'Muerte' en la Biblia
Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, y nos cubriste con sombra de muerte,
Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre; El nos capitaneará hasta la muerte.
Como ovejas son puestos en la sepultura; la muerte los pastorea; y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; y se consumirá su bien parecer en la sepultura de su morada.
porque en su muerte no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria.
Mi corazón está doloroso dentro de mí, y terrores de muerte han caído sobre mí.
Condenados sean a muerte, desciendan vivos al infierno, porque hay maldades en su compañía, entre ellos.
Porque has librado mi vida de la muerte, ciertamente mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.
Dios, nuestro Dios ha de salvarnos; y el Señor DIOS tiene salidas para la muerte.
Porque no hay ataduras para su muerte; antes su fortaleza está entera.
Dispuso el camino a su furor; no eximió el alma de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad.
Entre delante de ti el gemido de los presos; conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte.
¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librarás su alma del poder del sepulcro? (Selah.)
para oír el gemido de los presos, para soltar a los hijos de muerte;
Los que moraban en tinieblas y sombra de muerte aprisionados, en aflicción y en hierros,
Los sacó de las tinieblas, y de la sombra de muerte; y rompió sus prisiones.
su alma abominó toda vianda; y llegaron hasta las puertas de la muerte.
Me rodearon los dolores de la muerte, me encontraron las angustias del sepulcro; angustia y dolor había yo hallado.
Porque has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar.
Estimada es en los ojos del SEÑOR la muerte de sus misericordiosos.
Me castigó gravemente JAH, mas no me entregó a la muerte.
Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, y sus veredas van hacia los muertos.
Sus pies descienden a la muerte; sus pasos sustentan el sepulcro;
Caminos del sepulcro son su casa, que descienden a las cámaras de la muerte.
Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; todos los que me aborrecen, aman la muerte.
Los tesoros de maldad no serán de provecho; mas la justicia libra de la muerte.
No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de la muerte.
Como la justicia es para vida, así el que sigue el mal es para su muerte.
Por más pactos que tenga hechos con la muerte, el malo no será absuelto; mas la simiente de los justos escapará.
En la vereda de la justicia está la vida; y el camino de su vereda no es muerte.
La ley al sabio es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte.
Hay camino que al hombre parece derecho; pero su fin son caminos de muerte.
El temor del SEÑOR es manantial de vida, para ser apartado de los lazos de la muerte.
Por su maldad será lanzado el impío; mas el justo en su muerte tiene esperanza.
La ira del rey es mensajero de muerte; mas el hombre sabio la evitará.
Hay camino que es derecho al parecer del hombre, mas su salida son caminos de muerte.
La muerte y la vida están en poder de la lengua; y el que la ama comerá de sus frutos.
Allegar tesoros con lengua de mentira, es vanidad desatentada de aquellos que buscan la muerte.
Si dejares de librar los que son tomados para la muerte, y los que son llevados al degolladero;
Como el que enloquece, y echa llamas, y saetas, y muerte,
Abre tu boca por el mudo, en el juicio de todos los hijos de muerte.
Mejor es el buen nombre que el buen ungüento; y el día de la muerte que el día del nacimiento.
y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es redes y lazos; y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará preso en ella.
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra; ni la impiedad librará al que la posee.
Ponme como un sello sobre tu corazón, como un signo sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duro como el sepulcro el celo; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
Destruirá a la muerte para siempre; y limpiará el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque el SEÑOR lo ha determinado.
Porque habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, y con la sepultura; hicimos acuerdo que cuando pasare el turbión del azote, no llegará a nosotros; porque pusimos nuestra acogida en mentira, y en la falsedad nos esconderemos;
Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro acuerdo con el sepulcro no será firme; cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados.
Porque el sepulcro no te confesará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden en el hoyo esperarán tu verdad.
Y puso con los impíos su sepultura, y su muerte con los ricos; aunque nunca hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca.
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y a los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su alma hasta la muerte, y fue contado con los rebeldes, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
Y no dijeron: ¿Dónde está el SEÑOR, el que nos hizo subir de tierra de Egipto, el que nos hizo andar por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por una tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?
Y se escogerá la muerte antes que la vida todo el resto que quedare de esta mala generación, en todos los lugares a donde arrojaré yo a los que quedaren, dijo el SEÑOR de los ejércitos.
Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios; para talar los niños de las calles, los jóvenes de las plazas.
