'Ley' en la Biblia
Les dirás pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual dí delante de vosotros,
Mas éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y seré yo á ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Y entraron, y poseyéronla: mas no oyeron tu voz, ni anduvieron en tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto has hecho venir sobre ellos todo este mal.
No se han morigerado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley, ni en mis estatutos que puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.
Porque ofrecisteis sahumerios, y pecasteis contra Jehová, y no obedecisteis á la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley, ni en sus estatutos, ni en sus testimonios: por tanto ha venido sobre vosotros este mal, como hoy.
Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos: Su rey y sus príncipes están entre las gentes donde no hay ley; Sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová.
Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y rumor será sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta, mas la ley perecerá del sacerdote, y el consejo de los ancianos.
Sus sacerdotes violentaron mi ley, y contaminaron mis santuarios: entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis sábados escondieron sus ojos, y yo era profanado en medio de ellos.
Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre: porque son adúlteras, y sangre hay en sus manos.
Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, todo su término alrededor será santísimo. He aquí que esta es la ley de la casa.
Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo quemarás conforme á la ley de la casa, fuera del santuario.
Tú, oh rey, pusiste ley que todo hombre en oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, se postrase y adorase la estatua de oro:
Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna, si no la hallamos contra él en la ley de su Dios.
Ahora, oh rey, confirma el edicto, y firma la escritura, para que no se pueda mudar, conforme á la ley de Media y de Persia, la cual no se revoca.
Empero aquellos hombres se reunieron cerca del rey, y dijeron al rey: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia, que ningún decreto ú ordenanza que el rey confirmare pueda mudarse.
Y hablará palabras contra el Altísimo, y á los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en mudar los tiempos y la ley: y entregados serán en su mano hasta tiempo, y tiempos, y el medio de un tiempo.
Y todo Israel traspasó tu ley apartándose para no oir tu voz: por lo cual ha fluído sobre nosotros la maldición, y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.
Según está escrito en la ley de Moisés, todo aqueste mal vino sobre nosotros: y no hemos rogado á la faz de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades, y entender tu verdad.
Mi pueblo fué talado, porque le faltó sabiduría. Porque tú desechaste la sabiduría, yo te echaré del sacerdocio: y pues que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
PON á tu boca trompeta. Vendrá como águila contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto, y se rebelaron contra mi ley.
Escribíle las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosas ajenas.
Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no desviaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus ordenanzas; é hiciéronlos errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres.
Y vendrán muchas gentes, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y á la casa del Dios de Jacob; y enseñarános en sus caminos, y andaremos por sus veredas: porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová.
Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale verdadero: por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcido el juicio.
Sus profetas, livianos, hombres prevaricadores: sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora á los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:
Y pusieron su corazón como diamante, para no oir la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su espíritu, por mano de los profetas primeros: fué, por tanto, hecho grande castigo por Jehová de los ejércitos.
La Ley de verdad estuvo en su boca, é iniquidad no fué hallada en sus labios: en paz y en justicia anduvo conmigo, y á muchos hizo apartar de la iniquidad.
Porque los labios de los sacerdotes han de guardar la sabiduría, y de su boca buscarán la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos.
Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar á muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos.
Por tanto, yo también os torné viles y bajos á todo el pueblo, según que vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley tenéis acepción de personas.
Habéis dicho: Por demás es servir á Dios; ¿y qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos tristes delante de Jehová de los ejércitos?
Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir.
Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.
Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.
Porque todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron.
O ¿no habéis leído en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa?
Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo:
Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en la ley?
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave de la ley, es á saber, el juicio y la misericordia y la fe: esto era menester hacer, y no dejar lo otro.
Y como se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme á la ley de Moisés, le trajeron á Jerusalem para presentarle al Señor,
(Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz, será llamado santo al Señor),
Y para dar la ofrenda, conforme á lo que está dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas, ó dos palominos.
Y vino por Espíritu al templo. Y cuando metieron al niño Jesús sus padres en el templo, para hacer por él conforme á la costumbre de la ley.
Mas como cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron á Galilea, á su ciudad de Nazaret.
Y aconteció un día, que él estaba enseñando, y los Fariseos y doctores de la ley estaban sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalem: y la virtud del Señor estaba allí para sanarlos.
Mas los Fariseos y los sabios de la ley, desecharon el consejo de Dios contra sí mismos, no siendo bautizados de él.
Y he aquí, un doctor de la ley se levantó, tentándole y diciendo: Maestro, ¿haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?
