'Donde' en la Biblia
Diciendo: ¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos á adorarle.
Y convocados todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño.
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas minan y hurtan;
Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan:
Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
Y llegándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré á donde quiera que fueres.
Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza.
Mas en cualquier ciudad, ó aldea donde entrareis, investigad quién sea en ella digno, y reposad allí hasta que salgáis.
Entonces dice: Me volvere á mi casa de donde salí: y cuando viene, la halla desocupada, barrida y adornada.
Y parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y nació luego, porque no tenía profundidad de tierra:
Y llegándose los siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene cizaña?
Y venido á su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas?
¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?
Entonces sus discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, que hartemos á tan gran compañía?
Porque donde están dos ó tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.
El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿del cielo, ó de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creísteis?
Porque donde quiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste;
Y respondiendo su señor, le dijo: Malo y negligente siervo, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí;
De cierto os digo, que donde quiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo, también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho.
Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos á Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la pascua?
Y ellos, prendido Jesús, le llevaron á Caifás pontífice, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.
No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fué puesto el Señor.
Mas los once discípulos se fueron á Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Y como no podían llegar á él á causa del gentío, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
Y otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y luego salió, porque no tenía la tierra profunda:
Y hacían burla de él: mas él, echados fuera todos, toma al padre y á la madre de la muchacha, y á los que estaban con él, y entra donde la muchacha estaba.
Y llegado el sábado, comenzó á enseñar en la sinagoga; y muchos oyéndole, estaban atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que le es dada, y tales maravillas que por sus manos son hechas?
Y les decía: Donde quiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de allí.
Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron á traer de todas partes enfermos en lechos, á donde oían que estaba.
Y donde quiera que entraba, en aldeas, ó ciudades, ó heredades, ponían en las calles á los que estaban enfermos, y le rogaban que tocasen siquiera el borde de su vestido; y todos los que le tocaban quedaban sanos.
Y sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien hartar á estos de pan aquí en el desierto?
El cual, donde quiera que le toma, le despedaza; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando: y dije á tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.
Donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga.
Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Luego llamándole el mismo David Señor, ¿de dónde, pues, es su hijo? Y los que eran del común del pueblo le oían de buena gana.
Empero cuando viereis la abominación de asolamiento, que fué dicha por el profeta Daniel, que estará donde no debe (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan á los montes;
De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella.
Y el primer día de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la pascua, sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos á disponer para que comas la pascua?
Y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
Y María Magdalena, y María madre de José, miraban donde era puesto.
Más él les dice: No os asustéis: buscáis á Jesús Nazareno, el que fué crucificado; resucitado há, no está aquí; he aquí el lugar en donde le pusieron.
Y entrando el ángel á donde estaba, dijo, Salve, muy favorecida! el Señor es contigo: bendita tú entre las mujeres.
¿Y de dónde esto á mí, que la madre de mi Señor venga á mí?
Y vino á Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme á su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó á leer.
Y fuéle dado el libro del profeta Isaías; y como abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
Y no hallando por donde meterle á causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho en medio, delante de Jesús;
Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré donde quiera que fueres.
Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza.
Y DESPUÉS de estas cosas, designó el Señor aun otros setenta, los cuales envió de dos en dos delante de sí, á toda ciudad y lugar á donde él había de venir.
En cualquiera casa donde entrareis, primeramente decid: Paz sea á esta casa.
Y en cualquiera ciudad donde entrareis, y os recibieren, comed lo que os pusieren delante;
Mas en cualquier ciudad donde entrareis, y no os recibieren, saliendo por sus calles, decid:
Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me volveré á mi casa de donde salí.
Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos?
Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca falta; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe.
Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
Después que el padre de familia se levantare, y cerrare la puerta, y comenzareis á estar fuera, y llamar á la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y respondiendo os dirá: No os conozco de dónde seáis.
Y os dirá: Dígoos que no os conozco de dónde seáis; apartaos de mí todos los obreros de iniquidad.
Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpios? ¿Y los nueve dónde están?
Y respondiendo, le dicen: ¿Dónde, Señor? Y él les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allá se juntarán también las águilas.
Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua: seguidle hasta la casa donde entrare,
Y decid al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer la pascua con mis discípulos?
Y llegaron á la aldea á donde iban: y él hizo como que iba más lejos.
Estas cosas acontecieron en Betábara, de la otra parte del Jordán, donde Juan bautizaba.
Y volviéndose Jesús, y viéndolos seguir le, díceles: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabbí (que declarado quiere decir Maestro) ¿dónde moras?
Díceles: Venid y ved. Vinieron, y vieron donde moraba, y quedáronse con él aquel día: porque era como la hora de las diez.
Dícele Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y díjole: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.
Y como el maestresala gustó el agua hecha vino, que no sabía de dónde era (mas lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), el maestresala llama al esposo,
El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni á dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacar la, y el pozo es hondo: ¿de dónde, pues, tienes el agua viva?
Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalem es el lugar donde es necesario adorar.
Vino pues Jesús otra vez á Caná de Galilea, donde había hecho el vino del agua. Y había en Capernaum uno del rey, cuyo hijo estaba enfermo.
Y como alzó Jesús los ojos, y vió que había venido á él grande multitud, dice á Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
Ellos entonces gustaron recibirle en el barco: y luego el barco llegó á la tierra donde iban.
Y que otras navecillas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber el Señor dado gracias;
¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre que sube donde estaba primero?
Mas éste, sabemos de dónde es: y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
Entonces clamaba Jesús en el templo, enseñando y diciendo: Y á mí me conocéis, y sabéis de dónde soy: y no he venido de mí mismo; mas el que me envió es verdadero, al cual vosotros no conocéis.
Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis venir.
Entonces los Judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir éste que no le hallemos? ¿Se ha de ir á los esparcidos entre los Griegos, y á enseñar á los Griegos?
¿Qué dicho es éste que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis venir?
¿No dice la Escritura, que de la simiente de David, y de la aldea de Bethlehem, de donde era David, vendrá el Cristo?
Y enderezándose Jesús, y no viendo á nadie más que á la mujer, díjole: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?
Respondió Jesús, y díjoles: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y á dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y á dónde voy.
Y decíanle: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni á mí me conocéis, ni á mi Padre; si á mí me conocieseis, á mi Padre también conocierais.
Y díjoles otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis: á donde yo voy, vosotros no podéis venir.
Decían entonces los Judíos: ¿Hase de matar á sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?
Entonces le dijeron: ¿Dónde está aquél? El dijo: No sé.
Nosotros sabemos que á Moisés habló Dios: mas éste no sabemos de dónde es.
Respondió aquel hombre, y díjoles: Por cierto, maravillosa cosa es ésta, que vosotros no sabéis de dónde sea, y á mí me abrió los ojos.
Y volvióse tras el Jordán, á aquel lugar donde primero había estado bautizando Juan; y estúvose allí.
Como oyó pues que estaba enfermo, quedóse aún dos días en aquel lugar donde estaba.
(Que aun no había llegado Jesús á la aldea, mas estaba en aquel lugar donde Marta le había encontrado.)
Mas María, como vino donde estaba Jesús, viéndole, derribóse á sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, no fuera muerto mi hermano.
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