'Vuestros' en la Biblia
Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os hubiere metido en la tierra de Israel, en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os detestaréis a vosotros mismos por todos vuestros pecados que cometisteis.
Y sabréis que yo soy Jehová cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros malos caminos, ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.
Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por cuanto habéis hecho venir en memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis venido en memoria, seréis apresados por su mano.
Y sobre vosotras pondrán vuestra depravación, y llevaréis el pecado de adorar vuestros ídolos; y sabréis que yo soy Jehová el Señor.
Di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestra fortaleza, el deseo de vuestros ojos, y el deleite de vuestra alma; vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a espada.
Y vuestras mitras estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros.
Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no me complazco en la muerte del impío, sino en que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?
Por tanto, diles: Así dice Jehová el Señor: ¿Coméis con sangre, y a vuestros ídolos alzáis vuestros ojos, y sangre derramáis, y poseeréis vosotros la tierra?
¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que después de beber las aguas profundas, enturbiáis además con vuestros pies las que quedan?
Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.
por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las esparcisteis lejos.
Y multiplicaré sobre vosotros hombres y bestias, y serán multiplicados y crecerán; y os haré morar como solíais antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros principios; y sabréis que yo soy Jehová.
Y rociaré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.
Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades, y por vuestras abominaciones.
No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien. Avergonzaos y confundíos de vuestros caminos, casa de Israel.
Y las naciones que queden en vuestros alrededores, sabrán que yo Jehová reedifiqué lo que estaba derribado, y planté lo que estaba asolado. Yo Jehová he hablado, y lo haré.
Por tanto, profetiza, y diles: Así dice Jehová el Señor: He aquí, yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.
Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abriere vuestros sepulcros, y os sacare de vuestras sepulturas, pueblo mío.
Y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres, en ella habitarán ellos, y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David les será príncipe para siempre.
Y acabados estos días, del octavo día en adelante, los sacerdotes sacrificarán sobre el altar vuestros holocaustos y vuestras ofrendas de paz; y me seréis aceptos, dice Jehová el Señor.
Y la heredaréis así los unos como los otros; por ella alcé mi mano jurando que la había de dar a vuestros padres; por tanto, esta tierra os será por heredad.
y dijo el príncipe de los eunucos a Daniel: Tengo temor de mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más demacrados que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza.
Decid a vuestros hermanos, Ammi, y a vuestras hermanas, Ruhama:
Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos entraron a Baal-peor, y se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron.
Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres?
De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación.
Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
Porque habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos;
Y venderé vuestros hijos y vuestras hijas en la mano de los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque Jehová ha hablado.
Haced espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy.
Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice Jehová, hijos de Israel?
Jehová el Señor juró por su santidad: He aquí, vienen días sobre vosotros en que os llevará con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescar.
Id a Betel, y prevaricad; en Gilgal aumentad la rebelión, y traed de mañana vuestros sacrificios, y vuestros diezmos cada tres años.
Yo también os di limpieza de dientes en todas vuestras ciudades, y falta de pan en todos vuestros pueblos; pero no os volvisteis a mí, dice Jehová.
Os herí con viento solano y oruga; vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares comió la langosta; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová.
Envié entre vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos; e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; pero no os volvisteis a mí, dice Jehová.
Porque he sabido vuestras muchas rebeliones, y vuestros grandes pecados: que afligen al justo, y reciben cohecho, y a los pobres en la puerta hacen perder su causa.
Aunque me ofrezcáis holocaustos y vuestros presentes, no los aceptaré; ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados.
Mas llevabais el tabernáculo de vuestro Moloc y Quiún, ídolos vuestros, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis.
Y tornaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en endechas; y pondré cilicio sobre todo lomo, y calvicie sobre toda cabeza; y haré que sea como duelo por hijo único, y su postrimería como día de amargura.
Por tanto, así dice Jehová: He aquí, yo pienso sobre esta familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo.
Mirad en las naciones, y ved, y maravillaos y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.
En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo yo os reuniré; pues os daré por renombre y por alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando haga volver vuestra cautividad delante de vuestros ojos, dice Jehová.
Pues así dice Jehová de los ejércitos: Considerad vuestros caminos.
Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad vuestros caminos.
¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su primera gloria? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?
Jehová está muy enojado contra vuestros padres.
No seáis como vuestros padres, a los cuales hablaron los primeros profetas, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos, y de vuestras malas obras; pero no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová.
Vuestros padres, ¿dónde están? y los profetas ¿han de vivir para siempre?
Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso se volvieron ellos y dijeron: Así como Jehová de los ejércitos pensó hacer con nosotros conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así ha hecho con nosotros.
Porque así dice Jehová de los ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no me arrepentí;
Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido sobre la provincia de Israel.
He aquí, yo os dañaré vuestra sementera, y arrojaré sobre vuestros rostros el estiércol, el estiércol de vuestras fiestas solemnes, y con él seréis removidos.
Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, dice Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué nos hemos de volver?
Y hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo haré esto, dice Jehová de los ejércitos.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los publicanos?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en el cielo dará buenas cosas a los que le pidan?
Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.
Y si yo por Belcebú echo fuera los demonios, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos porque oyen.
¡Vosotros también colmad la medida de vuestros padres!
Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?
Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo de debajo de vuestros pies para testimonio contra ellos. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad.
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos.
Y Jesús, percibiendo los pensamientos de ellos, respondió y les dijo: ¿Qué pensáis en vuestros corazones?
Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando nada a cambio; y vuestro galardón será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es benigno para con los ingratos y malos.
Y si algunos no os recibieren, saliendo de aquella ciudad, aun el polvo sacudid de vuestros pies en testimonio contra ellos.
Dejad que estas palabras penetren en vuestros oídos, porque el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.
Mas no os regocijéis en esto de que los espíritus se os sujetan; antes regocijaos de que vuestros nombres están escritos en el cielo.
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Pues si yo echo fuera los demonios por Belcebú, ¿vuestros hijos por quién los echan fuera? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
¡Ay de vosotros! que edificáis los sepulcros de los profetas, y los mataron vuestros padres.
De cierto dais testimonio que consentís en los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros.
Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;
Y les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen en alta estima, delante de Dios es abominación.
Proponed, pues, en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder;
porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual ninguno de vuestros adversarios podrá resistir ni contradecir.
Y seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros.
Y mirad por vosotros mismos, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
Mas Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
Mas Él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos en vuestros corazones?
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que venga la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
Éste es el pan que descendió del cielo: No como vuestros padres que comieron el maná, y murieron; el que come de este pan vivirá eternamente.
Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
Pues si yo, vuestro Señor y Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
Y será que en los postreros días, dice Dios: Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne; Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Y vuestros jóvenes verán visiones; Y vuestros ancianos soñarán sueños:
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y ahora, hermanos, yo sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros príncipes.
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan tiempos de refrigerio de la presencia del Señor,
Porque Moisés en verdad dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará Profeta de vuestros hermanos, como yo; a Él oiréis en todas las cosas que os hablare.
Éste es aquel Moisés, el cual dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de entre vuestros hermanos, como yo; a Él oiréis.
Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.
¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que antes anunciaron la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores;
Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y pereced: Porque yo hago una obra en vuestros días, obra que no creeréis, aunque alguien os la contare.