'Tus' en la Biblia
No estarán los locos que se gobiernan por afecto o consejo de la carne delante de tus ojos; aborreces a todos los que obran iniquidad.
De la boca de los chiquitos y de los que maman, fundaste la fortaleza a causa de tus enemigos, para hacer cesar al enemigo, y al que se venga.
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú compusiste:
Le hiciste señorear de las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies:
Te alabaré, oh SEÑOR, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.
para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sion, y me goce en tu salud.
Sus caminos atormentan en todo tiempo; tus juicios son altura delante de él; echa bocanadas en orden a todos sus enemigos.
Tú has visto; porque tú miras el trabajo, y el enojo, para dar justicia en tus manos; a ti se acoge el pobre, tú eres el amparo del huérfano.
De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud.
Para las obras humanas, por la palabra de tus labios yo observé los caminos del violento.
Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.
Haz maravillosas tus misericordias, salvador de los que en ti confían, de los que se levantan contra tu diestra.
Guárdame como lo negro de la niña del ojo, escóndeme con la sombra de tus alas.
Tenga memoria de todos tus presentes, y reduzca a ceniza tu holocausto. (Selah.)
Nosotros nos alegraremos con tu salud, y portaremos la bandera en el nombre de nuestro Dios; cumpla el SEÑOR todas tus peticiones.
Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
Dálet Tus caminos, oh SEÑOR, me haces saber; tus sendas me enseñas.
Vau Acuérdate, oh SEÑOR, de tus conmiseraciones y de tus misericordias, que son perpetuas.
Para exclamar con voz de acción de gracias, y para contar todas tus maravillas.
Y decía yo en mi premura: cortado soy de delante de tus ojos; mas tú ciertamente oíste la voz de mis ruegos, cuando a ti clamaba.
Mem Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño.
Tu justicia como los montes de Dios, tus juicios abismo grande: Oh SEÑOR, al hombre y al animal conservas.
¡Cuán ilustre, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de Adán se abrigan en la sombra de tus alas.
Se embriagarán de la grosura de tu Casa; y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
Porque tus saetas descendieron en mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados.
Tú, SEÑOR, no detengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
Un abismo llama a otro a la voz de tus canales; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán al monte de tu santidad, y a tus tabernáculos.
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
Tus saetas agudas con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey.
Amaste la justicia y aborreciste la maldad; por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de gozo más que a tus compañeros.
Mirra, áloe, y casia exhalan todos tus vestidos; desde palacios de marfil te alegraron.
Hijas de reyes entre tus ilustres; está la reina a tu diestra con corona de oro finísimo de Ofir.
En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.
Se alegrará el monte de Sion; se gozarán las hijas de Judá por tus juicios.
No te reprenderé sobre tus sacrificios, que tus holocaustos delante de mí están siempre.
No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.
Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus promesas al Altísimo.
Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas por eso que de cierto sería yo como tú; yo te argüiré, y las pondré delante de tus ojos.
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y puro en tu juicio.
Enseñaré a los prevaricadores tus caminos; y los pecadores se convertirán a ti.
Te alabaré para siempre porque obraste; y esperaré a tu Nombre, porque es bueno, delante de tus misericordiosos.
Sobre mí, oh Dios, están tus promesas; te tributaré alabanzas.
Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen los quebrantos.
Para que se libren tus amados, salva con tu diestra, y óyeme.
Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro en el escondedero de tus alas.
Porque has sido mi socorro; y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Dichoso el que tú escogieres, e hicieres llegar para que habite en tus atrios; seremos saciados del bien de tu Casa, de tu santo templo.
Y los habitadores de los fines de la tierra temen de tus maravillas; que haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
Tú coronas el año de tus bienes; y tus nubes destilan grosura.
Decid a Dios: ¡Cuán terrible eres en tus obras! Por lo grande de tu fortaleza se sujetarán a ti tus enemigos.
Porque tu pie se embermejecerá de sangre de tus enemigos, y de ella la lengua de tus perros.
Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fortaleza y fuerzas a su pueblo. Bendito el Dios.
Oyeme, SEÑOR, porque apacible es tu misericordia; mírame conforme a la multitud de tus miseraciones.
Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud y hasta ahora; manifestaré tus maravillas.
Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares; hasta que denuncie tu brazo a la posteridad; tus valentías a todos los que han de venir.
Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey.
El juzgará tu pueblo con justicia, y tus pobres con juicio.
Si dijera yo, hablaré como ellos; he aquí habría negado la generación de tus hijos:
Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios me es el bien; he puesto en el Señor DIOS mi esperanza, para contar todas tus obras.
Levanta tus pies a los asolamientos eternos; a todo enemigo que ha hecho mal en el santuario.
Tus enemigos han bramado en medio de tus asambleas; han puesto sus propias banderas por señas.
Han puesto a fuego tus santuarios, han ensuciado en la tierra el tabernáculo de tu Nombre.
No entregues a las bestias el alma de tu tórtola; y no olvides para siempre la congregación de tus pobres.
No olvides las voces de tus enemigos; el alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.
Te alabaremos, oh Dios, alabaremos; que cercano está tu Nombre; cuenten tus maravillas.
me acordaba de las obras de JAH; por tanto me acordé de tus maravillas antiguas.
Y meditaba en todas tus obras, y hablaba de tus hechos.
Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos.
Anduvo en derredor el sonido de tus truenos; los relámpagos alumbraron el mundo; la tierra se estremeció y tembló.
En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas.
Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos; la carne de los tuyos a las bestias de la tierra.
No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas; anticípanos pronto tus misericordias, porque estamos muy pobres.
Porque dirán los gentiles: ¿Dónde está su Dios? Sea notorio en los gentiles, delante de nuestros ojos, la venganza de la sangre de tus siervos, que se ha derramado.
Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre; por generación y generación cantaremos tus alabanzas.
Porque he aquí que braman tus enemigos; y tus aborrecedores han alzado cabeza.
Sobre tu pueblo han consultado con prudencia, y han entrado en consejo contra tus escondidos.
¡Cuán amables son tus moradas, oh SEÑOR de los ejércitos!
Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus pollos en tus altares, oh SEÑOR de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío.
Dichoso el hombre que tiene su fortaleza en ti; en cuyo corazón están tus caminos.
Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos; escogí antes estar a la puerta en la Casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.
Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay otro que haga tus obras.
Sobre mí se ha acostado tu ira, y me has afligido con todas tus ondas. (Selah.)
Yo soy pobre y menesteroso; desde la juventud he llevado tus temores, he estado medroso.
Sobre mí han pasado tus iras; tus espantos me han cortado.
Tú quebrantaste a Egipto como a un muerto; con el brazo de tu fortaleza esparciste a tus enemigos.
Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias? Has jurado a David por tu verdad.
Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos; oprobio que llevo yo en mi seno de muchos pueblos.
Porque tus enemigos, oh SEÑOR, han deshonrado, porque tus enemigos han deshonrado los pasos de tu Ungido.
Porque mil años delante de tus ojos, son como el día de ayer, que pasó, y como la vela de la noche.
Vuélvete a nosotros, oh SEÑOR: ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos.
Aparezca en tus siervos tu obra, y tu gloria sobre sus hijos.
Ciertamente con tus ojos mirarás, y verás la recompensa de los impíos.
Porque a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.
Por cuanto me has alegrado, oh SEÑOR, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo.
¡Cuán grandes son tus obras, oh SEÑOR! Muy profundos son tus pensamientos.
Porque he aquí tus enemigos, oh SEÑOR, porque he aquí tus enemigos perecerán; serán disipados todos los que obran maldad.
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