'Dios' en la Biblia
- 1.Mateo 1:23-Lucas 1:8
- 2.Lucas 1:15-Lucas 18:29
- 3.Lucas 18:43-Hechos 2:36
- 4.Hechos 2:39-Hechos 14:27
- 5.Hechos 15:4-Romanos 3:18
- 6.Romanos 3:19-Romanos 15:9
- 7.Romanos 15:13-1 Corintios 15:34
- 8.1 Corintios 15:38-Gálatas 6:16
- 9.Efesios 1:1-1 Tesalonicenses 2:15
- 10.1 Tesalonicenses 2:16-Hebreos 4:8
- 11.Hebreos 4:9-1 Pedro 4:6
- 12.1 Pedro 4:10-Apocalipsis 7:17
- 13.Apocalipsis 8:2-Apocalipsis 22:19
mas Dios le da el cuerpo como quiso, y a cada simiente su propio cuerpo.
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción.
Mas a Dios gracias, que nos dio la victoria por el Señor nuestro Jesús, el Cristo.
Cada primer sábado, cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas.
Pablo, apóstol de Jesús el Cristo, por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, juntamente con todos los santos que están por toda la Acaya:
Gracia tengáis, y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesús el Cristo.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús el Cristo, el Padre de misericordias, y el Dios de toda consolación,
el que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier angustia, con la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
Mas nosotros tuvimos en nosotros mismos respuesta de muerte, para que no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios, que levanta a los muertos;
Porque nuestro regocijo es éste: el testimonio de nuestra conciencia, que con simplicidad y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, sino con la gracia de Dios, hemos conversado en el mundo, y mucho más con vosotros.
Antes es Dios fiel que nuestra palabra para con vosotros no ha sido sí y no.
Porque el Hijo de Dios, Jesús, el Cristo, que por nosotros ha sido entre vosotros predicado, por mí y Silvano y Timoteo, no ha sido sí y no; mas ha sido sí en él.
Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por nosotros para la gloria de Dios.
Y el que nos confirma con vosotros a Cristo, y el que nos ungió, es Dios;
Mas yo llamo a Dios por testigo sobre mi alma, que hasta ahora no he venido a Corinto por ser indulgente con vosotros.
Mas a Dios gracias; el cual hace que siempre triunfemos en el Cristo Jesús y manifiesta el olor de su conocimiento por nosotros en todo lugar.
Porque por Dios somos buen olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden;
Porque no somos como muchos, mercaderes falsos de la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de Dios, delante de Dios, hablamos en Cristo.
cuando es manifiesto que sois letra de Cristo administrada por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
Y tal confianza tenemos por el Cristo para con Dios;
no que seamos suficientes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios;
antes quitamos de nosotros todo escondrijo de vergüenza, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino en manifestación de la verdad, encomendándonos a nosotros mismos a toda conciencia humana delante de Dios.
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del Evangelio de la gloria del Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Porque el Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la claridad de Dios en la faz del Cristo Jesús.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la alteza sea de la virtud de Dios, y no de nosotros.
Porque todas estas cosas padecemos por vosotros, para que abundando la gracia por muchos, en la acción de gracias abunde también la gloria de Dios.
Porque sabemos, que si la casa terrestre de nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa, no hecha de manos, eterna, en los cielos.
Mas el que nos hizo para esto mismo, es Dios; el cual así mismo nos ha dado la prenda del Espíritu.
Así que estando ciertos de aquel terror del Señor, persuadimos a los hombres, mas a Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.
Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.
Y todo esto por Dios, el cual nos reconcilió a sí por Jesús el Cristo; y (nos) dio el ministerio de la reconciliación.
Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí mismo, no imputándoles sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la Reconciliación.
Así que, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio nuestro; os rogamos en Nombre de Cristo: Reconciliaos a Dios.
Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.
Por lo cual nosotros, ayudándole a él, también os exhortamos que no habéis recibido en vano la gracia de Dios,
antes teniéndonos en todas las cosas como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias;
en palabra de verdad, en potencia de Dios, por las armas de justicia a diestra y a siniestra;
¿Y qué consentimiento el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios Viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo.
Así que, amados, pues teniendo tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios.
Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito;
Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para enmienda; porque habéis sido contristados según Dios, de tal manera que ninguna pérdida padecisteis por nuestra parte.
Porque el dolor que es según Dios, hace enmienda saludable, de la cual no hay que arrepentirse; pero el dolor del mundo obra muerte.
Porque he aquí esto mismo, que según Dios fuisteis contristados, ¿cuánta solicitud ha obrado en vosotros? ¡Qué defensa, qué enojo, qué temor, qué (gran) deseo, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.
Así que, aunque os escribí, no fue solamente por causa del que hizo la injuria, ni por causa del que la padeció, sino también para que os fuera manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios.
Así mismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que ha sido dada a las Iglesias de Macedonia;
Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.
