'Pues' en la Biblia

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

Haced morir, pues, vuestros miembros que están en la tierra; fornicación, impureza, pasiones desordenadas, mala concupiscencia y avaricia, que es idolatría;

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de longanimidad;

pues aun habiendo antes padecido y sido afrentados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.

Porque vosotros, hermanos, habéis seguido el ejemplo de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues vosotros también habéis padecido las mismas cosas de los de vuestra propia nación, como también ellos de los judíos;

impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos sean salvos; colmando siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.

Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de gloria? ¿No lo sois, pues, vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo en su venida?

Os rogamos, pues, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con Él,

Pues el fin del mandamiento es el amor de corazón puro, y de buena conciencia, y de fe no fingida,

Exhorto, pues, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias, por todos los hombres;

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.

porque el ejercicio corporal para poco es provechoso; mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de la vida presente y de la venidera.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello; pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.

Quiero, pues, que las mujeres jóvenes se casen, engendren hijos, gobiernen su casa; que ninguna ocasión den al adversario para decir mal.

Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.

Tú, pues, sufre aflicciones como fiel soldado de Jesucristo.

Te requiero, pues, delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino:

Guárdate tú también de él; pues en gran manera ha resistido a nuestras palabras.

Todas las cosas son puras para los puros; mas para los corrompidos e incrédulos nada es puro; pues aun su mente y su conciencia están corrompidas.

el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mis entrañas.

Temamos, pues, que quedando aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.

Procuremos, pues, entrar en aquel reposo; que ninguno caiga en semejante ejemplo de incredulidad.

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Considerad, pues, cuán grande era Éste, a quien aun Abraham el patriarca dio el diezmo de los despojos.

Pues mudado el sacerdocio, necesario es que se haga también mudanza de la ley;

Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas con estas cosas; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos.

Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;

Es, pues, la fe, la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de lo que no se ve.

Considerad, pues, a Aquél que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que no os fatiguéis ni desmayen vuestras almas.

Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando su vituperio.

Y os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación; pues os he escrito brevemente.

No piense, pues, el tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor.

Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y huirá de vosotros.

Desechando, pues, toda malicia, y todo engaño, e hipocresía, y envidia, y toda maledicencia,

Para vosotros, pues, los que creéis; Él es precioso; mas para los desobedientes, la piedra que los edificadores desecharon; ésta fue hecha la cabeza del ángulo;

Porque para esto fuisteis llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas:

Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo;

Lo que habéis oído desde el principio, permanezca, pues, en vosotros. Si lo que oísteis desde el principio permaneciere en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.

Cualquiera que comete pecado, traspasa también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley.

En esto es perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros en este mundo.

Aunque tengo muchas cosas que escribiros, no he querido hacerlo por medio de papel y tinta; pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido.

Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de la verdad que está en ti, y de cómo tú andas en la verdad.

Nosotros, pues, debemos recibir a los tales, para que seamos cooperadores con la verdad.

Quiero, pues, recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de la tierra de Egipto, después destruyó a los que no creyeron.

Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído, y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velares, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.

Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca, y sorbió el río que el dragón había echado de su boca.

¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti, porque tus juicios se han manifestado.

Por cuanto ellos derramaron la sangre de santos y de profetas, y tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.

Y sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.