinieron contra Jerusalem subirán de año en año á adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, y á celebrar la fiesta de las Cabañas.
Y acontecerá, que los de las familias de la tierra que no subieren á Jerusalem á adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.
Y si la familia de Egipto no subiere, y no vinere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las gentes que no subieren á celebrar la fiesta de las Cabañas.
Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las gentes que no subieran á celebrar la fiesta de las Cabañas.
Y será toda olla en Jerusalem y en Judá santidad á Jehová de los ejércitos: y todos los que sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas: y no habrá más Cananeo alguno en la casa de Jehová de los ejércitos en aquel tiempo.
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