Pero gracias a Dios que dio la misma solicitud por vosotros en el corazón de Tito.
Cada uno como propuso en su corazón (haga): no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama al dador alegre.
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra;
para que enriquecidos en todo abundéis en toda bondad, la cual obra por nosotros acción de gracias a Dios.
Porque la suministración de este servicio, no solamente suple lo que a los santos falta, sino también abunda en muchas acciones de gracias a Dios;
que por la experiencia de esta suministración glorifican a Dios por la obediencia de vuestro consentimiento en el Evangelio del Cristo, y en la bondad de la comunicación para con ellos y para con todos;
y en la oración de ellos a favor vuestro, los cuales os quieren a causa de la eminente gracia de Dios en vosotros.
Gracias a Dios por su don inefable.
(Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas de parte de Dios para la destrucción de fortalezas);
destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia del Cristo.
Pero nosotros no nos gloriaremos más allá de nuestra medida, sino conforme a la medida de la regla, de la medida que Dios nos repartió, para llegar aun hasta vosotros.
Porque no el que se alaba a sí mismo es aprobado; sino aquel a quien Dios alaba.
¡Quiera Dios que toleraseis un poco mi locura! En verdad, toleradme.
Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado a un marido, para presentaros como una virgen limpia al Cristo.
¿Por ventura pequé humillándome a mí mismo, para que vosotros fuerais ensalzados? Porque os he predicado el Evangelio de Dios gratuitamente.
¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe.
El Dios y Padre del Señor nuestro, Jesús el Cristo, que es bendito por los siglos, sabe que no miento.
Conozco un hombre en el Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.
Y conozco al tal hombre, (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe),
¿O pensáis aún que nos excusamos con vosotros? Delante de Dios en Cristo hablamos; mas todo, muy amados, por vuestra edificación.
para que cuando volviere, no me humille Dios entre vosotros, y haya de llorar por muchos de los que antes habrán pecado, y no se han enmendado de la inmundicia y fornicación y deshonestidad que han cometido.
Porque aunque fue colgado en un madero por flaqueza, sin embargo vive por potencia de Dios. Por lo cual también nosotros somos flacos en él, sin embargo viviremos con él por la potencia de Dios en vosotros.
Pero oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis; no para que nosotros seamos hallados aprobados, sino para que vosotros hagáis lo que es bueno, aunque nosotros seamos tenidos por reprobados.
Resta, hermanos, que tengáis gozo, seáis perfectos, tengáis consolación, sintáis una misma cosa, tengáis paz; y el Dios de paz y de caridad sea con vosotros.
La gracia del Señor Jesús, el Cristo, y la caridad de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén.
Pablo, apóstol, no de los hombres ni por hombre, sino por Jesús, el Cristo, y Dios el Padre, que lo resucitó de los muertos,
Gracia sea a vosotros, y paz de Dios el Padre, y del Señor nuestro, Jesús el Cristo,
El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad del Dios y Padre nuestro,
Porque, ¿persuado yo ahora a hombres o a Dios? ¿O busco agradar a los hombres? Cierto, que si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera la Iglesia de Dios, y la destruía;
Mas cuando quiso Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
Y en esto que os escribo, he aquí delante de Dios, que no miento.
Y glorificaban a Dios por mí.
Pero de aquellos que parecían ser algo (cuales hayan sido en algún tiempo, no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre), a mí ciertamente los que parecían ser algo, nada me dieron.
Porque yo por la ley soy muerto a la ley, para vivir a Dios.
Con Cristo estoy juntamente colgado en el madero, y vivo, no ya yo, sino vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí.
No desecho la gracia de Dios; porque si por la ley fuera la justicia, entonces por demás murió Cristo.
Como Abraham creyó a Dios, y le fue atribuido a justicia.
Y viendo antes la Escritura que Dios por la fe había de justificar a los gentiles, evangelizó antes a Abraham, diciendo: Que todos los gentiles de la tierra serán benditos en ti.
Además por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá.
Esto pues digo: Que el Pacto previamente ratificado de Dios para con el Cristo, la ley que fue hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
Porque si la herencia es por la ley, ya no será por la promesa; pero Dios por la promesa la dio a Abraham.
Y el Mediador no es de uno solo, pero Dios es uno.
¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si alguna ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.
porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, nacido de mujer, nacido súbdito de la ley,
Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre.
Así que ya no eres más siervo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por Cristo.
Antes, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;
mas ahora, habiendo conocido a Dios, o más bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo a los débiles y pobres elementos, en los cuales queréis volver a servir?
y no desechasteis ni menospreciasteis mi aflicción que estaba en mi carne; antes me recibisteis como a un ángel de Dios, como al mismo Cristo Jesús.
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
No os engañéis, Dios no puede ser burlado; porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Y todos los que anduvieren conforme a esta regla, la paz y la misericordia de Dios será sobre ellos, y sobre el Israel de Dios.
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