38 casos

'Pueblo' en la Biblia

entonces aposté {hombres} en las partes más bajas del lugar, detrás de la muralla y en los sitios descubiertos; aposté al pueblo por familias con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.

Y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: ``La obra es grande y extensa, y estamos separados en la muralla, lejos el uno del otro.

En aquel tiempo dije también al pueblo: ``Cada hombre con su ayudante pase la noche dentro de Jerusalén, para que nos sirvan de centinela por la noche y de obrero por el día."

Y hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos Judíos.

También sacudí los pliegues de mi manto y dije: ``Así sacuda Dios de su casa y de sus bienes a todo hombre que no cumpla esta promesa; así sea sacudido y despojado." Y toda la asamblea dijo: `` ¡Amén!" Y alabaron al SEÑOR. Entonces el pueblo hizo conforme a esta promesa.

Pero los gobernadores anteriores que me precedieron gravaban al pueblo y tomaban de ellos cuarenta siclos (456 gramos) de plata además del pan y del vino; también sus sirvientes oprimían al pueblo. Pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.

Lo que se preparaba para cada día era un buey {y} seis ovejas escogidas, también eran preparadas aves para mí; cada diez días {se proveía} en abundancia toda clase de vino. Y con todo esto, no reclamé el pan del gobernador, porque la servidumbre era pesada sobre este pueblo.

Acuérdate de mí, Dios mío, para bien, {conforme a} todo lo que he hecho por este pueblo.

La ciudad era espaciosa y grande, pero el pueblo dentro de ella era poco y no había casas reedificadas.

Entonces mi Dios puso en mi corazón reunir a los nobles, a los oficiales y al pueblo para que fueran inscritos por genealogías. Y encontré el libro de la genealogía de los que habían subido primero, y hallé escrito en él:

los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de hombres del pueblo de Israel:

Lo que dio el resto del pueblo {fue} 170 kilos de oro, 1,140 kilos de plata y 67 túnicas sacerdotales.

Y los sacerdotes, los Levitas, los porteros, los cantores, {algunos} del pueblo, los sirvientes del templo y el resto de Israel habitaron en sus ciudades. Cuando llegó el mes séptimo, los Israelitas {ya estaban} en sus ciudades.

Todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que {estaba} delante de la Puerta de las Aguas, y pidieron al escriba Esdras que trajera el Libro de la Ley de Moisés que el SEÑOR había dado a Israel.

Y leyó en el libro frente a la plaza que {estaba} delante de la Puerta de las Aguas, desde el amanecer hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al Libro de la Ley.

Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, pues él estaba en un lugar más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso en pie.

También Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, Pelaías, y los Levitas, explicaban la ley al pueblo mientras el pueblo {permanecía} en su lugar.

Entonces Nehemías, que era el gobernador, y Esdras, el sacerdote {y} escriba, y los Levitas que enseñaban al pueblo, dijeron a todo el pueblo: ``Este día es santo para el SEÑOR su Dios; no se entristezcan, ni lloren." Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la ley.

Los Levitas calmaron a todo el pueblo diciéndole: ``Callen, porque el día es santo, no se entristezcan."

Entonces todo el pueblo se fue a comer, a beber, a mandar porciones y a celebrar una gran fiesta, porque comprendieron las palabras que les habían enseñado.

Al segundo día los jefes de {casas} paternas de todo el pueblo, los sacerdotes y los Levitas se reunieron {junto} al escriba Esdras para entender las palabras de la ley.

El pueblo salió y trajeron las ramas y se hicieron tabernáculos, cada uno en su terrado, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la Puerta de las Aguas y en la plaza de la Puerta de Efraín.

Entonces hiciste señales y maravillas contra Faraón, Contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra; Pues supiste que ellos los trataban con soberbia, Y Te hiciste un nombre como el de hoy.

Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que guardas el pacto y la misericordia, No parezca insignificante ante Ti toda la aflicción Que nos ha sobrevenido, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo Tu pueblo, Desde los días de los reyes de Asiria hasta el día de hoy.

Los jefes del pueblo: Paros, Pahat Moab, Elam, Zatu, Bani,

Y el resto del pueblo, los sacerdotes, los Levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se han apartado de los pueblos de las tierras para aceptar la ley de Dios, también sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y todos los que tienen conocimiento y entendimiento,

Asimismo echamos suertes para la provisión de madera {entre} los sacerdotes, los Levitas y el pueblo para que la traigan a la casa de nuestro Dios, conforme a nuestras casas paternas, en los tiempos fijados cada año, para quemar sobre el altar del SEÑOR nuestro Dios, como está escrito en la ley.

Los jefes del pueblo habitaron en Jerusalén, pero el resto del pueblo echó suertes a fin de traer uno de cada diez para que habitara en Jerusalén, la ciudad santa, mientras los otros nueve {se quedarían} en las {otras} ciudades.

Y Petaías, hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera, hijo de Judá, {era} representante del rey en todos los asuntos del pueblo.

Los sacerdotes y los Levitas se purificaron; también purificaron al pueblo, las puertas y la muralla.

El segundo coro marchaba hacia la izquierda, y yo {iba} tras ellos con la mitad del pueblo por encima de la muralla, pasando por la Torre de los Hornos, hasta la Muralla Ancha,

Aquel día leyeron del Libro de Moisés a oídos del pueblo; y se encontró escrito en él que los Amonitas y los Moabitas no debían entrar jamás en la asamblea de Dios,

De sus hijos, la mitad hablaban la lengua de Asdod, y ninguno de ellos podía hablar la lengua de Judá, sino la lengua de su propio pueblo.

Las citas bíblicas son tomadas Nueva Biblia de los Hispanos © 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso