'Alma' en la Biblia
Y David respondió a Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón Beerotita, y les dijo: Vive el SEÑOR que ha rescatado mi alma de toda angustia,
Y dijo David aquel día: ¿Quién llegará hasta los canales, y herirá al jebuseo, y a los cojos y ciegos, a los cuales el alma de David aborrece? Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en casa.
Y Urías respondió a David: El arca, e Israel y Judá, están debajo de tiendas; y mi señor Joab, y los siervos de mi señor sobre la faz del campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
Y el rey dijo: ¿No ha sido la mano de Joab contigo en todas estas cosas? Y la mujer respondió y dijo: Por la vida de tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse a derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado; porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras;
Por otra parte, habría yo hecho traición contra mi alma (pues que al rey nada se le esconde), y tú mismo estarías en contra.
Y el rey juró, diciendo: Vive el SEÑOR, que ha rescatado mi alma de toda angustia,
para que confirme el SEÑOR la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren su camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón, y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón del trono de Israel.
y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti hacia su tierra, que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste y la Casa que yo he edificado a tu nombre;
Yo pues te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás rey sobre Israel.
Y cuando él vino al reino, hirió toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerlo, conforme a la palabra del SEÑOR que él habló por su siervo Ahías, el silonita;
Y se midió sobre el niño tres veces, y clamó al SEÑOR, y dijo: SEÑOR Dios mío, te ruego que vuelva el alma de este niño a sus entrañas.
Y el SEÑOR oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a sus entrañas, y revivió.
Ciñieron pues sus lomos de cilicio, y sogas en sus cabezas, y vinieron al rey de Israel, y le dijeron: Tu siervo Ben-adad dice: Te ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.
He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido los dos primeros capitanes de cincuenta, con sus cincuenta; sea ahora mi alma de valor delante de tus ojos.
Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque el SEÑOR me ha enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el.
Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque el SEÑOR me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó.
Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque el SEÑOR me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré. Y así fueron los dos.
Y luego que llegó al varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y el SEÑOR me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.
Entonces dijo la madre del niño: Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré.
Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante del SEÑOR, de que irían en pos del SEÑOR, y guardarían sus mandamientos, y sus testimonios, y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras de la alianza que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.
No hubo tal rey antes de él que así se convirtiera al SEÑOR con todo su corazón, y con toda su alma, y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro tal.
si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la Casa que he edificado a tu Nombre;
Y entraron en pacto de que buscarían al SEÑOR el Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma;
Y estando el rey en pie en su sitio, hizo pacto delante del SEÑOR, que andaría en pos del SEÑOR, y que guardarían sus mandamientos, sus testimonios, y sus estatutos, de todo su corazón y de toda su alma, cumpliendo las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro.
Entonces dijo Mardoqueo que respondieran a Ester: No pienses en tu alma, que escaparás en la casa del rey más que todos los judíos.
Y respondiendo Satanás dijo al SEÑOR: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su alma.
Las cosas que mi alma no quería tocar antes, ahora por los dolores son mi comida.
Por tanto yo no reprimiré mi boca; hablaré con la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma.
Y mi alma tuvo por mejor el ahogamiento, y quiso la muerte más que a mis huesos.
Si yo me predicare imperfecto, no conozco mi alma; condenaré mi vida.
Mi alma es cortada en mi vida; por tanto soltaré mi queja sobre mí, y hablaré con amargura de mi alma.
Mas los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será agonía del alma.
En su mano está el alma de todo viviente, y el espíritu de toda carne humana.
¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y pondré mi alma en mi palma?
Mas mientras su carne estuviere sobre él se dolerá, y su alma se entristecerá en él.
También yo hablaría como vosotros. Deseo que vuestra alma estuviera en lugar de la mía, que yo os tendría compañía en las palabras, y sobre vosotros movería mi cabeza.
Oh tú, que despedazas tu alma con tu furor, ¿será dejada la tierra por tu causa, y serán traspasadas de su lugar las peñas?
¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, y me moleréis con palabras?
Pero si él se determina en una cosa, ¿quién lo apartará? Su alma deseó, e hizo.
Vive el Dios que me quitó mi derecho, y el Omnipotente, que amargó mi alma,
que todo el tiempo que mi alma estuviere en mí, y hubiere hálito de Dios en mis narices,
Porque ¿cuál es la esperanza del hipócrita, por mucho que hubiere robado, cuando Dios arrebatare su alma?
