'Sangre' en la Biblia
El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua.
Y fue notorio a todos los moradores de Jerusalén; de tal manera que aquel campo es llamado en su propia lengua, Acéldama, que es, Campo de sangre.
Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo;
El sol se volverá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto;
diciendo: ¿No os denunciamos estrechamente, que no enseñaseis en este nombre? Y he aquí, habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de este hombre.
sino escribirles que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, y de fornicación, y de lo ahogado, y de sangre.
Que os abstengáis de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de lo ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; determinando las sazones (las cuales limitó) y puestos los términos de la habitación de ellos;
Mas contradiciendo y blasfemando ellos, les dijo, sacudiendo sus vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.
Por tanto, yo os protesto el día de hoy, que yo soy limpio de la sangre de todos;
Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, la cual ganó por su sangre.
Pero en cuanto a los que de los gentiles que han creído, nosotros hemos escrito haberse acordado que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo que fuere sacrificado a los ídolos, y de sangre, y de lo ahogado, y de fornicación.
y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo también estaba presente, y consentía a su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.
sus pies son ligeros a derramar sangre;
al cual Dios ha propuesto por aplacación mediante la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, para la remisión de los pecados pasados;
Luego mucho más ahora, justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la confraternidad de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es la confraternidad del cuerpo del Cristo?
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el Nuevo testamento en mi sangre; haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí.
De manera que, cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción.
revelar a su Hijo en mí, para que le predicase entre los gentiles, luego no consulté con carne y sangre;
en el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia,
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre del Cristo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos.
en el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados.
y por él reconciliar todas las cosas a sí, pacificando por la sangre de su madero, así lo que está en la tierra como lo que está en los cielos.
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
Mas en el segundo, sólo el sumo sacerdote entraba una vez en el año, no sin sangre, la cual ofrece por su propia ignorancia y la del pueblo.
y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre entró una sola vez en el Santuario diseñado para eterna redención.
Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y la ceniza esparcida de una becerra, santifica a los inmundos para purificación de la carne,
¿cuánto más la sangre del Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios viviente?
De donde vino que ni aun el primero fue consagrado sin sangre.
Porque habiendo leído Moisés todos los mandamientos de la Ley a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros y de los machos cabríos con agua, y lana de grana, e hisopo, roció a todo el pueblo, y juntamente al mismo libro,
diciendo: Esta es la sangre del Testamento que Dios os ha mandado.
Y además de esto roció también con la sangre el Tabernáculo y todos los vasos del ministerio.
Y casi todo es purificado según la ley con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Y no para ofrecerse muchas veces a sí mismo, (como entra el sumo sacerdote en el santuario una vez cada año con la sangre ajena.)
Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Así que, hermanos, teniendo atrevimiento para entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, el Cristo,
¿Cuánto pensáis que será más digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del testamento en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Por la fe, celebró la pascua y el derramamiento de la sangre, para que el que mataba los primogénitos no los tocase.
Que aún no habéis resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado;
y a Jesús el Mediador del Nuevo Testamento; y a la sangre del esparcimiento que habla mejor que la de Abel.
Porque los cuerpos de aquellos animales, la sangre de los cuales es metida por el pecado en el Santuario por el Sumo Sacerdote, son quemados fuera del campamento.
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
Y el Dios de paz que sacó de los muertos al Gran Pastor de las ovejas por la sangre del Testamento eterno, al Señor nuestro Jesús,
elegidos (según la presciencia de Dios Padre) en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesús, el Cristo: Gracia y paz os sea multiplicada.
sino con la sangre preciosa del Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin contaminación,
mas si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión con él, entre nosotros, y la sangre de Jesús, el Cristo, su Hijo nos limpia de todo pecado.
Este es Jesús, el Cristo, que vino por agua y sangre; no por agua solamente, sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.
También son tres los que dan testimonio en la tierra, el Espíritu, y el agua, y la sangre; y estos tres concuerdan en uno.
y de Jesús, el Cristo, el testigo fiel, el Primogénito de los muertos, y Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre,
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste muerto, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
Y clamaban a alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?
Y miré cuando él hubo abierto el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna fue hecha toda como sangre.
Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus luengas ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero.
Y el primer ángel tocó la trompeta, y fue hecho granizo, y fuego mezclado con sangre, y fueron enviados en la tierra, y la tercera parte de los árboles fue quemada, y toda la hierba verde fue quemada.
Y el segundo ángel tocó la trompeta, y como un gran monte ardiendo con fuego fue lanzado en el mar; y la tercera parte del mar fue vuelta en sangre.
Estos tienen potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren.
Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la Palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte.
Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos por mil seiscientos estadios.
Y el segundo ángel derramó su copa en el mar, y fue vuelto en sangre, como de un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar.
Y el tercer ángel derramó su copa en los ríos, y en las fuentes de las aguas, y fueron vueltas en sangre.
porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, tú les has dado también a beber sangre, pues lo merecen.
Y vi la mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé maravillado de gran asombro.
Y en ella es hallada la sangre de profetas y de santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.
porque sus juicios son verdaderos y justos; porque él ha juzgado a la gran ramera, que ha corrompido la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.
y estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es llamado LA PALABRA DE DIOS.
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