'Mis' en la Biblia
Por mano de tus mensajeros has proferido injuria contra el Señor, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes; a las cuestas del Líbano, y cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas; y entraré a la morada de su término, al bosque de su Carmel.
Yo he cavado y bebido las aguas ajenas, y he secado con la planta de mis pies todos los ríos de munición.
Por cuanto te has airado contra mí, y tu estruendo ha subido a mis oídos; por tanto yo pondré mi anzuelo en tus narices, y mi freno en tus labios, y yo te haré volver por el camino por donde viniste.
Y él le volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo que había en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrara.
Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra del SEÑOR que has hablado, es buena. Y dijo: ¿Mas no habrá paz y verdad en mis días?
por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me han provocado a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy.
Y David salió a ellos, y les habló diciendo: Si habéis venido a mí para paz y para ayudarme, mi corazón será unido con vosotros; mas si para engañarme en pro de mis enemigos, siendo mis manos sin violencia, véalo el Dios de nuestros padres, y demándelo.
Entonces subieron a Baal-perazim, y allí los hirió David. Dijo luego David: Dios ha partido mis enemigos por mi mano, como se parten las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas.
y de todos mis hijos (porque el SEÑOR me ha dado muchos hijos,) eligió a mi hijo Salomón para que él se siente en el trono del reino del SEÑOR sobre Israel.
Y me dijo: Salomón tu hijo, él edificará mi Casa y mis atrios; porque a éste me he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.
Y yo confirmaré su reino para siempre, si él fuere esforzado para cumplir mis mandamientos y mis juicios, como en este día.
Yo empero con todas mis fuerzas he preparado para la Casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y bronce para las de bronce, y hierro para las de hierro, y madera para las de madera, y piedras de ónice, y piedras preciosas, y piedras negras, y piedras de diversos colores, y toda suerte de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia.
Envíame también madera de cedro, de haya, y de pino del Líbano; porque yo sé que tus siervos son maestros de cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis siervos irán con los tuyos,
Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este lugar;
así que ahora he elegido y santificado esta Casa, para que esté en ella mi Nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.
Y tú, si anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis derechos,
Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mis mandamientos que os he propuesto, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis,
mas yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto; y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú añades sobre la fama que yo había oído.
¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de las tierras? ¿Pudieron por ventura los dioses de los gentiles de las tierras librar su tierra de mi mano?
¿Qué dios hubo de todos los dioses de aquellas gentiles que destruyeron mis padres, que pudiera librar su pueblo de mis manos? ¿Por qué podrá vuestro Dios salvaros de mi mano?
Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de tal cosa, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano?
Además de todo esto escribió letras en que blasfemaba al SEÑOR Dios de Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de los gentiles de los países no pudieron librar su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos.
Y al sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción; y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis palmas al SEÑOR mi Dios,
que vino Hanani, uno de mis hermanos, él y ciertos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.
mas si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra. Si fuere vuestro lanzamiento hasta el cabo de los cielos, de allí los juntaré; y los traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.
Y dije al rey: El rey viva para siempre. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas del fuego?
y dije al rey: Si al rey place, y si agrada tu siervo delante de ti, que me envíes a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
Y sucedió que desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaban en la obra mientras que la otra mitad portaba las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas; y los capitanes {estaban} detrás de toda la casa de Judá.
Y ni yo, ni mis hermanos, ni mis siervos, ni la gente de guardia que me seguía, desnudamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para lavarse.
También yo, mis hermanos, y mis criados, les hemos prestado dinero y grano; soltémosles ahora de esta carga.
También desde el día que me mandó el rey que fuera capitán de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo, ni mis hermanos comimos el pan del capitán.
Además de esto, en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí a la obra.
Porque todos ellos nos infundían miedo, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será hecha. Esfuerza pues mis manos, oh Dios.
También contaban delante de mí sus buenas obras, y a él le referían mis palabras. Y enviaba Tobías cartas para atemorizarme.
Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no raigas mis misericordias que hice en la Casa de mi Dios, y en sus guardas.
Sucedió pues, que cuando la sombra llegó a las puertas de Jerusalén antes del sábado, dije que se cerraren las puertas, y ordené que no las abrieran hasta después del sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de sábado no entraran carga.
Ve, y junta a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche ni día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y así entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.
Y acontecía que, habiendo pasado en turno los días de sus banquetes, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Por ventura habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado a Dios en sus corazones. De esta manera hacía Job todos los días.
por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, ni escondió de mis ojos la miseria.