Y ahora mi alma está derramada en mí; días de aflicción se apoderan de mí.
¿Por ventura no lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso?
que ni aun entregué al pecado mi paladar, pidiendo maldición para su alma;
si comí su sustancia sin dinero, o afligí el alma de sus dueños;
Así detendrá su alma de corrupción, y su vida de ser pasado a espada.
que le hace que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave.
Su alma se acercará al sepulcro, y su vida a los enterradores.
Dios rescatará su alma, que no pase a la huesa, y su vida se verá en luz.
para apartar su alma de la huesa, e iluminarlo con la luz de los vivientes.
Fallecerá el alma de ellos en su juventud, y su vida entre los prostitutos del culto pagano.
Muchos dicen de mi alma: No hay para él salud en Dios. (Selah.)
Mi alma asimismo está muy conturbada; y tú, SEÑOR, ¿hasta cuándo?
Vuelve, oh SEÑOR, libra mi alma; sálvame por tu misericordia.
no sea que arrebaten mi alma, como león que despedaza, sin que haya quien libre.
Persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; y pise en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo. (Selah.)
Por cuanto se alabó el malo del deseo de su alma, y diciendo bien al robador, blasfema del SEÑOR.
En el SEÑOR he confiado. ¿Cómo decís a mi alma: Escapa al monte cual ave?
El SEÑOR prueba al justo; pero al malo y al que ama la rapiña, su alma aborrece.
¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
Porque no dejarás mi alma en el Seol; ni darás tu Misericordioso para que vea corrupción.
Levántate, oh SEÑOR; prevén su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada;
La ley del SEÑOR es perfecta, que convierte el alma; el testimonio del SEÑOR es fiel, que hace sabio al pequeño.
Libra de la espada mi alma; del poder del perro mi vida.
Comerán y adorarán todos los gruesos de la tierra; delante de él se arrodillarán todos los que descienden al polvo, y ninguno puede vivificar su propia alma.
Convertirá mi alma; me guiará por sendas de justicia por su nombre.
Alef A ti, oh SEÑOR, levantaré mi alma.
Mem Su alma reposará en el bien, y su simiente heredará la tierra.
Sin Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié.
No juntes con los pecadores mi alma, ni con los varones de sangre mi vida,
Oh SEÑOR, hiciste subir mi alma del Seol; me diste vida de mi descendimiento a la sepultura.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias;
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, que estoy en angustia; se han carcomido de pesar mis ojos, mi alma, y mis entrañas.
Porque he oído afrenta de muchos, cerrado de temores; cuando consultaban juntos contra mí, e ideaban para prenderme el alma.
Nuestra alma esperó al SEÑOR; nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
Bet En el SEÑOR se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
Tau El SEÑOR rescate el alma de sus siervos; y no serán declarados culpables cuantos en él confían.
Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salud.
Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal piensan.
Porque sin causa escondieron para mí el hoyo de su red; sin causa hicieron hoyo para mi alma.
Y gócese mi alma en el SEÑOR; y alégrese en su salud.
me devolvieron mal por bien, hasta volver solo a mi alma.
Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se revolvía en mi seno.
Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Restaura mi alma de sus quebranta-mientos, mi vida de los leones.
Y los que buscaban mi alma armaron lazos; y los que procuraban mi mal hablaban calamidades, y todo el día meditaban fraudes.
Yo dije: SEÑOR, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tuvo sed de Dios, del Dios vivo. ¡Cuándo vendré, y compareceré delante de Dios!
De estas cosas me acordaré, y derramaré mi alma sobre mí. Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la Casa de Dios, con voz de alegría y de alabanza, bailando la multitud.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún le tengo de alabar por el bienestar de su presencia.
Dios mío, mi alma está en mí abatida; por tanto me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún tengo de alabar a quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
Porque nuestra alma se ha agobiado hasta el polvo; nuestro vientre está pegado con la tierra.
Porque extraños se han levantado contra mí, y fuertes buscan mi alma; no han puesto a Dios delante de sí. (Selah.)
He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es con los que sustentan mi alma.
El ha rescatado en paz mi alma de la guerra contra mí; porque muchos fueron contra mí.
Se reúnen, se esconden, miran ellos atentamente mis pisadas, esperando mi alma.
Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen los quebrantos.