'Lo' en la Biblia
- 1.Gé 1:27-Gé 42:12
- 2.Gé 42:14-Éx 19:17
- 3.Éx 20:11-Levítico 4:20
- 4.Levítico 4:21-Levítico 24:9
- 5.Levítico 24:16-Números 24:9
- 6.Números 24:12-Deuteronomio 19:11
- 7.Deuteronomio 19:12-Josué 17:18
- 8.Josué 21:8-1 Samuel 10:7
- 9.1 Samuel 10:8-2 Samuel 7:25
- 10.2 Samuel 7:29-1 Reyes 10:7
- 11.1 Reyes 10:13-2 Reyes 8:23
- 12.2 Reyes 8:27-1 Crónicas 10:14
- 13.1 Crónicas 12:19-2 Crónicas 31:6
- 14.2 Crónicas 31:14-Job 3:25
- 15.Job 4:17-Salmos 37:16
- 16.Salmos 37:33-Proverbios 17:25
- 17.Proverbios 17:26-Isaías 10:7
- 18.Isaías 10:13-Isaías 58:4
- 19.Isaías 58:7-Jeremías 38:27
- 20.Jeremías 39:14-Ezequiel 37:14
- 21.Ezequiel 38:14-Miqueas 3:2
- 22.Miqueas 4:4-Mateo 23:3
- 23.Mateo 23:20-Lucas 2:17
- 24.Lucas 2:18-Lucas 22:22
- 25.Lucas 22:29-Hechos 2:32
- 26.Hechos 3:6-Romanos 7:18
- 27.Romanos 7:20-2 Corintios 4:13
- 28.2 Corintios 4:17-1 Tesalonicenses 5:15
- 29.1 Tesalonicenses 5:21-1 Pedro 4:4
- 30.1 Pedro 4:12-Apocalipsis 22:9
Y cada uno se sentará debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien amedrente: porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.
Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo: por lo cual los juntó como gavillas en la era.
OID ahora lo que dice Jehová: Levántate, pleitea con los montes, y oigan los collados tu voz.
Oh hombre, él te ha declarado qué sea lo bueno, y qué pida de ti Jehová: solamente hacer juicio, y amar misericordia, y humillarte para andar con tu Dios.
Con lo cual sus ricos se hinchieron de rapiña, y sus moradores hablaron mentira, y su lengua engañosa en su boca.
Tú comerás, y no te hartarás; y tu abatimiento será en medio de ti: tú cogerás, mas no salvarás; y lo que salvares, lo entregaré yo á la espada.
Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman.
Durmieron tus pastores, oh rey de Asiria, reposaron tus valientes: tu pueblo se derramó por los montes, y no hay quien lo junte.
Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale verdadero: por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcido el juicio.
¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar.
Sacará á todos con anzuelo, cogerálos con su red, y juntarálos en su aljerife: por lo cual se holgará y hará alegrías.
¿No han de levantar todos estos sobre él parábola, y sarcasmos contra él? Y dirán: Ay del que multiplicó lo que no era suyo! ¿Y hasta cuándo había de amontonar sobre sí espeso lodo?
Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras lo quebrantará; á causa de las sangres humanas, y del robo de la tierra, de las ciudades, y de todos los que en ellas moraban.
Oí, y tembló mi vientre; A la voz se batieron mis labios; Pudrición se entró en mis huesos, y en mi asiento me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.
Y llamé la sequedad sobre esta tierra, y sobre los montes, y sobre el trigo, y sobre el vino, y sobre el aceite, y sobre todo lo que la tierra produce, y sobre los hombres sobre y las bestias, y sobre todo trabajo de manos.
Y oyó Zorobabel hijo de Sealtiel, y Josué hijo de Josadac, gran sacerdote, y todo el demás pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del porfeta Haggeo, como lo había enviado Jehová el Dios de ellos; y temió el pueblo delante de Jehová.
Y respondió Haggeo y dijo: Así es este pueblo, y esta gente, delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.
En el que estaban los caballos negros, salieron hacia la tierra del aquilón; y los blancos salieron tras ellos; y lo overos salieron hacia la tierra del mediodía.
Mas ahora no lo haré con el resto de este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehová de los ejércitos.
Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto mentira, y han hablado sueños vanos, en vano consuelan: por lo cual se fueron ellos como ovejas, fueron humillados porque no tuvieron pastor.
Y será que cuando alguno más profetizare, diránle su padre y su madre que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de Jehová: y su padre y su madre que lo engendraron, le alancearán cuando profetizare.
Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, mas tornemos á edificar lo arruinado; así ha dicho Jehová de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré: y les llamarán Provincia de impiedad, y, Pueblo contra quien Jehová se airó para siempre.
Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido sobre la provincia de Israel.
Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová; y cuando hablan que su alimento es despreciable.
Habéis además dicho: Oh qué trabajo! y lo desechasteis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, ó cojo, ó enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Seráme acepto eso de vuesta mano? dice Jehová.