Dad gloria al SEÑOR Dios vuestro, antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la torne en sombra de muerte y tinieblas.
Y será que si te preguntaren: ¿A dónde saldremos? Les dirás: Así dijo el SEÑOR: El que a muerte, a muerte; y el que a cuchillo, a cuchillo; y el que a hambre, a hambre; y el que a cautividad, a cautividad.
ni por ellos partirán pan por luto, para consolarlos de su muerte; ni les darán a beber vaso de consolaciones por su padre o por su madre.
Por tanto, entrega sus hijos a hambre, y hazlos escurrir por manos de cuchillo; y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a cuchillo en la guerra.
Mas tú, oh SEÑOR, conoces todo su consejo contra mí que es para muerte; no perdones su maldad, ni borres su pecado de delante de tu rostro, y tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu furor.
Y a este pueblo dirás: Así dijo el SEÑOR: He aquí que yo pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.
Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.
Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre del SEÑOR nuestro Dios nos ha hablado.
Y vendrá, y herirá la tierra de Egipto; los que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y los que a cuchillo, a cuchillo.
Por tanto, he aquí vienen días, dijo el SEÑOR, que yo visitaré sus esculturas, y en toda su tierra gemirán los heridos de muerte.
Resh : Mira, oh SEÑOR, que estoy atribulada; mis entrañas rugen, mi corazón está trastornado en medio de mí; porque me rebelé desaforadamente; de fuera me desahijó el cuchillo, de dentro aparece la muerte.
¿Quiero yo por ventura la muerte del impío? Dijo el Señor DIOS. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?
Que no quiero la muerte del que muere, dijo el Señor DIOS, convertíos pues, y viviréis.
Te profetizan vanidad, te adivinan mentira, para entregarte con los cuellos de los malos sentenciados a muerte, cuyo día es venido en el tiempo de la consumación de la maldad.
Hijo de hombre, he aquí que yo te quito por muerte el deseo de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas.
A la huesa te harán descender, y morirás de la muerte de los que mueren en medio de los mares.
De muerte de incircuncisos morirás por mano de extraños; porque yo he hablado, dijo el Señor DIOS.
Y fortificaré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; mas quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte.
para que no se eleven en su altura todos los árboles de las aguas, ni levanten su cumbre entre las espesuras, ni en sus ramas se paren en su altura todos los que beben aguas; porque todos serán entregados a muerte, a la tierra baja, en medio de los hijos de los hombres, con los que descienden a la sepultura.
Diles: Vivo yo, dijo el Señor DIOS, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos, ¿y por qué moriréis, oh Casa de Israel?
Y se publicó el mandamiento y los sabios eran llevados a la muerte y buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos.
De la mano del sepulcro los redimiré, de la muerte los libraré. Oh muerte, yo seré tu mortandad; y seré tu destrucción, oh sepulcro; arrepentimiento será escondido de mis ojos.
Ahora pues, SEÑOR, te ruego que me mates; porque mejor me es la muerte que la vida.
Y acaeció que saliendo el sol, preparó Dios un recio viento solano; y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y pedía su alma la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que mi vida.
Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Hago bien en enojarme, hasta desear la muerte.
Cuanto más que el dado al vino, transpasador, hombre soberbio no permanecerá. Que ensanchó como un osario su alma, y es como la muerte, que no se llenará; antes reunió a sí todos los gentiles, y amontonó a sí todos los pueblos.
y estuvo allá hasta la muerte de Herodes: para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor, por el profeta que dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
diciendo: Levántate, y toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel; que muertos están los que procuraban la muerte del niño.
el pueblo asentado en tinieblas, vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les esclareció.
Y hermano entregará a hermano a la muerte, y padre a hijo; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los harán morir.
De cierto os digo: hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino.
He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;
Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
Y los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el consejo, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarlo a la muerte;
¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.
Y venida la mañana, entraron en consejo todos los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos del pueblo, contra Jesús, para entregarle a muerte.
y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está a la muerte; ven y pondrás las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.
También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el Reino de Dios que viene con potencia.
He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes, y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles;
Y entregará a la muerte el hermano al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.
Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte; esperad aquí y velad.
Y los príncipes de los sacerdotes y todo el concilio buscaban algún testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban.
Habéis oído la blasfemia: ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron ser culpado de muerte.
Y había uno, que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían hecho muerte en una revuelta.
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.
Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor.
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