'Los' en la Biblia
el cual fue declarado Hijo de Dios con potencia, según el Espíritu de santificación, por la resurrección de los muertos), de Jesús, el Cristo, Señor nuestro,
por el cual recibimos la gracia y el apostolado, para hacer que se obedezca a la fe entre todos los gentiles en su Nombre,
de los cuales sois también vosotros, los llamados de Jesús, el Cristo;
a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesús, el Cristo.
Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los otros gentiles.
Así que, en cuanto a mí, presto estoy a anunciar el Evangelio también a los que estáis en Roma.
Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que detienen la verdad con injusticia;
Por lo cual también Dios los entregó a las concupiscencias de sus corazones para inmundicia, para que contaminaran sus cuerpos entre sí mismos;
los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Por lo cual Dios los entregó a afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza;
y del mismo modo también los machos, dejando el uso natural de las hembras, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas machos con machos, y recibiendo en sí mismos la recompensa que provino de su error.
Y como a ellos no les pareció tener a Dios en cuenta, Dios los entregó a perverso entendimiento, para que hicieran lo que no conviene,
murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
que habiendo entendido la justicia de Dios, no entendieron que los que hacen tales cosas son dignos de muerte; no sólo los que las hacen, más aun los que consienten a los que las hacen.
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas; porque en lo mismo que juzgas al otro, te condenas a ti mismo; porque lo mismo haces, tú que juzgas a los otros.
Porque sabemos que el juicio de Dios es según la verdad contra los que hacen tales cosas.
¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas a los que hacen tales cosas, y haces las mismas, que tú escaparás del juicio de Dios?
A los que perseveraron en bien hacer, gloria y honra e incorrupción, a los que buscan la vida eterna.
Mas a los que son contenciosos, y que no obedecen a la verdad, antes son persuadidos a la injusticia: enojo e ira.
Porque todos los que sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y todos los que en la ley pecaron, por la ley serán juzgados;
porque no los oidores de la ley son justos para con Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.
Porque los gentiles que no tienen la ley, haciendo naturalmente lo que es de la ley, los tales, aunque no tengan la ley, ellos mismos se son ley,
en el día que juzgará Dios lo encubierto de los hombres, conforme a mi Evangelio, por Jesús el Cristo.
y confías que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,
enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma de la ciencia y de la verdad en la ley.
¿Tú, que dices que no se ha de adulterar, adulteras? ¿Tú, que abominas los ídolos, cometes sacrilegio?
Porque el Nombre de Dios es blasfemado por medio de vosotros entre los gentiles, como está escrito.
sino que es judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es por los hombres, sino por Dios.
Mucho en todas maneras. Lo primero ciertamente, que los oráculos de Dios les han sido confiados.
¿Y por qué no decir (como somos infamados, y como algunos dicen que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? La condenación de los cuales es justa.
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, a los que están en la ley lo dice, para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete a Dios;
Pero ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas;
la justicia, digo, de Dios por la fe de Jesús el Cristo, para todos y sobre todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
al cual Dios ha propuesto por reconciliación mediante la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, para la remisión de los pecados pasados;
¿O es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Cierto, también es Dios de los gentiles.
Y recibió la circuncisión por señal, por sello de la justicia de la fe que tuvo en la incircuncisión, para que fuera padre de todos los creyentes no circuncidados, para que también a ellos les sea contado por justicia;
que sea padre de la circuncisión, no solamente a los que son de la circuncisión, sino también a los que siguen las pisadas de la fe que fue en nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
Porque si los que son de la ley son los herederos, vana es la fe, y anulada es la promesa.
Como está escrito: Que por padre de muchos gentiles te he puesto delante de Dios, al cual creyó; el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como las que son.
sino también por nosotros, a quienes será así contado, esto es, a los que creen en el que levantó de los muertos a Jesús, el Señor nuestro,
por el cual también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria (de los hijos) de Dios.
Porque el Cristo, cuando aún éramos flacos, a su tiempo murió por los impíos.
Por tanto, de la manera que el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres en aquel en quien todos pecaron.
Pero, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la rebelión de Adán; el cual es figura del que había de venir.
Porque, si por un delito reinó la muerte por causa de uno solo, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesús, el Cristo, los que reciben la abundancia de gracia, y de dones y de la justicia.