Maldito el engañoso, que tiene macho en su rebaño, y promete, y sacrifica lo dañado á Jehová: porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es formidable entre las gentes.
Si no oyereis, y si no acordareis dar gloria á mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no lo ponéis en vuestro corazón.
Y pensando él en esto, he aquí el ángel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir á María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fué dicho por el Señor, por el profeta que dijo:
Y partidos ellos, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños á José, diciendo: Levántate, y toma al niño y á su madre, y huye á Egipto, y estáte allá hasta que yo te lo diga; porque ha de acontecer, que Herodes buscará al niño para matarlo.
Y estuvo allá hasta la muerte de Herodes: para que se cumpliese lo que fué dicho por el Señor, por el profeta que dijo: De Egipto llamé á mi Hijo.
Entonces fué cumplido lo que se había dicho por el profeta Jeremías, que dijo:
Y vino, y habitó en la ciudad que se llama Nazaret: para que se cumpliese lo que fué dicho por los profetas, que había de ser llamado Nazareno.
Mas Juan lo resistía mucho, diciendo: Yo he menester ser bautizado de ti, ¿y tú vienes á mí?
Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo:
Mas sea vuestro hablar: Sí, sí; No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
Al que te pidiere, dale; y al que quisiere tomar de ti prestado, no se lo rehuses.
Porque si amareis á los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿no hacen también lo mismo los publicanos?
Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha;
No deis lo santo á los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; porque no las rehuellen con sus pies, y vuelvan y os despedacen.
Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas á nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio á ellos.
Porque también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de mí soldados: y digo á éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Y los porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.
Ni echan vino nuevo en cueros viejos: de otra manera los cueros se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los cueros; mas echan el vino nuevo en cueros nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente.
Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído predicadlo desde los terrados.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos se hace fuerza, y los valientes lo arrebatan.
Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel á quien el Hijo lo quisiere revelar.
Y viéndolo los Fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer es sábado.
Mas sabiendo lo Jesús, se apartó de allí: y le siguieron muchas gentes, y sanaba á todos.
Para que se cumpliese lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo:
Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.
Porque á cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron: y oir lo que oís, y no lo oyeron.
Oyendo cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el malo, y arrebata lo que fué sembrado en su corazón: éste es el que fué sembrado junto al camino.
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré á los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí.
Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que tomándolo alguno lo sembró en su campo:
Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi boca; Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo.
Además, el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
Que hallando una preciosa perla, fué y vendió todo lo que tenía, y la compró.
La cual estando llena, la sacaron á la orilla; y sentados, cogieron lo bueno en vasos, y lo malo echaron fuera.
Y prometió él con juramento de darle todo lo que pidiese.
Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y dieron las nuevas á Jesús.
Y oyéndo lo Jesús, se apartó de allí en un barco á un lugar descierto, apartado: y cuando las gentes lo oyeron, le siguieron á pie de las ciudades.
Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
¿No entendéis aún, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la letrina?
Mas lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
Y comieron todos, y se hartaron: y alzaron lo que sobró de los pedazos, siete espuertas llenas.
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos.
Y á ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Entonces él, volviéndose, dijo á Pedro: Quítate de delante de mí, Satanás; me eres escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres.
Mas os digo, que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron en él todo lo que quisieron: así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.
Entonces, llegándose los discípulos á Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo pudimos echar fuera?
Porque el Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
De cierto os digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.
Por lo cual, el reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que quiso hacer cuentas con sus siervos.
Mas á éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y á su mujer é hijos, con todo lo que tenía, y que se le pagase.
Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
Y saliendo aquel siervo, halló á uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y trabando de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que debes.
Entonces su consiervo, postrándose á sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, declararon á su señor todo lo que había pasado.
Entonces su señor, enojado, le entregó á los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
Así que, no son ya más dos, sino una carne: por tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre.
Dícele Jesús: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y da lo á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Y les dijo: Id también vosotros á mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron.
Salió otra vez cerca de las horas sexta y nona, é hizo lo mismo.
Dícenle: Porque nadie nos ha ajustado. Díceles: Id también vosotros á la viña, y recibiréis lo que fuere justo.
Toma lo que es tuyo, y vete; mas quiero dar á este postrero, como á ti.
¿No me es lícito á mi hacer lo que quiero con lo mío? ó ¿es malo tu ojo, porque yo soy bueno?
Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.
Y él les dice: A la verdad mi vaso beberéis, y del bautismo de que yo soy bautizado, seréis bautizados; mas el sentaros á mi mano derecha y á mi izquierda, no es mío dar lo, sino á aquellos para quienes está aparejado de mi Padre.
Y todo esto fué hecho, para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo:
Y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí: ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Entonces les dice: ¿Cúya es esta figura, y lo que está encima escrito?
Dícenle: De César. Y díceles: Pagad pues á César lo que es de César, y á Dios lo que es de Dios.
Y de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os es dicho por Dios, que dice:
Así que, todo lo que os dijeren que guardéis, guardad lo y haced lo; mas no hagáis conforme á sus obras: porque dicen, y no hacen.
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