68 Versículo de la Biblia sobre La ética, y la gracia
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Porque del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez.
Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido á sujeción del pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago.
Y vió Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Si hubieren pecado contra ti, (porque no hay hombre que no peque) y tú estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautiven y lleven á tierra enemiga, sea lejos ó cerca,
He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.
Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; Y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como el corazón, es profundo.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fué entenebrecido.
Por cuanto todos pecaron, y están distituídos de la gloria de Dios;
Mas encerró la Escritura todo bajo pecado, para que la promesa fuese dada á los creyentes por la fe de Jesucristo.
Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos á nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros.
Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y derechos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón, y con toda tu alma.
Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor;
Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, que yo te mando hoy, para que te vaya bien á ti y á tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre.
Guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y sus testimonios, y sus estatutos, que te ha mandado.
El libro de aquesta ley nunca se apartará de tu boca: antes de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme á todo lo que en él está escrito: porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Solamente que con diligencia cuidéis de poner por obra el mandamiento y la ley, que Moisés siervo de Jehová os intimó: que améis á Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y os alleguéis á él, y le sirváis de todo
Guarda la ordenanza de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, y sus derechos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que seas dichoso en todo lo que hicieres, y en todo aquello
Y será que, si prestares oído á todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, é hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, yo seré contigo, y te edificaré casa firme, como l
Jehová protestaba entonces contra Israel y contra Judá, por mano de todos los profetas, y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme á todas las leyes que yo prescribí á vuestr
Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré á vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mandare, para que os vaya bien.
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Y él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es á saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Humana cosa digo, por la flaqueza de vuestra carne: que como para iniquidad presentasteis vuestros miembros á servir á la inmundicia y á la iniquidad, así ahora para santidad presentéis vuestros miembros á servir á la justicia.
ASI que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios.
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre.
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, mostrad en vuestra fe virtud, y en la virtud ciencia; Y en la ciencia templanza, y en la templanza paciencia, y en la paciencia temor de Dios; Y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor fraternal caridad.
Por lo cual, oh amados, estando en esperanza de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de él sin mácula, y sin reprensión, en paz.
Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio.
El principio de tus palabras alumbra; Hace entender á los simples.
AHORA pues, oh Israel, oye los estatutos y derechos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis, y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres te da.
Justicia eterna son tus testimonios; Dame entendimiento, y viviré.
Porque el mandamiento es antorcha, y la enseñanza luz; Y camino de vida las reprensiones de la enseñanza:
Oh hombre, él te ha declarado qué sea lo bueno, y qué pida de ti Jehová: solamente hacer juicio, y amar misericordia, y humillarte para andar con tu Dios.
¿Qué pues diremos? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Empero yo no conocí el pecado sino por la ley: porque tampoco conociera la concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás.
Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado; Lo cual también hablamos, no con doctas palabras de humana sabiduría, mas con doctrina del Espíritu, acomodando lo espiritual á lo espiritual. Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente.
Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne.
Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra.
Si me amáis, guardad mis mandamientos; Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: Al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: mas vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en vosotros.
Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne; Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu. Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu.
Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.
Mas nosotros debemos dar siempre gracias á Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salud, por la santificación del Espíritu y fe de la verdad:
Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sea multiplicada.
Como todas las cosas que pertenecen á la vida y á la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud:
Incline nuestro corazón hacia sí, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus derechos, los cuales mandó á nuestros padres.
Detén asimismo á tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí: Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.
No os ha tomado tentación, sino humana: mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podeís llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer á los que son tentados.
Mas él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste á los soberbios, y da gracia á los humildes.
Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte? Gracias doy á Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo á la ley de Dios, mas con la carne á la ley del pecado.
El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis sin falta en el día de nuestro Señor Jesucristo.
Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme á Dios en justicia y en santidad de verdad.
Y revestídoos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme á la imagen del que lo crió;
Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Para que sean confirmados vuestros corazones en santidad, irreprensibles delante de Dios y nuestro Padre, para la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes á él, porque le veremos como él es.
Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos;
Por tanto, nosotros todos, mirando á cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.
Bien que esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus promesas, en los cuales mora la justicia.
Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad, Y los echarán en el horno de fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre: el que tiene oídos para oir, oiga.
Mas á los temerosos é incrédulos, á los abominables y homicidas, á los fornicarios y hechiceros, y á los idólatras, y á todos los mentirosos, su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, y los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira.
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