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'Al' en la Biblia

Entonces los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos del pueblo se juntaron al patio del pontífice, el cual se llamaba Caifás;

Pero al ver {esto,} los discípulos se indignaron, y decían: ¿Para qué este desperdicio?

Pues al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.

El respondió: ``El que metió la mano al mismo tiempo que Yo en el plato, ése Me entregará.

A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera al tal hombre no haber nacido.

Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquel es; prendedle.

Y sucedió que uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo al siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja.

Cuando salal portal, lo vio otra {sirvienta} y dijo* a los que estaban allí: Este estaba con Jesús el nazareno.

Y en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, cual quisieran.

Mas los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiera a Barrabás, y a Jesús matara.

Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y juntaron a él toda la cuadrilla;

Y cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene llamado Simón, al cual obligaron a que llevara la cruz.

Y como llegaron al lugar que se llamaba Gólgota, que es dicho: El lugar de la calavera,

Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: Este llama a Elías.

Y al instante, uno de ellos corrió, y tomando una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber.

Y al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús.

Y María Magdalena estaba allí, y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

Al día siguiente, que es {el día} después de la preparación, se reunieron ante Pilato los principales sacerdotes y los fariseos,

Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; para que no vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y será el postrer error peor que el primero.

Mas los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.

Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, al cual no soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos.

Y pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón, y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones al hombre, gritó a gran voz y salió de él.

Entonces vino Él, y tomándola de la mano la levantó; y al instante le dejó la fiebre, y ella les servía.

¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, y toma tu lecho y anda?

Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar los pecados, (dice al paralítico):

Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante.

Al ver los escribas de los fariseos que El comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a sus discípulos: ¿Por qué El come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?

Al oír {esto,} Jesús les dijo*: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Y Jesús les dice: ¿Pueden ayunar los que están de bodas, cuando el Esposo está con ellos? Entre tanto que tienen consigo al Esposo, no pueden ayunar.

Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo {al encogerse} tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor.

Y mirándolos alrededor con enojo, condoliéndose de la ceguedad de sus corazones, dice al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió; y su mano fue restituida sana como la otra.

Mas Jesús se apartó al mar con sus discípulos; y le siguió gran multitud de Galilea, y de Judea,

de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, {que} al oír todo lo que {Jesús} hacía, vino a El.

Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.

Otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y se juntó a él gran multitud; tanto, que entrando él en un barco, se sentó en el mar; y toda la multitud estaba en tierra junto al mar.

Y aconteció sembrando, que una parte cayó junto al camino; y vinieron las aves del cielo, y la tragaron.

Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo;

Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni secreto que no haya de venir al descubierto.

Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro. ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?

Y vinieron al otro lado del mar a la provincia de los gadarenos.

Y salido él del barco, luego le salal encuentro un hombre de los sepulcros, con un espíritu inmundo,

Y había allí una gran piara de cerdos paciendo junto al monte.

Y El les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron.

Y les contaron los que lo habían visto, cómo había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los puercos.

Al entrar El en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara acompañarle.

Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle se postró* a sus pies.

y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado;

Hablando aún él, vinieron de casa del príncipe de la sinagoga, diciendo: Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro?

Y hacían burla de él; mas él, echados fuera todos, toma al padre y a la madre de la muchacha, y a los que estaban con él, y entra donde la muchacha estaba.

Al instante la niña se levantó y {comenzó a} caminar, pues tenía doce años. Y al momento se quedaron completamente atónitos.

Y en cualquier lugar que no os reciban ni os escuchen, al salir de allí, sacudid el polvo de la planta de vuestros pies en testimonio contra ellos.

Entonces ella entró prestamente al rey, y pidió, diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan Bautista.

Y se fueron en un barco al lugar desierto aparte.

Y tomados los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusieran delante; y repartió a todos los dos peces.

Enseguida hizo que sus discípulos subieran a la barca y fueran delante de {El} al otro lado, a Betsaida, mientras El despedía a la multitud.

Y al verlos remar fatigados, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche, fue* hacia ellos andando sobre el mar, y quería pasarles de largo.

Y cuando llegaron al otro lado, vinieron a tierra de Genesaret, y tomaron puerto.

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