'Te' en la Biblia
Yo recitaré el decreto. El SEÑOR me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.
Pídeme, y te daré por heredad los gentiles, y por posesión tuya los términos de la tierra.
Porque en la muerte no hay memoria de ti, ¿quién te loará en el Seol?
Y te rodeará ayuntamiento de pueblos; por causa pues de él vuélvete en alto.
Te alabaré, oh SEÑOR, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.
Porque has hecho mi juicio y mi causa; te has sentado en silla juzgando justicia.
Y en ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú, oh SEÑOR, no desamparaste a los que te buscaron.
¿Por qué estás lejos, oh SEÑOR, y te escondes en los tiempos de la angustia?
Levántate, oh SEÑOR Dios, alza tu mano, no te olvides de los humildes.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Por tanto yo te confesaré entre los gentiles, oh SEÑOR, y cantaré a tu nombre.
El SEÑOR te oiga en el día de la angustia; te ensalce el nombre del Dios de Jacob.
Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sion te sustente.
Te dé conforme a tu corazón, y cumpla todo tu consejo.
Vida te demandó, y le diste largura de días por siglos y siglos.
Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.
Mas tú, SEÑOR, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate para mi ayuda.
Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
Zain De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh SEÑOR.
A ti llamaré, oh SEÑOR, fuerza mía; no te desentiendas de mí; para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro.
Te ensalzaré, oh SEÑOR; porque me has ensalzado; y no hiciste alegrar mis enemigos de mí.
¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descendiere al hoyo? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
Por tanto a ti canté gloria, y no callé; SEÑOR Dios mío, te alabaré para siempre.
SEÑOR, no sea yo confundido, porque te he invocado; sean confusos los impíos, sean cortados para el Seol.
¡Cuán grande es tu bien, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones al SEÑOR; y tú perdonarás la maldad de mi pecado. (Selah.)
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que andarás; sobre ti fijaré mis ojos.
Sea tu misericordia, oh SEÑOR, sobre nosotros, como te hemos esperado.
Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo.
Tú lo has visto, oh SEÑOR; no calles: Señor, de mí no te alejes.
Extiende tu misericordia a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.
Alef No te enojes con los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
Pon asimismo tu delicia en el SEÑOR, y él te dará las peticiones de tu corazón.
Dálet Calla ante el SEÑOR, y espera en él; no te enojes con el que prospera en su camino, con el hombre que hace maldades.
He Déjate de la ira, y depón el enojo; no te enojes en manera alguna para hacerte malo.
Cof Espera al SEÑOR, y guarda su camino, y él te ensalzará para heredar la tierra; cuando los pecadores sean talados, lo verás.
Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto.
No me desampares, oh SEÑOR; Dios mío, no te alejes de mí.
Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados.
Sacrificio y presente no te agrada; me has labrado oídos; holocausto y expiación no has demandado.
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salvación: el SEÑOR sea ensalzado.
Cuando yo estoy pobre y menesteroso, el SEÑOR pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
En esto habré conocido que te he agradado, que mi enemigo no se holgará de mí.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún le tengo de alabar por el bienestar de su presencia.
Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
Y entraré al altar de Dios, al Dios de mi alegría de mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún tengo de alabar a quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
Porque no heredaron la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.
Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
Y con tu hermosura sé prosperado; cabalga sobre palabra de verdad, y de humildad, y de justicia; y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Amaste la justicia y aborreciste la maldad; por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de gozo más que a tus compañeros.
Mirra, áloe, y casia exhalan todos tus vestidos; desde palacios de marfil te alegraron.
Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones; por lo cual pueblos te alabarán eternamente y para siempre.
No te reprenderé sobre tus sacrificios, que tus holocaustos delante de mí están siempre.
Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud.
Y llámame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.
Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas por eso que de cierto sería yo como tú; yo te argüiré, y las pondré delante de tus ojos.
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; entonces ofrecerán sobre tu altar becerros.
¿Por qué te glorías de maldad, oh hombre fuerte? La misericordia de Dios es cada día.
Por tanto Dios te derribará para siempre; te cortará y te arrancará de tu morada, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Selah.)
Te alabaré para siempre porque obraste; y esperaré a tu Nombre, porque es bueno, delante de tus misericordiosos.
Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica.
Echa sobre el SEÑOR tu carga, y él te sustentará; nunca permitará que resbale el justo.
Sobre mí, oh Dios, están tus promesas; te tributaré alabanzas.
Te alabaré en los pueblos, oh Señor; cantaré de ti en las naciones.
Mas tú, SEÑOR, te reirás de ellos, te burlarás de todos los gentiles.
Oh Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; te has airado: vuélvete a nosotros.
Has dado a los que te temen bandera que alcen por la verdad. (Selah.)
Dios, Dios mío eres tú; a ti madrugaré; mi alma tuvo sed de ti, mi carne te desea en tierra de sequedad y transida sin aguas.
Así te miré en santidad, cuando vi tu fortaleza y tu gloria.
Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida; en tu Nombre alzaré mis manos.
Como de sebo y de grosura será saciada mi alma; y con labios de alegría te alabará mi boca,
Toda la tierra te adorará, y cantará a ti; cantarán a tu Nombre. (Selah.)
Entraré en tu Casa con holo-caustos; te pagaré mis votos,
Holocaustos de cebados te ofreceré, con perfume de carneros; sacrificaré bueyes y machos cabríos. (Selah.)
El Señor dijo: De Basán haré volver, te haré volver de lo profundo del mar:
Dios, tú sabes mi locura; y mis delitos no te son ocultos.
No sean avergonzados por mi causa los que te esperan, oh Señor DIOS de los ejércitos; no sean confusos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
Porque me consumió el celo de tu Casa; y los denuestos de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salud: Engrandecido sea Dios.
Yo soy pobre y menesteroso; apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; oh SEÑOR, no te detengas.
Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto a mi socorro.
Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, oh Dios mío; tu verdad cantaré yo a ti en el arpa, oh Santo de Israel.
Te temerán con el sol y antes de la luna, por generación de generaciones.
Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de cómo el loco te injuria cada día.
Te alabaremos, oh Dios, alabaremos; que cercano está tu Nombre; cuenten tus maravillas.
Cuando te levantaste, oh Dios, al juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra. (Selah.)
Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza; tú reprimirás el resto de las iras.
Te vieron las aguas, oh Dios; te vieron las aguas, temieron; y temblaron los abismos.
Derrama tu ira sobre los gentiles que no te conocen, y sobre los reinos que no invocan tu Nombre.
Y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos de su deshonra, con que te han deshonrado, oh SEÑOR.
Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre; por generación y generación cantaremos tus alabanzas.
En la calamidad clamaste, y yo te libré; te respondí en el secreto del trueno; te probé sobre las aguas de Meriba. (Selah.)
Oye, pueblo mío y te protestaré. Israel, si me oyeres,
no habrá en ti dios ajeno, ni te encorvarás a dios extraño.
Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré.