'Te' en la Biblia
- 1.Gé 3:11-Gé 41:39
- 2.Gé 41:41-Éx 33:22
- 3.Éx 34:11-Deuteronomio 7:24
- 4.Deuteronomio 8:2-Deuteronomio 20:17
- 5.Deuteronomio 21:1-Jueces 5:31
- 6.Jueces 6:14-1 Samuel 20:22
- 7.1 Samuel 20:29-1 Reyes 3:12
- 8.1 Reyes 3:13-2 Reyes 20:6
- 9.2 Reyes 22:19-Job 22:26
- 10.Job 22:27-Salmos 66:4
- 11.Salmos 66:13-Proverbios 6:25
- 12.Proverbios 7:5-Isaías 42:6
- 13.Isaías 43:1-Jeremías 12:5
- 14.Jeremías 12:6-Ezequiel 3:25
- 15.Ezequiel 3:27-Ezequiel 35:11
- 16.Ezequiel 35:14-Mateo 5:29
- 17.Mateo 5:30-Lucas 11:27
- 18.Lucas 11:36-Hechos 22:21
- 19.Hechos 23:3-Apocalipsis 21:9
para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
por tanto he salido a encontrarte, buscando tu rostro, y te he hallado.
No castigues al burlador, para que no te aborrezca; castiga al sabio, y te amará.
Porque por mí se aumentarán tus días, y años de vida se te añadirán.
No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan.
El que descubre el secreto, en chismes anda; no te entremetas, pues, con el que lisonjea con sus labios.
No digas, yo me vengaré; espera al SEÑOR, y él te salvará.
Para que tu confianza sea en el SEÑOR, te las he hecho saber hoy a ti también.
¿No te he escrito tres veces en consejos y ciencia,
No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos;
Cuando te sentares a comer con algún señor, considera bien lo que estuviere delante de ti;
porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él. Come y bebe, te dirá; mas su corazón no está contigo.
Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
Alégrense tu padre y tu madre, y gócese la que te dio a luz.
Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes; y cuando tropezare, no se alegre tu corazón;
No te entremetas con los malignos, ni tengas envidia de los impíos;
Teme al SEÑOR, hijo mío, y al rey; no te entremetas con los veleidosos;
No te alabes delante del rey, ni estés en el lugar de los grandes;
porque mejor es que se te diga: Sube acá, que no que seas abajado delante del príncipe a quien han mirado tus ojos.
No salgas a pleito presto, no sea que no sepas qué hacer al fin, después que tu prójimo te haya avergonzado.
para que no te deshonre el que lo oyere, y tu infamia no pueda repararse.
¿Hallaste la miel? Come lo que te basta; no sea que hastiado de ella, la vomites.
Detén tu pie de la casa de tu prójimo, no sea que hastiado de ti te aborrezca.
Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan; y si tuviere sed, dale de beber agua;
porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y el SEÑOR te lo pagará.
No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.
Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará deleite a tu alma.
No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.
Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera:
para que no me sacie, y te niegue, y diga, ¿Quién es el SEÑOR? O no sea que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
No acuses al siervo ante su señor, para que no te maldiga, y peques.
Si caíste, fue porque te enalteciste; y si mal pensaste, pon el dedo sobre la boca.
Dije yo también en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.
No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
Si violencias de pobres, y extorsión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de esta licencia; porque alto está mirando sobre alto, y uno más alto está sobre ellos.
No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque la ira reposa en el seno de los locos.
No seas demasiado legalista ni muy sabio en tus propios ojos, ¿por qué te destruirás?
Yo te aviso que guardes el mandamiento del rey y la palabra del pacto que hiciste con Dios.
Goza de la vida con la esposa que amas, todos los días que has de vivir en este lago de vanidad, que te son dados; todos los días de tu vanidad debajo del sol; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo en que trabajas debajo del sol.
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo con todas tus fuerzas; porque en el Seol, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud; y anda en los caminos de tu corazón, y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te traerá Dios a juicio.
Por el olor de tus suaves ungüentos (Ungüento derramado es tu nombre), por eso las doncellas te amaron.
Atráeme en pos de ti, correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; acordarémonos de tus amores más que del vino. Los rectos te aman.
A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía.
Zarcillos de oro te haremos, con clavos de plata.
Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; vuélvete, vuélvete, y te miraremos. ¿Qué veréis en la sulamita? Ella será como una multitud de tabernáculos.
Levantémonos de mañana a las viñas; veamos si florecen las vides, si se abre el cierne, si han florecido los granados; allí te daré mis amores.
¡Oh quién te me diera como hermano que mamó los pechos de mi madre; de modo que te halle yo fuera, y te bese, y no me menosprecien!
¡Que yo te llevara, que yo te metiera en casa de mi madre; que me enseñaras, que te hiciera beber vino adobado del mosto de mis granadas!
¿Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tuvo dolores la que te dio a luz.
¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó la equidad; mas ahora, los homicidas.
y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.
Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen la carrera de tus caminos.
Por tanto, el Señor DIOS de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Assur. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, por la vía de Egipto;
Grita en alta voz, hija de Galim; Lais haz que te oiga la pobre Anatot.
Y dirás en aquel día: Cantaré a ti, oh SEÑOR; pues aunque te enojaste contra mí, tu furor se apartó, y me has consolado.
Y será que en el día que el SEÑOR te diera reposo de tu trabajo, y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir,
El Seol abajo se espantó de ti; te despertó muertos que en tu venida salieran a recibirte, hizo levantar de sus tronos a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de los gentiles.
Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también enfermaste como nosotros, y como nosotros fuiste?
Tu soberbia descendió al Seol, y el sonido de tus vihuelas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.