Y él dijo: ¿Qué está escrito de la ley? ¿cómo lees?
Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas á nosotros.
Y él dijo: Ay de vosotros también, doctores de la ley! que cargáis á los hombres con cargas que no pueden llevar; mas vosotros ni aun con un dedo tocáis las cargas.
Ay de vosotros, doctores de la ley! que habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y á los que entraban impedisteis.
Y respondiendo Jesús, habló á los doctores de la ley y á los Fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
La ley y los profetas hasta Juan: desde entonces el reino de Dios es anunciado, y quienquiera se esfuerza á entrar en él.
Empero más fácil cosa es pasar el cielo y la tierra, que frustrarse un tilde de la ley.
Y él les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos.
Porque la ley por Moisés fué dada: mas la gracia y la verdad por Jesucristo fué hecha.
Felipe halló á Natanael, y dícele: Hemos hallado á aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: á Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
¿No os dió Moisés la ley, y ninguno de vosotros hace la ley? ¿Por qué me procuráis matar?
Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado hice sano todo un hombre?
Mas estos comunales que no saben la ley, malditos son.
¿Juzga nuestra ley á hombre, si primero no oyere de él, y entendiere lo que ha hecho?
Y en la ley Moisés nos mandó apedrear á las tales: tú pues, ¿qué dices?
Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Respondióles Jesús: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, Dioses sois?
Respondióle la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre: ¿cómo pues dices tú: Conviene que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre?
Mas para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Que sin causa me aborrecieron.
Díceles entonces Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los Judíos le dijeron: A nosotros no es lícito matar á nadie:
Respondiéronle los Judíos: Nosotros tenemos ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo Hijo de Dios.
Entonces levantándose en el concilio un Fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerable á todo el pueblo, mandó que sacasen fuera un poco á los apóstoles.
Y pusieron testigos falsos, que dijesen: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y la ley:
Que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.
Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los príncipes de la sinagoga enviaron á ellos, diciendo: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en éste es justificado todo aquel que creyere.
Mas algunos de la secta de los Fariseos, que habían creído, se levantaron, diciendo: Que es menester circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, á los cuales no mandamos;
Diciendo: Que éste persuade á los hombres á honrar á Dios contra la ley.
Mas si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas.
Y ellos como lo oyeron, glorificaron á Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de Judíos hay que han creído; y todos son celadores de la ley:
Tomando á éstos contigo, purifícate con ellos, y gasta con ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.
Dando voces: Varones Israelitas, ayudad: Este es el hombre que por todas partes enseña á todos contra el pueblo, y la ley, y este lugar; y además de esto ha metido Gentiles en el templo, y ha contaminado este lugar Santo.
Yo de cierto soy Judío, nacido en Tarso de Cilicia, mas criado en esta ciudad á los pies de Gamaliel, enseñado conforme á la verdad de la ley de la patria, celoso de Dios, como todos vosotros sois hoy.
Entonces un Ananías, varón pío conforme á la ley, que tenía buen testimonio de todos los Judíos que allí moraban,
Entonces Pablo le dijo: Herirte ha Dios, pared blanqueada: ¿y estás tú sentado para juzgarme conforme á la ley, y contra la ley me mandas herir?
Y hallé que le acusaban de cuestiones de la ley de ellos, y que ningún crimen tenía digno de muerte ó de prisión.
El cual también tentó á violar el templo; y prendiéndole, le quisimos juzgar conforme á nuestra ley:
Esto empero te confieso, que conforme á aquel Camino que llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas;
Alegando él por su parte: Ni contra la ley de los Judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada.
Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde.
Porque todos lo que sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y todos los que en la ley pecaron, por la ley serán juzgados:
Porque no los oidores de la ley son justos para con Dios, mas los hacedores de la ley serán justificados.
Porque los Gentiles que no tienen ley, naturalmente haciendo lo que es de la ley, los tales, aunque no tengan ley, ellos son ley á sí mismos:
Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio juntamente sus conciencias, y acusándose y también excusándose sus pensamientos unos con otros;
He aquí, tú tienes el sobrenombre de Judío, y estás reposado en la ley, y te glorías en Dios,
Y sabes su voluntad, y apruebas lo mejor, instruído por la ley;
Enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma de la ciencia y de la verdad en la ley:
¿Tú, que te jactas de la ley, con infracción de la ley deshonras á Dios?
Porque la circuncisión en verdad aprovecha, si guardares la ley; mas si eres rebelde á la ley, tu circuncisión es hecha incircuncisión.
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