'Cielo' en la Biblia
Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder, y viniendo en las nubes del cielo.
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
Y aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha manifestado.
Y aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia.
Pero en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, en que hubo una gran hambre en toda la tierra;
Regocijaos en aquel día, y saltad de gozo; porque he aquí vuestro galardón es grande en el cielo; porque así hacían sus padres a los profetas.
El sembrador salió a sembrar su semilla; y al sembrarla, una parte cayó junto al camino, y fue hollada; y las aves del cielo la comieron.
Y tomando los cinco panes y los dos pescados, mirando al cielo los bendijo, y partió, y dio a sus discípulos para que pusiesen delante de la multitud.
Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, así como hizo Elías?
Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo tienen nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza.
Y tú, Capernaúm, que hasta el cielo eres levantada, hasta el infierno serás arrojada.
Y Él les dijo: Yo vi a Satanás caer del cielo como un rayo.
Mas no os regocijéis en esto de que los espíritus se os sujetan; antes regocijaos de que vuestros nombres están escritos en el cielo.
En aquella misma hora Jesús se regocijó en su espíritu, y dijo: Te doy gracias, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí Padre, porque así te agradó.
Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en el cielo; santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Y otros, tentándole, le pedían señal del cielo.
Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en el cielo que no se agote; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe.
¡Hipócritas! Sabéis discernir la faz del cielo y de la tierra; ¿y cómo no discernís este tiempo?
Es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento.
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti;
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero es más fácil que pasen el cielo y la tierra, que fallar una tilde de la ley.
Porque como el relámpago, que resplandeciendo, alumbra de un extremo al otro bajo del cielo, así también será el Hijo del Hombre en su día.
pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destruyó a todos.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que golpeaba su pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Y cuando Jesús oyó esto, le dijo: Aún te falta una cosa: Vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!
El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?
Y ellos razonaban entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
Y habrá grandes terremotos en varios lugares, y hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.
El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
Y le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
Y aconteció que bendiciéndolos, fue apartado de ellos, y llevado arriba al cielo.
Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al Espíritu descender del cielo como paloma, y permanecer sobre Él;
Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subiendo y descendiendo sobre el Hijo del Hombre.
Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre que está en el cielo.
Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada si no le es dado del cielo.
El que viene de arriba, sobre todos es; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, sobre todos es.
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
Entonces Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y murmuraban de Él los judíos, porque dijo: Yo soy el pan que descendió del cielo.
Y decían: ¿No es Éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice Éste: Yo he descendido del cielo?
Éste es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Éste es el pan que descendió del cielo: No como vuestros padres que comieron el maná, y murieron; el que come de este pan vivirá eternamente.
Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo, que decía: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique a ti.
Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que Él se iba, he aquí dos varones en vestiduras blancas se pusieron junto a ellos;
los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones debajo del cielo.
Y mostraré prodigios arriba en el cielo; y señales abajo en la tierra; sangre y fuego, y vapor de humo:
a quien ciertamente es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de todos sus santos profetas que han sido desde el principio del mundo.
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo del cielo, dado a los hombres, en que debamos ser salvos.
Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Señor, tú eres Dios, que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;
Entonces Dios se apartó, y los entregó a que sirviesen al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, oh casa de Israel?
El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor: ¿O cuál es el lugar de mi reposo?
Más él, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús en pie a la diestra de Dios,
Y yendo él por el camino, al acercarse a Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo;
y vio el cielo abierto, y un vaso que descendía hacia él, como un gran lienzo atado de los cuatro cabos, y era bajado a la tierra;
en el cual había de toda clase de cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
Y esto fue hecho tres veces; y el vaso volvió a ser recogido en el cielo.
Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por los cuatro cabos era bajado del cielo, y venía hasta mí.
En el cual al fijar los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
Y esto fue hecho tres veces; y volvió todo a ser llevado arriba al cielo.
y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, y os predicamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, y el mar, y todo cuanto en ellos hay.
si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.
El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay; Éste, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de manos;
Y aconteció que cuando hacía mi jornada, y llegaba cerca de Damasco, como a mediodía, repentinamente resplandeció del cielo una gran luz que me rodeó;
al mediodía, oh rey, yendo en el camino vi una luz del cielo, que sobrepasaba el resplandor del sol, iluminando en derredor de mí y de los que iban conmigo.
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia detienen la verdad;
Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo.)
Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, ya sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
El primer hombre, es de la tierra, terrenal; el segundo hombre que es el Señor, es del cielo.
Porque sabemos que si nuestra casa terrenal, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en el cielo.
Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo os predicare otro evangelio del que os hemos predicado, sea anatema.
que en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, había de reunir todas las cosas en Cristo, así las que están en el cielo, como las que están en la tierra, aun en Él.
de quien es nombrada toda la familia en el cielo y en la tierra,
Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que vuestro Señor también está en el cielo; y para Él no hay acepción de personas.
para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla; de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra,
Mas nuestra ciudadanía está en el cielo, de donde también esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo;
por la esperanza que os está guardada en el cielo, de la cual habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,
Porque por Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en el cielo y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por Él y para Él.
y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo; así las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual es predicado a toda criatura que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.
Amos, tratad a vuestros siervos como es justo y recto, sabiendo que vosotros también tenéis un Amo en el cielo.
y esperar del cielo a su Hijo, al cual resucitó de los muertos; a Jesús, el cual nos libró de la ira que ha de venir.
Porque el Señor mismo con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
y a vosotros, que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando sea revelado del cielo el Señor Jesús con sus ángeles poderosos,
Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en la presencia de Dios.
Por lo cual también, de uno, y éste ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.
a la congregación general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en el cielo, y a Dios el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos,
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháramos al que habla desde el cielo.
La voz del cual conmovió entonces la tierra; pero ahora ha prometido, diciendo: Aun una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
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