'Mis' en la Biblia
NUN Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbre a mi camino.
AYIN Juicio y justicia he hecho; no me dejes a mis opresores.
Mis ojos desfallecieron por tu salud, y por el dicho de tu justicia.
Ordena mis pasos con tu palabra; y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.
Mi celo me ha consumido; porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
Aflicción y angustia me hallaron; mas tus mandamientos fueron mis deleites.
Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus dichos.
Muchos son mis perseguidores y mis enemigos; mas de tus testimonios no me he apartado.
He guardado tus mandamientos, y tus testimonios; porque todos mis caminos están delante de ti.
Mis labios rebosarán alabanza, cuando me enseñares tus estatutos.
Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro.
A causa de mis hermanos y mis compañeros hablaré ahora paz de ti.
A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos.
Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos.
¿Señor, oye mi voz! Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas.
SEÑOR, mi corazón no se ha envanecido, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas maravillosas más de lo que me pertenecía.
no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento,
Si anduviere yo por medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y tu diestra me salvará.
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos.
Mi andar y mi reposo has ceñido, y todos mis caminos has aparejado.
Porque tú poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.
Tus ojos vieron mi cuerpo aun imperfecto, y en tu libro todos mis miembros estaban escritos; que fueron luego formados, sin faltar uno de ellos.
Los aborrezco con el más profundo odio; se han convertido en mis enemigos.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
Guárdame, oh SEÑOR, de manos del impío, del varón de violencia me guarde; que han pensado trastornar mis pasos.
He dicho al SEÑOR: Dios mío eres tú; escucha, oh SEÑOR, la voz de mis ruegos.
Sea enderezada mi oración delante de ti como incienso, el don de mis manos como el sacrificio de la tarde.
Pon, oh SEÑOR, guarda a mi boca; guarda la puerta de mis labios.
Serán derribados de lugares fuertes sus jueces, y oirán mis palabras, que son suaves.
Por tanto a ti, oh DIOS el Señor, miran mis ojos; en ti he confiado, no desampares mi alma.
Oh SEÑOR, oye mi oración, escucha mis ruegos por tu verdad; respóndeme por tu justicia.
Extendí mis manos a ti; mi alma a ti como la tierra sedienta. (Selah.)
Líbrame de mis enemigos, oh SEÑOR; a ti me acojo.
Y por tu misericordia disiparás mis enemigos, y destruirás todos los adversarios de mi alma; porque yo soy tu siervo.
Bendito sea el SEÑOR, mi roca, que enseña mis manos a la batalla, y mis dedos a la guerra.
Volveos a mi reprensión; he aquí yo os derramaré mi espíritu, y os haré saber mis palabras.
Hijo mío, si tomares mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti,
Hijo mío, no te olvides de mi ley; y tu corazón guarde mis mandamientos;
Y él me enseñaba, y me decía: Sustente tu corazón mis razones, guarda mis mandamientos, y vivirás.
Oye, hijo mío, y recibe mis razones; y se te multiplicarán años de vida.
Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.
No he escuchado la voz de mis maestros, ni he inclinado mi oído a mis instructores.
Hijo mío, guarda mis razones, y encierra contigo mis mandamientos.
Guarda mis mandamientos, y vivirás; y mi ley como las niñas de tus ojos.
Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos;
Oíd, porque hablaré cosas excelentes; y abriré mis labios para cosas rectas.
Porque mi paladar hablará verdad, y mis labios abominan la impiedad.
para hacer heredar a mis amigos el ser, y que yo llene sus tesoros.
Tengo solaz en la redondez de su tierra; y mis solaces son con los hijos de los hombres.
Ahora, pues, hijos, oídme; y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
Bienaventurado el hombre que me oye, trasnochando a mis puertas cada día, guardando los umbrales de mis entradas.
mis entrañas también se alegrarán, cuando tus labios hablaren cosas rectas.
Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.
¿Qué, hijo mío? ¿Y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?
Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;
No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.
Al fin miré yo todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos.
Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he cogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; bebed, amados, y embriagaos.
Yo duermo, pero mi corazón vela por la voz de mi amado que toca a la puerta: Abreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.
Me he desnudado mi ropa; ¿cómo me lo vestiré de nuevo? He lavado mis pies; ¿cómo los ensuciaré otra vez?
Mi amado metió su mano por el agujero, y mis entrañas se conmovieron dentro de mí.
Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado.
Levantémonos de mañana a las viñas; veamos si florecen las vides, si se abre el cierne, si han florecido los granados; allí te daré mis amores.
¡Que yo te llevara, que yo te metiera en casa de mi madre; que me enseñaras, que te hiciera beber vino adobado del mosto de mis granadas!
Yo soy muro, y mis pechos son como torres, desde que fui en sus ojos como la que halla paz.
Oh tú, que moras en los huertos, {mis} compañeros están atentos a tu voz; déjame que la oiga.
¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando venís a ver mi rostro, a hollar mis atrios?
Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
Lavaos, y limpiaos; quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
Por tanto, dice el Señor DIOS de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios;
Ha llegado a mis oídos de parte del SEÑOR de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.
Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, el SEÑOR de los ejércitos.
Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.
Porque él dirá: Mis príncipes ¿no son todos reyes?
Yo mandé a mis santificados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, que se alegran con mi gloria.
quebrantaré al asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro.
Moren contigo mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destruidor; porque el atormentador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será consumido de sobre la tierra.
Por lo cual lamentaré con lloro a Jazer de la viña de Sibma; he de embriagarte de mis lágrimas oh Hesbón y Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega cesará la canción.
Por tanto, mis entrañas sonarán como arpa acerca de Moab; y mi interior sobre Kir-hareset.
Porque el SEÑOR de los ejércitos los bendecirá diciendo, bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.
Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto; me agobié oyendo, y me espanté viendo.
Esto fue revelado a mis oídos de parte del SEÑOR de los ejércitos: Que esta iniquidad no os será purgada hasta que muráis, dice el Señor DIOS de los ejércitos.
Escuchad y oíd mi voz, prestad atención y oíd mis palabras.
porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel;
¿Libraron los dioses de los gentiles a los que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Rezef, y a los hijos de Edén que moraban en Telasar?
Por mano de tus siervos vituperaste al Señor, y dijiste: Yo con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas; vendré después a lo alto de su límite, al monte de su Carmelo.
Yo cavé, y bebí las aguas; y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de sustento.
Porque contra mí te airaste, y tu estruendo ha subido a mis oídos. Pondré, pues, mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré tornar por el camino por donde viniste.
Yo dije: En el cortamiento de mis días iré a las puertas del Seol, privado soy del resto de mis años.
Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás.
Como la grulla, y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en lo alto mis ojos: Señor, violencia padezco; confórtame.
¿Qué diré? Pues El me ha hablado y El mismo {lo} ha hecho. Andaré errante todos mis años a causa de la amargura de mi alma.
He aquí, amargura amarga para mí en la paz; mas a ti te alegró librar mi vida del hoyo de corrupción, porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
El SEÑOR me salvará; y tocaremos mis canciones en instrumentos de cuerda todos los días de nuestra vida en la casa del SEÑOR.
Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto; y ninguna cosa hay en mis tesoros, que no les haya mostrado.
Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra del SEÑOR, que has hablado, es buena. Y dijo: A lo menos, haya paz y verdad en mis días.
Porque en mis ojos fuiste de gran estima, fuiste digno de honra, y yo te amé.
Diré al aquilón: Da acá, y al mediodía: No detengas. Trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los términos de la tierra,
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