'Pues' en la Biblia
- 1.Gé 2:7-Éx 9:19
- 2.Éx 9:24-Deuteronomio 6:1
- 3.Deuteronomio 6:3-Jueces 9:34
- 4.Jueces 9:38-1 Samuel 19:4
- 5.1 Samuel 19:5-2 Samuel 19:26
- 6.2 Samuel 19:27-2 Reyes 12:21
- 7.2 Reyes 13:4-2 Crónicas 32:15
- 8.2 Crónicas 33:13-Salmos 116:1
- 9.Salmos 116:8-Jeremías 13:26
- 10.Jeremías 14:17-Daniel 4:18
- 11.Daniel 4:22-Mateo 24:42
- 12.Mateo 24:45-Juan 8:42
- 13.Juan 9:15-Romanos 9:19
- 14.Romanos 9:30-Filipenses 4:19
- 15.Colosenses 3:1-Apocalipsis 21:25
Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar.
Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.
Pues tus testimonios son mi delicia, y mis consejeros.
Ésta es mi consuelo en mi aflicción; pues tu palabra me ha vivificado.
Por tus ordenanzas permanecen todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven.
Apartaos de mí, malignos; pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.
Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.
Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
De cierto, oh Dios, matarás al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca.
Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y Él considera todas sus veredas.
Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las palabras de mi boca.
Ahora pues, hijos, oídme; y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
El principio de la discordia es como cuando alguien suelta las aguas; deja, pues, la contienda, antes que se enmarañe.
El perezoso no ara a causa del invierno; mendigará, pues, en la siega, y no hallará.
El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el que lisonjea con sus labios.
De Jehová son los pasos del hombre: ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?
Como frío de nieve en tiempo de la siega, así es el mensajero fiel a los que lo envían; pues al alma de su señor da refrigerio.
El cómplice del ladrón aborrece su propia alma; pues oye la maldición, y no lo denuncia.
Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio me sucederá también a mí: ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón que también esto era vanidad.
Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero. Pero ¡ay del solo cuando cayere! Pues no habrá segundo que lo levante.
Cuando los bienes aumentan, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?
He aquí, pues, el bien que yo he visto: Que es bueno comer y beber, y gozarse uno del bien de todo su trabajo con que se afana debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le da; porque ésta es su porción.
Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le responderá con alegría de su corazón.
Pues tu corazón sabe que muchas veces tú también has hablado mal de otros.
Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces?
Por tanto, alabé yo la alegría; pues el hombre no tiene mejor bien debajo del sol, que comer y beber y alegrarse; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.
Yo pues di mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos);
Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde haces recostar el rebaño al mediodía: Pues, ¿por qué había yo de estar como errante junto a los rebaños de tus compañeros?
Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, para irritar los ojos de su majestad.
Ahora, pues, moradores de Jerusalén y varones de Judá, juzgad entre mí y mi viña.
Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; derribaré su cerca, y será hollada;
Pues aún quedará en ella una décima parte, y volverá a ser consumida, como la encina y el roble, de los cuales en la tala queda el tronco, así será el tronco de ella la simiente santa.
y será que a causa de la abundancia de leche que darán, comerá mantequilla; pues mantequilla y miel comerá el que quedare en medio de la tierra.
Esperaré, pues, en Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y a Él buscaré.
Pues el Señor, Jehová de los ejércitos hará consumación, ya determinada, en medio de la tierra.
Y dirás en aquel día: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu ira se apartó, y me has consolado.
De esta manera, pues, será expiada la iniquidad de Jacob; y éste será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando Él haga todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y ya no sean levantadas las estatuas de Asera, ni las imágenes del sol.
La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; para que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, y enlazados, y presos.
Porque habéis dicho: Hemos hecho un pacto con la muerte, e hicimos un acuerdo con el infierno; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, pues hemos hecho de la mentira nuestro refugio, y en la falsedad nos hemos escondido.
Ahora pues, no os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque he oído del Señor Jehová de los ejércitos que consumación ha sido determinada sobre toda la tierra.
Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón lejos está de mí, y su temor para conmigo fue enseñado por mandamiento de hombres.
Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y anótala en un libro, para que quede hasta el día postrero, para siempre por todos los siglos.
Mas Él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los obradores de iniquidad.
Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
¿Cómo, pues, harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de a caballo?
Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, a quien su señor el rey de Asiria ha enviado para blasfemar al Dios vivo, y vituperará las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración por el remanente que aún ha quedado.
Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis.
Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú eres Jehová.
Porque contra mí te airaste, y tu estruendo ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.
Pues yo ampararé a esta ciudad para salvarla por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.
