'Días' en la Biblia
Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén; porque el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia, vine al rey; y al cabo de días obtuve permiso del rey.
En aquellos días vi en Judá algunos que pisaban los lagares en sábado, y que acarreaban gavillas, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos, y toda clase de carga, y traían a Jerusalén en día de sábado; y les amonesté acerca del día que vendían el mantenimiento.
Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado esposas de Asdod, amonitas, y moabitas.
Y aconteció en los días de Asuero (el Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias);
que en aquellos días, cuando el rey Asuero fue afirmado en el trono de su reino, el cual estaba en Susán capital del reino,
para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, y el esplendor de su gloriosa majestad, por muchos días, ciento ochenta días.
Y cumplidos estos días, el rey hizo un banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real para todo el pueblo, desde el mayor hasta el menor que se hallaba en Susán capital del reino.
En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero.
Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey saben, que cualquier hombre o mujer que entra al rey al patio de adentro sin ser llamado, hay una sola ley para él: Debe morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para entrar al rey estos treinta días.
Ve, y junta a todos los judíos que se hallan en Susán, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y así entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.
como días en que los judíos tuvieron reposo de sus enemigos, y el mes que de tristeza se les volvió en alegría, y de luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete y de gozo, y de enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres.
Por esto llamaron a estos días Purim, del nombre Pur. Por todas las palabras de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que les había acontecido.
Establecieron y tomaron los judíos sobre sí, y sobre su simiente, y sobre todos los allegados a ellos, y no será traspasado, el celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año;
y que estos dos días serían recordados y celebrados por todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; y que estos días de Purim no dejarían de celebrarse entre los judíos, ni su memoria cesaría entre su simiente.
para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había constituido Mardoqueo el judío y la reina Esther, según ellos habían tomado sobre sí y sobre su simiente, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.
Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado a Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.
Ocupe la oscuridad aquella noche; no sea contada entre los días del año, ni venga en el número de los meses.
¿Acaso no hay un tiempo determinado para el hombre sobre la tierra? ¿No son sus días como los días del jornalero?
Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza.
Desvanezco; no he de vivir para siempre; déjame, pues mis días son vanidad.
porque nosotros somos de ayer y nada sabemos, pues nuestros días sobre la tierra son como una sombra.
Mis días son más ligeros que un correo; Huyen, y no ven el bien.
¿Son tus días como los días del hombre, o tus años como los tiempos humanos,
¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me conforte un poco.
En los ancianos está la sabiduría, y en la largura de días la inteligencia.
El hombre nacido de mujer, corto de días, y harto de sinsabores.
Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste límites, los cuales no pasará.
Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación.
Todos sus días, el impío es atormentado de dolor, y el número de años es escondido al violento.
Mi aliento está corrompido, mis días se extinguen, y me está preparado el sepulcro.
Pasaron mis días, fueron deshechos mis planes, los designios de mi corazón.
Pasan sus días en prosperidad, y en un momento descienden a la sepultura.
Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por qué los que le conocen no ven sus días?
¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba,
Como fui yo en los días de mi juventud, cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda;
Y decía yo: En mi nido moriré, y como arena multiplicaré días.
Y ahora mi alma está derramada en mí; días de aflicción se han apoderado de mí.
Mis entrañas hierven, y no reposan; días de aflicción me han sobrevenido.
Yo decía: Los días hablarán, y la muchedumbre de años declarará sabiduría.
Su carne será más tierna que la del niño, volverá a los días de su juventud.
Si oyeren, y le sirvieren, acabarán sus días en bienestar, y sus años en contentamiento.
¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar,
¿Lo sabes tú, porque entonces ya habías nacido, o porque es grande el número de tus días?
Dios es el que juzga al justo; y Dios está airado todos los días contra el impío.
Vida te demandó, y le diste largura de días eternamente y para siempre.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Una cosa he demandado de Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?
Conoce Jehová los días de los perfectos; y la heredad de ellos será para siempre.
No serán avergonzados en el mal tiempo; y en los días de hambre serán saciados.
Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuál sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.
He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente el hombre, aun en su mejor estado, es completa vanidad. (Selah)
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
«Al Músico principal; para los hijos de Coré: Masquil» Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis acechadores me rodee?
Mas tú, oh Dios, los harás descender al pozo de la destrucción: Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días: Pero yo confiaré en ti.
Todos los días pervierten mis palabras; contra mí son todos sus pensamientos para mal.
Días sobre días añadirás al rey; sus años serán como generación y generación.
En sus días florecerá la justicia, y abundancia de paz hasta que no haya luna.
Consideraba los días desde el principio, los años de los siglos.
Por tanto, consumió sus días en vanidad, y sus años en tribulación.
Y estableceré su simiente para siempre, y su trono como los días de los cielos.
Has acortado los días de su juventud; le has cubierto de afrenta. (Selah)
Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento.
Los días de nuestra edad son setenta años; y en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.
De mañana sácianos de tu misericordia; y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
Alégranos conforme a los días que nos afligiste, y los años que vimos el mal.
para darle reposo de los días de aflicción, en tanto que para el impío se cava el hoyo.
Porque mis días se han consumido como humo; y mis huesos cual tizón están quemados.
Mis días son como la sombra que se va; y me he secado como la hierba.
Él debilitó mi fuerza en el camino; acortó mis días.
Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días; por generación de generaciones son tus años.
El hombre, como la hierba son sus días, florece como la flor del campo;
Sean pocos sus días; tome otro su oficio.
¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
Jehová te bendiga desde Sión, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida;
Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras, reflexionaba en las obras de tus manos.
El hombre es semejante a la vanidad: Sus días son como la sombra que pasa.
Porque largura de días, y años de vida y paz te añadirán.
Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda riquezas y honra.
Porque por mí se aumentarán tus días, y años de vida se te añadirán.
El temor de Jehová aumentará los días; pero los años de los impíos serán acortados.
Todos los días del afligido son malos; mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.
El príncipe falto de entendimiento multiplicará los agravios; mas el que aborrece la avaricia, prolongará sus días.
Le dará ella bien y no mal, todos los días de su vida.
Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.
Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.
Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho enojo y dolor y miseria.
He aquí, pues, el bien que yo he visto: Que es bueno comer y beber, y gozarse uno del bien de todo su trabajo con que se afana debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le da; porque ésta es su porción.
Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le responderá con alegría de su corazón.
Si el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que el abortivo es mejor que él.
Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?
Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.
Bien que el pecador haga mal cien veces, y sus días le sean prolongados, con todo yo también sé que los que a Dios temen tendrán bien, los que temen ante su presencia;
Pero no le irá bien al impío, ni le serán prolongados sus días, que son como sombra; por cuanto no teme ante la presencia de Dios.
Por tanto, alabé yo la alegría; pues el hombre no tiene mejor bien debajo del sol, que comer y beber y alegrarse; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.