'Está' en la Biblia

Y dijo Jehová á Satán: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano: solamente no pongas tu mano sobre él. Y salióse Satán de delante de Jehová.

Y Jehová dijo á Satán: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.

Cuánto más en los que habitan en casas de lodo, Cuyo fundamento está en el polvo, Y que serán quebrantados de la polilla!

Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; Mi piel hendida y abominable.

A manera de un árbol, está verde delante del sol, Y sus renuevos salen sobre su huerto;

La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?

ESTA mi alma aburrida de mi vida: Daré yo suelta á mi queja sobre mí, Hablaré con amargura de mi alma.

Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que esto está cerca de ti.

Aquel cuyos pies van á resbalar, Es como una lámpara despreciada de aquel que está á sus anchuras.

En su mano está el alma de todo viviente, Y el espíritu de toda carne humana.

En los viejos está la ciencia, Y en la larga edad la inteligencia.

Con Dios está la sabiduría y la fortaleza; Suyo es el consejo y la inteligencia.

Con él está la fortaleza y la existencia; Suyo es el que yerra, y el que hace errar.

Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.

El no creerá que ha de volver de las tinieblas, Y está mirando al cuchillo.

Desasosegado á comer siempre, Sabe que le está aparejado día de tinieblas.

Mi rostro está enlodado con lloro, Y mis párpados entenebrecidos:

Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.

MI ALIENTO está corrompido, acórtanse mis días, Y me está aparejado el sepulcro.

Su cuerda está escondida en la tierra, Y su torzuelo sobre la senda.

Y después de deshecha esta mi piel, Aun he de ver en mi carne á Dios;

Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, Y la heredad que Dios le señala por su palabra.

He aquí que su bien no está en manos de ellos: El consejo de los impíos lejos esté de mí.

¿No está Dios en la altura de los cielos? Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.

El ojo del adúltero está aguardando la noche, Diciendo: No me verá nadie: Y esconde su rostro.

¿Tienen sus ejércitos número? ¿Y sobre quién no está su luz?

Esta es para con Dios la suerte del hombre impío, Y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente.

Empero ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la prudencia?

El abismo dice: No está en mí: Y la mar dijo: Ni conmigo.

¿De dónde pues vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?

Porque encubierta está á los ojos de todo viviente, y á toda ave del cielo es oculta.

Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción me han aprehendido.

Con la grande copia de materia mi vestidura está demudada; Cíñeme como el cuello de mi túnica.

Mi piel está denegrida sobre mí, Y mis huesos se secaron con ardentía.

De cierto mi vientre está como el vino que no tiene respiradero, Y se rompe como odres nuevos.

Si pudieres, respóndeme: Dispón tus palabras, está delante de mí.

Y ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor, Que da canciones en la noche,

Porque de cierto no son mentira mis palabras; Contigo está el que es íntegro en sus conceptos.

Guárdate, no tornes á la iniquidad; Pues ésta escogiste más bien que la aflicción.

¿Por dónde va el camino á la habitación de la luz, Y dónde está el lugar de las tinieblas?

Lo oculto de los montes es su pasto, Y anda buscando todo lo que está verde.

Ella habita y está en la piedra, En la cumbre del peñasco y de la roca.

Sus pollos chupan la sangre: Y donde hubiere cadáveres, allí está.

He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, Y su fortaleza en el ombligo de su vientre.

Pegado está el uno con el otro, Están trabados entre sí, que no se pueden apartar.