Se han de inclinar hacia ti los que te vieren y te considerarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos.
no te alegres tú, toda Filistea, por haberse quebrado la vara del que te hería. Porque de la raíz de la culebra saldrá basilisco, y su fruto, serpiente voladora.
Porque te olvidaste del Dios de tu salud; y no te acordaste de la Roca de tu fortaleza. Por tanto plantarás plantas hermosas, y sembrarás sarmiento extraño.
¿Dónde están ahora aquellos tus prudentes? Que te digan ahora, o te hagan saber qué es lo que el SEÑOR de los ejércitos ha determinado sobre Egipto.
Carga del valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que con todos los tuyos te has subido sobre los tejados?
He aquí que el SEÑOR te transportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro.
Te echará a rodar con ímpetu, como a bola por tierra larga de términos; allá morirás, y allá fenecerán los carros de tu gloria, vergüenza de la casa de tu Señor.
Y te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te empujaré.
Callad, moradores de la isla, mercader de Sidón, que pasando el mar te abastecían.
Y dijo: No te alegrarás más, oh tú, oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim y aun allí no tendrás reposo.
El SEÑOR, tú eres mi Dios; te alabaré, y ensalzaré tu nombre, porque has hecho maravillas, los consejos antiguos, la verdad firme.
Por esto te dará gloria el pueblo fuerte; te temerá la ciudad de gentiles robustos.
Aun en el camino de tus juicios, oh SEÑOR, te esperamos, a tu nombre y a tu memoria es el deseo del alma.
Con mi alma te deseo en la noche, y entre tanto que me dure el espíritu en medio de mí, madrugaré a buscarte; porque desde que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
Añadiste a los gentiles, oh SEÑOR, añadiste a los gentiles; te hiciste glorioso; te extendiste hasta todos los términos de la tierra.
SEÑOR, en la tribulación te buscaron, derramaron oración cuando los castigaste.
Porque asentaré campo contra ti en derredor, y te combatiré con ingenios; y levantaré contra ti baluartes.
Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia tendrá misericordia de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.
Mas el Señor os dará pan de congoja y agua de angustia; tu lluvia nunca más te será quitada, mas tus ojos verán tu lluvia.
Los pueblos huyeron de la voz del estruendo; los gentiles fueron esparcidos, cuando tú te levantas contra ellos.
Digo, alegas tú, (empero palabras vanas) que tengo consejo y fortaleza para la guerra. Ahora bien, ¿en quién confías que te rebelas contra mí?
Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor; y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar caballeros que cabalguen sobre ellos.
Entonces dijeron Eliacim, Sebna y Joa a Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en lengua de Asiria, porque nosotros la entendemos; y no hables con nosotros en lengua judaica, oyéndolo el pueblo que está sobre el muro.
Diréis así a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios, en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
esto es lo que el SEÑOR habló de él: ¿Te ha menospreciado? Ha hecho escarnio de ti oh virgen hija de Sion? ¿Meneó su cabeza a tus espaldas oh hija de Jerusalén?
Porque contra mí te airaste, y tu estruendo ha subido a mis oídos. Pondré, pues, mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré tornar por el camino por donde viniste.
Y esto te será por señal: Comerás este año lo que nace de suyo, y el año segundo también lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.
Y dijo: Oh SEÑOR, te ruego te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón; y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.
Y te libraré, y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
Y esto te será señal de parte del SEÑOR, que el SEÑOR hará esto, que ha dicho:
He aquí, amargura amarga para mí en la paz; mas a ti te alegró librar mi vida del hoyo de corrupción, porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
Porque el Seol no te confesará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden en el hoyo esperarán tu verdad.
El que vive, el que vive, éste te confesará, como yo hoy. El padre hará a los hijos notoria tu verdad.
Porque te eché mano de los extremos de la tierra, y de sus mojones te llamé, y te dije: Mi siervo serás tú, te escogí, y no te deseché.
No temas, que yo estoy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios, que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Porque yo, el SEÑOR, soy tu Dios, que te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudaré.
No temas, gusano de Jacob, muertos de Israel; yo te socorreré, dice el SEÑOR, y tu Redentor el Santo de Israel.
He aquí, que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y los molerás: y collados tornarás en tamo.
Los aventarás, y los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino. Pero tú te regocijarás en el SEÑOR, te gloriarás en el Santo de Israel.
Yo, el SEÑOR, te llamé en justicia, y por tu mano te tendré; te guardaré y te pondré por alianza del pueblo, por luz de los gentiles;
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- 1.Gé 3:11-Gé 41:39
- 2.Gé 41:41-Éx 33:22
- 3.Éx 34:11-Deuteronomio 7:24
- 4.Deuteronomio 8:2-Deuteronomio 20:17
- 5.Deuteronomio 21:1-Jueces 5:31
- 6.Jueces 6:14-1 Samuel 20:22
- 7.1 Samuel 20:29-1 Reyes 3:12
- 8.1 Reyes 3:13-2 Reyes 20:6
- 9.2 Reyes 22:19-Job 22:26
- 10.Job 22:27-Salmos 66:4
- 11.Salmos 66:13-Proverbios 6:25
- 12.Proverbios 7:5-Isaías 42:6
- 13.Isaías 43:1-Jeremías 12:5
- 14.Jeremías 12:6-Ezequiel 3:25
- 15.Ezequiel 3:27-Ezequiel 35:11
- 16.Ezequiel 35:14-Mateo 5:29
- 17.Mateo 5:30-Lucas 11:27
- 18.Lucas 11:36-Hechos 22:21
- 19.Hechos 23:3-Apocalipsis 21:9