Así que, de la manera que por la iniquidad de uno vino la culpa a todos los hombres para condenación, así por la justicia de uno vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida.
En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en el Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte?
Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como el Cristo resucitó de los muertos a gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
seguros de que el Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñoreará más de él.
ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumentos de iniquidad; antes presentaos a Dios como resucitados de los muertos, y vuestros miembros a Dios, por instrumentos de justicia.
¿O ignoráis, hermanos (hablo con los que saben la ley), que la ley solamente se enseñorea del hombre entre tanto que vive?
Así también vosotros, hermanos míos, sois muertos a la ley en el cuerpo del Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, para que fructifiquemos a Dios.
Porque mientras vivíamos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando a muerte.
Así que ahora, ninguna condenación hay para los que están en Cristo, Jesús, que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque los que son conforme a la carne, las cosas que son de la carne saben; mas los que conforme al Espíritu, las cosas que son del Espíritu.
Así que, los que son carnales no pueden agradar a Dios.
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Jesús, el Cristo de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
Porque la esperanza solícita de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios.
con esperanza que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Mas el que escudriña los corazones, sabe qué es el deseo del Espíritu, que conforme a Dios, demanda por los santos.
Y ya sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme al Propósito son llamados (a ser santos).
Porque a los que antes conoció, también les señaló desde antes el camino para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el Primogénito entre muchos hermanos;
Y a los que les señaló desde antes el camino, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que los justifica.
¿Quién es el que los condenará? Cristo, Jesús, es el que murió; más aun, el que también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el que también demanda por nosotros.
Porque deseara yo mismo ser anatema de Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;
que son israelitas, de los cuales es la adopción (como hijos), y la gloria, y los Pactos, y la data de la ley y el culto y las promesas;
cuyos son los padres, y de los cuales es el Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
No que la Palabra de Dios haya faltado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas;
Quiere decir: No los que son hijos de la carne, son los hijos de Dios; sino los que son hijos de la promesa, éstos son contados en la generación.
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira, preparados para muerte;
y haciendo notorias las riquezas de su gloria para con los vasos de misericordia que él ha preparado para gloria?
Los cuales también llamó, (a nosotros), ¡y no sólo de los judíos, sino también de los gentiles!
También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo;
Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado simiente, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra fuéramos semejantes.
¿Pues qué diremos? Que los gentiles que no seguían justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por la fe;
o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para volver a traer el Cristo de los muertos.)
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque no hay diferencia de judío y de griego; porque el mismo es el Señor de todos, rico para con todos los que le invocan;
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el Evangelio de la paz, de los que anuncian el Evangelio de lo que es bueno!
Mas digo: ¿No han oído? Cierto por toda la tierra ha salido la fama de ellos, y hasta los extremos de la redondez de la tierra las palabras de ellos.
E Isaías osa decir: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí.
¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, aquello no lo ha alcanzado, mas los electos lo han alcanzado; y los demás fueron cegados;
Digo pues: ¿Tropezaron luego de tal manera que cayeron del todo? En ninguna manera; mas por la caída de ellos vino la salud a los gentiles, para que por ellos fueran provocados a celos.
Y si la caída de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos, la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más lo será la plenitud de ellos?
Porque (a vosotros digo, gentiles). En cuanto a la verdad, yo soy apóstol de los gentiles, mi ministerio honro,
Porque si el desechamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de entre los muertos?
Mira antes la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad (de Dios) en ti, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes acerca de vosotros mismos; que la ceguedad en parte aconteció en Israel, para que entre tanto entrara la plenitud de los gentiles;
Así que, en cuanto al Evangelio, los tengo por enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección de Dios, son muy amados por causa de los padres.
Porque sin arrepentimiento son los dones y el llamado de Dios.
Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
Digo pues por la gracia que me es dada, a todos los que están entre vosotros, que no sepan más de lo que conviene saber; mas que sepan con templanza, cada uno conforme a la medida de fe que Dios repartió.
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, sin embargo todos los miembros no tienen la misma operación;
así muchos somos un cuerpo en el Cristo, mas todos miembros los unos de los otros.
amando el amor de la hermandad los unos con los otros; previniéndoos con honra los unos a los otros;
compartiendo para las necesidades de los santos; siguiendo la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis.