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'Entonces' en la Biblia

Entonces dijeron* otra vez al ciego: ¿Qué dices tú de El, ya que te abrió los ojos? Y él dijo: Es un profeta.

Entonces los judíos no le creyeron que había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,

Sus padres entonces les respondieron, y dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego;

Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es pecador.

Le dijeron entonces: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

Entonces lo insultaron, y le dijeron: Tú eres discípulo de ese {hombre;} pero nosotros somos discípulos de Moisés.

Entonces algunos de los fariseos que estaban con Él, al oír esto, dijeron: ¿Acaso nosotros también somos ciegos?

"{Pero} el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, entonces el lobo las arrebata y {las} dispersa.

Entonces los judíos le rodearon, y le decían: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Cristo, dínoslo claramente.

Entonces Jesús les dijo: ``Les he mostrado muchas obras buenas {que son} del Padre. ¿Por cuál de ellas Me apedrean?"

Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.

Cuando oyó, pues, que {Lázaro} estaba enfermo, entonces se quedó dos días {más} en el lugar donde estaba.

Dijo entonces Tomás, el que se dice el Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.

Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a recibirle; mas María se estuvo en la casa.

Entonces los judíos que estaban en casa con ella, y la consolaban, como vieron que María se había levantado prestamente, y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí.

Cuando María llegó adonde estaba Jesús, al verle, se arrojó entonces a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Jesús entonces, como la vio llorando, y a los judíos que habían venido juntamente con ella llorando, se embraveció en Espíritu, se alborotó a sí mismo,

Entonces Jesús, de nuevo profundamente conmovido en su interior, fue* al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta sobre ella.

Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto. Y Jesús, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído.

Entonces el que había estado muerto, salió, atadas las manos y los pies con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Les dice Jesús: Desatadle, y dejadle ir.

Entonces muchos de los judíos que habían venido a María, y habían visto lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;

Entonces buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se decían unos a otros: ¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?

Entonces Jesús, seis días antes de la Pascua, vino a Betania donde estaba Lázaro, al que Jesús había resucitado de entre los muertos.

Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo líquido, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del ungüento.

Entonces dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar:

Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto;

Entonces muchos del pueblo de los judíos supieron que él estaba allí; y vinieron no solamente por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, al cual había resucitado de los muertos.

Mas estas cosas no las entendieron sus discípulos primero; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de él, y que le hicieron estas cosas.

Entonces los fariseos se decían unos a otros: ¿Veis que no conseguís nada? Mirad, {todo} el mundo se ha ido tras El.

Vino Felipe, y lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe, lo dicen a Jesús.

Entonces la multitud le respondió: Hemos oído en la ley que el Cristo permanecerá para siempre; ¿y cómo dices tú: ``El Hijo del Hombre tiene que ser levantado"? ¿Quién es este Hijo del Hombre?

Entonces Jesús les dice: Aún por un poco estará la Luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os tomen las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe dónde va.

Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dice: ¿Señor, tú me lavas los pies?

Simón Pedro le dijo*: Señor, {entonces} no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.

Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose {a la mesa} otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?

El, entonces, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: Señor, ¿quién es?

Entonces Jesús respondió*: Es aquel a quien yo daré el bocado que voy a mojar. Y después de mojar el bocado, lo tomó* y se lo dio* a Judas, {hijo} de Simón Iscariote.

Entonces él, habiendo recibido el bocado, salió en seguida; y era ya noche.

Entonces cuando él salió, dijo Jesús: Ahora es clarificado el Hijo del hombre, y Dios es clarificado en él.

Entonces dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Aún un poquito, y no me veréis después; y otra vez un poquito, y me veréis; y, porque yo voy al Padre?

Entonces Judas, tomando la cohorte {romana}, y a {varios} alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue* allá con linternas, antorchas y armas.

Jesús entonces volvió a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús el Nazareno.

Entonces Simón Pedro, que tenía espada, la sacó, e hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.

Entonces la compañía de los soldados y el tribuno, y los ministros de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron.

Mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Entonces salió aquel discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la criada que guardaba la puerta, y metió dentro a Pedro.

Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dice él: No soy.

Entonces el sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas.

Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

Simón Pedro estaba de pie, calentándose; entonces le dijeron: ¿No eres tú también {uno} de sus discípulos? El lo negó y dijo: No lo soy.

Entonces llevaron* a Jesús {de casa} de Caifás al Pretorio. Era muy de mañana. Y ellos no entraron al Pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua.

Entonces salió Pilato a ellos fuera, y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?

Les dice entonces Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos es lícito matar a nadie;

Entonces Pilato volvió a entrar al Pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?

Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí.

Le dijo entonces Pilato: ¿Luego Rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que YO SOY Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la Verdad. Todo aquel que es de la Verdad, oye mi voz.

Entonces todos dieron voces otra vez, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y este Barrabás era ladrón.

Entonces Pilato salió otra vez fuera, y les dijo: He aquí, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún crimen hallo en él.

Jesús entonces salió fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y {Pilato} les dijo*: ¡He aquí el Hombre!

Entonces, cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, gritaron, diciendo: ¡Crucifíca{le!} ¡Crucifíca{le!} Pilato les dijo*: Tomadle vosotros, y crucificad{le,} porque yo no encuentro ningún delito en El.

Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, se atemorizó aún más.

Entonces le dice Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo potestad para colgarte de un madero, y que tengo potestad para soltarte?

Desde entonces procuraba Pilato soltarle; mas los Judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; cualquiera que se hace rey, a César contradice.

Entonces Pilato, oyendo este dicho, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar que se dice el Enlosado, y en hebreo Gábata.

Y era la víspera de la Pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los Judíos: He aquí vuestro Rey.

Entonces ellos gritaron: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: ¿He de crucificar a vuestro Rey? Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César.

Así que entonces lo entregó a ellos para que fuera colgado de un madero. Y tomaron a Jesús, y le llevaron.

Entonces muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, en latín {y} en griego.

Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y {tomaron también} la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza.

Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será; para que se cumpliese la Escritura que dice: Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes. Esto, pues, hicieron los soldados.

Y estaba allí un vaso lleno de vinagre; entonces ellos mojaron una esponja de vinagre, y rodeada a un hisopo, se la llegaron a la boca.

Entonces los Judíos, para que los cuerpos no quedaran en el madero en el sábado, porque era la víspera de la Pascua, pues era el gran día del sábado, rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas, y fueran quitados.

Pasadas estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, mas en secreto por miedo de los judíos, rogó a Pilato que pudiera quitar el cuerpo de Jesús; lo cual permitió Pilato. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús.

Entonces vino también Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.

Entonces tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre los judíos.

Entonces corrió, y vino a Simón Pedro, y al otro discípulo, al cual amaba Jesús, y les dice: Han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto.

Pedro entonces salió, y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.

Entonces llegó* también Simón Pedro tras él, entró al sepulcro, y vio* las envolturas de lino puestas {allí,}

Y entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al monumento, y vio, y creyó.

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