Oh Señor, por estas cosas el hombre vive, y en todas estas cosas está la vida de mi espíritu; Tú pues, me restablecerás, y harás que yo viva.
¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o a qué imagen le compararéis?
¿A quién, pues, me haréis semejante o me haréis igual? dice el Santo.
Porque en mis ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu alma.
Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios extraño. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios.
Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé; siervo mío eres tú. Oh Israel, yo no me olvidaré de ti.
Oye, pues, ahora esto, tú que eres dada a los placeres, la que está sentada confiadamente, la que dice en su corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.
Lo oíste, lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas nuevas y ocultas que tú no sabías.
Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a Él a Jacob. Bien que Israel no se juntará, con todo, estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fortaleza.
Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? porque yo deshijada estaba y sola, peregrina y desterrada: ¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; éstos ¿dónde estaban?
Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino:
No temas, pues no serás avergonzada; y no te avergüences, que no serás afrentada; porque te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.
Porque no contenderé para siempre, ni para siempre guardaré el enojo; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado.
Pues de justicia se vistió como de coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; y se puso las ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto.
Pues como el joven se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así tu Dios se gozará contigo.
Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.
¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio tal cosa? ¿Dará a luz la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sión estuvo de parto, dio a luz sus hijos.
Tú pues, ciñe tus lomos, y levántate, y háblales todo lo que yo te mande. No temas ante su presencia, para que yo no te quebrante delante de ellos.
Ahora pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del río?
Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
Y yo te planté como vid escogida, simiente verdadera toda ella: ¿cómo pues te me has tornado sarmiento de vid extraña?
que dicen al leño: Mi padre eres tú; y a la piedra: Tú me has engendrado; pues me volvieron la cerviz, y no el rostro; pero en el tiempo de su tribulación dicen: Levántate, y líbranos.
¿Por qué realzas tu camino para hallar amor? Pues aun a las malvadas enseñaste tus caminos.
Dicen: Si alguno dejare su esposa, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, te has prostituido con muchos amantes; mas vuélvete a mí, dice Jehová.
Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma.
Pero yo dije: Ciertamente ellos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.
los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por su propia mano; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis al final de esto?
Por fortaleza te he puesto en mi pueblo y por torre; conocerás pues, y examinarás el camino de ellos.
Se quemó el fuelle, por el fuego se ha consumido el plomo; por demás fundió el fundidor, pues los malvados no han sido desarraigados.
Ahora pues, id a mi lugar en Silo, donde hice que morase mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.
Tú pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.
Tú, pues, les dirás todas estas palabras, mas no te oirán; los llamarás, y no te responderán.
¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no se ha restablecido la salud de la hija de mi pueblo?
Oíd pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca; y enseñad endechas a vuestras hijas, y cada una a su amiga, lamentación.
Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; pues cortan el leño del bosque con el hacha, es obra de manos de artífice.
Tú pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré el día que en su aflicción a mí clamen.
Pues Jehová de los ejércitos, que te plantó, ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá, que hicieron contra sí mismos, provocándome a ira al ofrecer incienso a Baal.
Y yo era como cordero inocente que es llevado al matadero, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, y no haya más memoria de su nombre.
Así, pues, dice Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los jóvenes morirán a espada; sus hijos y sus hijas morirán de hambre;
Compré, pues, el cinto conforme a la palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos.
Les dirás, pues, esta palabra: Así dice Jehová, Dios de Israel: Todo odre será llenado de vino. Y ellos te dirán: ¿Acaso no sabemos que todo odre será llenado de vino?
Escuchad y oíd; no os enaletezcáis; pues Jehová ha hablado.
Yo pues descubriré también tus faldas delante de tu cara, y se manifestará tu ignominia.
Resutados de la Búsqueda continuados...
- 1.Gé 2:7-Éx 9:19
- 2.Éx 9:24-Deuteronomio 6:1
- 3.Deuteronomio 6:3-Jueces 9:34
- 4.Jueces 9:38-1 Samuel 19:4
- 5.1 Samuel 19:5-2 Samuel 19:26
- 6.2 Samuel 19:27-2 Reyes 12:21
- 7.2 Reyes 13:4-2 Crónicas 32:15
- 8.2 Crónicas 33:13-Salmos 116:1
- 9.Salmos 116:8-Jeremías 13:26
- 10.Jeremías 14:17-Daniel 4:18
- 11.Daniel 4:22-Mateo 24:42
- 12.Mateo 24:45-Juan 8:42
- 13.Juan 9:15-Romanos 9:19
- 14.Romanos 9:30-Filipenses 4:19
- 15.Colosenses 3:1-Apocalipsis 21:25