Porque antes que mi pan, viene mi suspiro; y mis bramidos corren como aguas.
me sobrevino un espanto y un temblor, que estremeció todos mis huesos.
Se paró un fantasma delante de mis ojos, cuyo rostro yo no conocí, y quedo, oí que decía:
Ciertamente yo buscaría a Dios, y depositaría en él mis negocios;
Porque mi tormento pesaría más que la arena del mar; y por tanto mis palabras son tragadas.
Mis hermanos me han mentido como arroyo; se pasaron como las riberas impetuosas,
¿Pensáis censurar {mis} palabras, cuando las palabras del desesperado {se las lleva} el viento?
Mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza.
Acuérdate que mi vida es un viento, y que mis ojos no volverán para ver el bien.
Cuando digo: Mi cama me consolará, mi cama atenuará mis quejas;
Y mi alma tuvo por mejor el ahogamiento, y quiso la muerte más que a mis huesos.
Abominé la vida; no quiero vivir para siempre; déjame, pues, que mis días son vanidad.
¿Cuánto menos le responderé yo, y eligiré mis palabras con él?
Porque me ha quebrado con tempestad, y ha aumentado mis heridas sin causa.
Mis días han sido más ligeros que un correo; huyeron, y nunca vieron bien.
Temo todos mis trabajos; sé que no me tendrás sin culpa.
Aunque me lave con aguas de nieve, y aunque limpie mis manos con la misma limpieza,
aún me hundirás en el hoyo; y mis propios vestidos me abominarán.
¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me esfuerce un poco.
Soy motivo de burla para mis amigos, el que clamaba a Dios, y El le respondía. Motivo de burla es el justo {e} intachable.
He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, y oído y entendido mis oídos.
Oíd, pues, ahora mi disputa, y estad atentos a los argumentos de mis labios.
¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y pondré mi alma en mi palma?
He aquí, aunque me matare, en él esperaré; pero defenderé delante de él mis caminos.
Escuchad atentamente mis palabras, y que mi declaración {llene} vuestros oídos.
¿Cuántas son mis iniquidades y pecados? Hazme conocer mi rebelión y mi pecado.
Pones además mis pies en el cepo, y guardas todos mis caminos, imprimiéndolo a las raíces de mis pies.
Porque ahora cuentas mis pasos, no observas mi pecado.
Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios detendría el dolor.
Abrieron contra mí su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos.
Me cercaron sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra.
Mi rostro está enlodado con lloro, y mis párpados entenebrecidos;
a pesar de no haber injusticia en mis manos, y de haber sido limpia mi oración.
Mis disputadores son mis amigos; mas a Dios destilarán mis ojos.
Mi aliento está corrompido, mis días son cortados, y me está aparejado el sepulcro.
Ya no hay conmigo sino escarnecedores, en cuyas amarguras se detienen mis ojos.
Y mis ojos se oscurecieron de desabrimiento, y todos mis pensamientos han sido como sombra.
Mis días se pasaron, y mis pensamientos fueron arrancados, los designios de mi corazón.
Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; y sobre mis veredas puso tinieblas.
Hizo alejar de mí mis hermanos, y ciertamente mis conocidos se extrañaron de mí.
Mis parientes se detuvieron, y mis conocidos se olvidaron de mí.
Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; forastero fui yo en sus ojos.
Mi espíritu vino a ser extraño a mi mujer, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
Todos mis íntimos amigos me aborrecieron; y los que yo amaba, se tornaron contra mí.
Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos; y he escapado con la piel de mis dientes.
Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; porque la mano de Dios me ha tocado.
¿Por qué me perseguís como Dios, y no os saciáis de mis carnes?
¡Quién diera ahora que mis palabras fueran escritas! ¡Quién diera que se escribieran en un libro!
Al cual yo tengo que ver por mí, y mis ojos lo han de ver, y no otro, aunque mis riñones se consuman dentro de mí.
Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro.
Escuchad atentamente mis palabras, y que sea éste vuestro consuelo para mí.
Mis pies tomaron su rastro; guardé su camino, y no me aparté.
Y si no es así, ¿quién me desmentirá ahora, o reducirá a nada mis palabras?
que todo el tiempo que mi alma estuviere en mí, y hubiere hálito de Dios en mis narices,
mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño.
Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días.
cuando aún el Omnipotente estaba conmigo, y mis hijos alrededor de mí;
cuando lavaba yo mis caminos con manteca, y la piedra me derramaba ríos de aceite!
Entonces pensaba: ``En mi nido moriré, y multiplicaré {mis} días como la arena.
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